¿Ataque de pánico o ansiedad? Cómo diferenciarlos y manejar ambos con estrategias efectivas

¿Ataque de pánico o ansiedad? Cómo diferenciarlos y manejar ambos con estrategias efectivas

Por: Ann Margaret Benjamin

Los ataques de pánico son experiencias intensas y a menudo aterradoras que pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su edad o situación de vida. Mi nombre es Ann Benjamin y soy psiquiatra;  hoy vamos a  profundizar en la naturaleza de los ataques de pánico, cómo identificarlos, estrategias para manejarlos y cuándo es necesario buscar ayuda profesional.

Un ataque de pánico es un episodio repentino e intenso de miedo o ansiedad abrumador que desencadena reacciones físicas graves. Estos episodios ocurren a menudo sin un peligro o causa clara, lo que hace que la experiencia parezca alarmante o fuera de control. Las personas que sufren un ataque de pánico pueden sentir que están sufriendo un ataque cardíaco, que les cuesta respirar o incluso que están muriendo.

Los ataques de pánico se caracterizan por una variedad de síntomas físicos y emocionales que pueden incluir:

  1. Aceleración del ritmo cardíaco o palpitaciones
  2. Sudoración, temblores o sacudidas
  3. Dificultad para respirar o dolor en el pecho
  4. Mareos o sensación de desmayo
  5. Náuseas o malestar estomacal
  6. Sensación de desapego de la realidad o de uno mismo (desrealización o despersonalización)
  7. Miedo a perder el control o "volverse loco"
  8. Miedo a morir
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Es importante destacar que estos síntomas pueden variar en intensidad y combinación de una persona a otra y de un episodio a otro.

Aunque los ataques de pánico pueden ocurrir sin una causa aparente, existen varios factores que pueden aumentar la probabilidad de experimentar un episodio:

  1. Acontecimientos vitales estresantes: cambios importantes como la muerte de un ser querido, un divorcio, la pérdida del trabajo o una mudanza.
  2. Fobias específicas: situaciones que involucran miedos concretos, como volar, las alturas o los espacios llenos de gente.
  3. Problemas de salud: ciertas afecciones médicas, especialmente las que afectan al corazón o al sistema respiratorio, pueden imitar los síntomas de un ataque de pánico.
  4. Uso de sustancias: el consumo de alcohol, cafeína, nicotina y drogas recreativas puede aumentar los niveles de ansiedad.
  5. Estrés y ansiedad crónicos: la acumulación de estrés por trabajo, relaciones o problemas financieros puede desencadenar un ataque.
  6. Sensaciones físicas malinterpretadas: a veces, sensaciones corporales normales pueden malinterpretarse como señales de un ataque de pánico.
  7. Factores genéticos: los antecedentes familiares de ansiedad o trastornos de pánico pueden aumentar la susceptibilidad.
  8. Traumas pasados: experiencias traumáticas, especialmente durante la infancia, pueden aumentar la sensibilidad a los ataques de pánico en la edad adulta.


 

Diferencia entre un ataque de pánico y un ataque de ansiedad

Aunque los términos "ataque de pánico" y "ataque de ansiedad" se usan a menudo indistintamente, existen diferencias importantes entre ambos:

Ataques de pánico

  • Intensidad: Son episodios repentinos e intensos de miedo que alcanzan su punto máximo en minutos.
  • Síntomas físicos: Incluyen una variedad de síntomas físicos intensos como palpitaciones, sudoración y dificultad para respirar.
  • Duración: Suelen durar entre 20 y 30 minutos, alcanzando su punto máximo en los primeros 10 minutos.
  • Miedo a futuros ataques: Pueden llevar al desarrollo de un miedo a futuros episodios, causando comportamientos de evitación.

Ataques de ansiedad

  • Intensidad: Son generalmente más graduales y menos intensos, acumulándose con el tiempo.
  • Síntomas: Incluyen tanto síntomas físicos como psicológicos, como preocupación constante, inquietud y dificultad para concentrarse.
  • Duración: Pueden durar horas o incluso días.
  • Mecanismos de afrontamiento: Las personas que los experimentan pueden identificar los desencadenantes y utilizar estrategias para controlar los síntomas.

Reconocer las señales tempranas de un ataque de pánico puede ser crucial para manejarlo eficazmente. Algunas señales a tener en cuenta son:

  1. Inicio repentino de miedo o ansiedad intensos
  2. Aumento rápido de los síntomas físicos como taquicardia o dificultad para respirar
  3. Sensación de irrealidad o desconexión del entorno
  4. Miedo intenso a perder el control o "volverse loco"
  5. Deseo urgente de escapar de la situación actual

Es importante recordar que estos síntomas suelen alcanzar su punto máximo en unos 10 minutos y generalmente disminuyen en 20-30 minutos. Ahora, cuando se encuentra en medio de un ataque de pánico, existen varias técnicas que pueden ayudar a reducir su intensidad y duración:

Respiración profunda: Inhale lentamente por la nariz contando hasta cuatro, mantenga la respiración contando hasta cuatro y exhale por la boca contando hasta cuatro. Repita este ciclo varias veces.

Ejercicios de conexión a tierra: Utilice la técnica "5-4-3-2-1" para reconectar con su entorno. Identifique 5 cosas que puede ver, 4 que puede tocar, 3 que puede oír, 2 que puede oler y 1 que puede saborear.

Relajación muscular progresiva: Tense y luego relaje cada grupo muscular de su cuerpo, comenzando por los dedos de los pies y avanzando hacia la cabeza.

Visualización: Cierre los ojos e imagine un lugar tranquilo y seguro, utilizando todos sus sentidos para hacer la escena lo más vívida posible.

Atención plena y meditación: Concéntrese en su respiración o en un mantra específico, dejando que los pensamientos pasen sin juzgarlos.

