Como muchos de ustedes saben, los últimos años mi trabajo se ha centrado en el maquillaje para medios audiovisuales, películas, cortometrajes y series. Pero gracias a que he tenido mucha suerte, mi vida laboral ha estado compuesta por muchos trabajos en diferentes ramas del maquillaje. Uno de mis primeros trabajos fue haciendo maquillaje para una editorial de moda, he hecho comerciales, tengo mis clientas, he maquillado novias y dictado clase en diferentes universidades. Gracias a esto siempre me preguntan ¿Prefieres hacer moda o cine , dictar clase o estar en un rodaje? Uhh , es la pregunta más difícil de responder ¿por qué tendría que elegir?

Una vez, antes de estudiar maquillaje, cuando fui asistente de dirección le pregunté a un maquillador que en ese momento admiraba mucho, porque él no hacía maquillaje de efectos especiales  y su respuesta fue “yo no hago cosas feas”. La admiración que le tenía se me fue al piso ¡qué respuesta más pretenciosa! pensé, fue una gran desilusión. 

Nunca he creído que los efectos especiales sean hacer cosas feas sino todo lo contrario. Creo que crear monstruos, personajes fantásticos, heridas y hematomas es encontrar la belleza en cosas diferentes.  Hay un libro que me gusta mucho que se llama La Historia de la Fealdad de Umberto Eco y quiero compartirles un fragmento del libro antes de contarles la historia de hoy.

“…Entre demonios, locos, enemigos terribles y presencias perturbadoras, entre abismos repulsivos y deformidades que rozan lo sublime, navegando entre freaks y fantasmas, se descubre una vena iconográfica extraordinariamente amplia y a menudo insospechada. Así que, tras haber contemplado a lo largo de estas páginas la fealdad natural, la fealdad espiritual, la asimetría, la falta de armonía y la deformidad, en un sucederse de lo mezquino, débil, vil, banal, casual, arbitrario, tosco, repugnante, desmañado, horrendo, insulso, vomitivo, criminal, espectral, hechicero, satánico, repelente, asqueroso, desagradable, grotesco, abominable, odioso, indecente, inmundo, sucio, obsceno, espantoso, abyecto, monstruoso, horripilante, vicioso, terrible, terrorífico, tremendo, repelente, repulsivo, desagradable, nauseabundo, fétido, innoble, desgraciado, lamentable e indecente, el primer editor extranjero que vió esta obra exclamó: «¡Qué hermosa es la fealdad!»…”

Bueno después de esta introducción filosófica y aprovechando este mes de Halloween les voy a hablar de un  personaje en particular el creador de muchos de los monstruos que nos acompañan y vuelven a la vida en este mes.

Hoy vamos a hablar de Jack Pierce el pionero creador de monstruos en Hollywood.

Para los que no lo conocen Jack Pierce es considerado el padre de los “universal monsters”, fue el creador de maquillajes tan icónicos como Frankenstein, La novia de Frankenstein, El hombre Lobo y La Momia... entre otros.  Lo más loco de todo es que aunque es uno de los maquilladores más importantes de la historia, para muchos fué un completo desconocido. 

Jack Pierce o Janus Piccoula (su verdadero nombre) fue un emigrante griego que llegó a Estados Unidos en su adolescencia. Una de sus grandes pasiones era jugar béisbol pero no pasó de ser más que un jugador aficionado. Jack Pierce empezó su carrera en el cine como muchos de nosotros haciendo muchos trabajos diferentes, fue asistente de dirección, director, actor … en fin. En los inicios del cine los actores eran quienes hacían sus propios maquillajes y un ejemplo de esto era el actor Lon Chaney, quien creó el icónico personaje del Fantasma de la Ópera y quien se dice fue uno de los que inspiró a Pierce a convertirse en maquillador. 

Uno de los primeros trabajos de Pierce fue en la película Monkey Talk donde convirtió al actor Jacks Lernier en un simio,  recordemos que esto era 1926 y no existían los protésicos como tal. Este hombre era un genio y este maquillaje le dió un trabajo de planta en Universal donde siguió creando personajes maravillosos.

En 1928 Pierce transforma al actor Conrad Veidt en un personaje macabro en la película “The Man Who Laughs”, se dice que este personaje fue la inspiración para El Guasón. Fue así como con estos dos personajes Pierce se convirtió en la cabeza del departamento de maquillaje en Universal Studios, un cargo que antes no existía. Pierce no solo creaba monstruos, era un maquillador integral. La primera película hablada de horror hecha por Universal fue Drácula y aunque Pierce diseño el maquillaje que Drácula debía llevar, Bela Lugosi el actor no dejó que Pierce lo maquillara y el mismo se hizo su maquillaje durante todo el rodaje, aunque Pierce hizo el diseño, este crédito nunca se le reconoció y aunque la película fue un éxito él nunca se sintió orgulloso de ese trabajo.

Pero Pierce tendría su momento de gloria y crearía a uno de los personajes más icónicos en la historia de los monstruos; Frankenstein. Se dice que el temperamento de Pierce no era el mejor ni el más amable, pero para esta película él y Boris Karloff el actor desarrollaron una relación muy estrecha al punto que se reunían hasta la noche haciendo pruebas para crear a Frankenstein. Boris Karloff accedió a quitarse una prótesis dental que utilizaba para darle a su cara una expresión facial mas terrorifica.  Pierce terminó haciendo un diseño que se transformaría en nuestra imagen de Frankenstein. La cabeza cuadrada, su cara huesuda y los electrodos del cuello fueron ideas de Pierce,  nunca se supo cuánto intervino el director de la película y ese tema aún es controversial pero la verdad es que el que realizó el maquillaje fue Pierce y él supo cómo hacerlo usando algodón, collodion y goma y lo recreó una y otra vez por 6 horas durante toooodos los días del rodaje. Me pregunto cómo sería la “chancleteada” (es la presión que se ejerce en un miembro del equipo para que entregue al actor)  del asistente de dirección en esa época jajaja.

Otro de los personajes en los que Karloff y Pierce trabajaron juntos fue La Momia, aunque era un personaje que no aparecía mucho en la película era increíble pensar que este era el mismo actor que hacía de Frankenstein. Pierce no solo le maquilló la cara sino que se encargó de hacer el traje que cubría el cuerpo del actor. Un proceso que duraba 8 horas. Pierce utilizó una técnica para envejecer a Karloff que aún se utiliza, esta técnica es llamada Old Age Stipple y básicamente consiste en aplicar un pegamento especial estirando la piel, al secarse el pegamento y soltar la piel, esta se tensa formando una cantidad de arrugas que antes no existían.

En películas como La Novia de Frankenstein y el Hombre Lobo se ve el talento que tenía Pierce para trabajar con pelo. El peinado de La novia de Frankenstein es de los más icónicos en la historia del cine y ni hablar de la postura pelo a pelo del personaje del Hombre Lobo, en el que utilizaba pelo de Yak, pegante y una rizadora.

Cuando hicieron la transformación del Hombre Lobo, Pierce debía entrar plano por plano agregando pelo y detalles al maquillaje para que al juntar estas imágenes se viera la transformación del actor. ¡Esto debió tardar una eternidad!

Después de años de trabajo y como pasa muchas veces,  llegó una generación más joven que podía hacer todo más rápido y Jack Pierce no se reinventó. Tal vez fue terquedad, no lo sabremos, el caso es que fue despedido de Universal, trabajó en televisión y en películas independientes pero Hollywood lo olvidó. Murió sólo y viejito sin que muchas personas supieran lo que hizo, pero para nosotros los maquilladores que amamos hacer monstruos fué y será siempre uno de los más grandes y una de las mayores inspiraciones. 

Ahora, cada vez  que vean a Frankenstein este halloween se acordarán que el que creó ese icónico personaje fue un inmigrante griego en Estados Unidos llamado Jack Pierce.

 

Fotografía: Revista Make up artist