Aromaterapia: Utilice aceites esenciales como lavanda o manzanilla para promover la calma.

Actividad física ligera: Realice ejercicios suaves como caminar o estirarse para liberar la energía acumulada.

Hablar sobre ello: Comparta sus sentimientos con alguien de confianza si es posible.

Limitar los estimulantes: Evite la cafeína, la nicotina y el azúcar, que pueden aumentar la ansiedad.

Crear un espacio seguro: Si está en casa, retírese a un área tranquila y cómoda donde se sienta seguro.

 

El apoyo de familiares y amigos puede ser fundamental para ayudar a alguien que está experimentando un ataque de pánico. Algunas formas en que pueden brindar asistencia incluyen:

Mantener la calma: Una actitud tranquila puede ayudar a la persona a sentirse más segura y apoyada.

Ofrecer tranquilidad: Usar frases reconfortantes como "Estás a salvo, estoy aquí contigo" puede ser de gran ayuda.

Fomentar la respiración profunda: Guiar a la persona a través de ejercicios de respiración puede ayudar a disminuir la intensidad del ataque.

Crear un entorno cómodo: Ayudar a encontrar un espacio tranquilo y minimizar las distracciones puede ser beneficioso.

Utilizar técnicas de conexión a tierra: Ayudar a la persona a reconectarse con su entorno puede reducir la sensación de irrealidad.

Escuchar sin juzgar: Ofrecer un oído atento sin minimizar sus sentimientos puede hacer que la persona se sienta comprendida y aceptada.

Fomentar la ayuda profesional: Si los ataques son frecuentes, animar con delicadeza a buscar ayuda profesional puede ser crucial.

Evitar trivializar la experiencia: Frases como "Tranquilízate" o "Todo está en tu cabeza" pueden ser contraproducentes.

Ser paciente: Comprender que recuperarse de un ataque de pánico puede llevar tiempo es importante.

Informarse: Aprender sobre los ataques de pánico y los trastornos de ansiedad puede mejorar la capacidad de brindar apoyo efectivo.

Prevenir futuros ataques de pánico implica a menudo una combinación de cambios en el estilo de vida, estrategias de afrontamiento y, en algunos casos, apoyo profesional. Algunas estrategias efectivas incluyen:

  1. Terapia: La terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de exposición son particularmente efectivas para tratar los trastornos de pánico.
  2. Medicación: En algunos casos, los medicamentos como antidepresivos o ansiolíticos pueden ser recomendados por un profesional de la salud.
  3. Ejercicio regular: La actividad física regular puede reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo general.
  4. Dieta saludable: Una alimentación equilibrada y la reducción de estimulantes como la cafeína pueden tener un impacto positivo en la salud mental.
  5. Técnicas de manejo del estrés: La práctica regular de la atención plena, la meditación y otras técnicas de relajación pueden ayudar a controlar la ansiedad.
  6. Sueño adecuado: Priorizar una buena higiene del sueño puede mejorar significativamente la salud mental.
  7. Desarrollar una red de apoyo: Conectarse con amigos, familiares o grupos de apoyo puede proporcionar un valioso respaldo emocional.
  8. Identificar desencadenantes: Llevar un diario para reconocer patrones y desencadenantes puede ayudar a desarrollar estrategias de afrontamiento más efectivas.
  9. Limitar el consumo de alcohol y sustancias: Evitar la automedicación con alcohol o drogas es crucial, ya que pueden empeorar la ansiedad a largo plazo.
  10. Practicar la autocompasión: Ser amable consigo mismo y celebrar los pequeños logros puede ayudar en el proceso de recuperación.

Aunque muchas personas pueden manejar los ataques de pánico ocasionales con técnicas de autoayuda, hay situaciones en las que es necesario buscar ayuda profesional:

Ataques de pánico frecuentes: Si los ataques ocurren regularmente (varias veces por semana o mes) o aumentan en intensidad.

Interferencia con la vida diaria: Cuando los ataques impiden realizar tareas cotidianas como ir al trabajo o socializar.

Miedo constante a futuros ataques: Si existe una preocupación constante por tener otro ataque, lo que lleva a evitar ciertas situaciones.

Ataques sin causa aparente: Si los ataques ocurren sin desencadenantes claros, lo que puede indicar un trastorno de pánico.

Síntomas físicos que imitan otras condiciones: Es importante descartar problemas de salud físicos que puedan estar causando los síntomas.

Ansiedad persistente entre ataques: Si existe una ansiedad crónica incluso cuando no se están experimentando ataques.

Depresión o pensamientos de autolesión: Si los ataques llevan a sentimientos de desesperanza o pensamientos de hacerse daño.

Ataques relacionados con trauma: Si los episodios están vinculados a eventos traumáticos pasados.

Estrategias de afrontamiento ineficaces: Si las técnicas de autoayuda no están reduciendo la frecuencia o intensidad de los ataques.

Uso de sustancias para hacer frente: Si se recurre al alcohol u otras sustancias para manejar la ansiedad.

Los ataques de pánico pueden ser experiencias aterradoras, pero es importante recordar que son manejables y tratables. Con el conocimiento adecuado, estrategias de afrontamiento efectivas y, cuando sea necesario, ayuda profesional, es posible reducir su frecuencia e impacto en la vida diaria. Si usted o alguien que conoce está luchando con ataques de pánico frecuentes, no dude en buscar ayuda. Recuerde, pedir ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad, y el primer paso hacia una mejor calidad de vida Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @draannbenjamin https://www.instagram.com/draannbenjamin/

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​​Ann Margaret Benjamin Decena

Psiquiatra/Terapeuta sexual y de pareja. 

Egresada de la Universidad de INTEC, donde en el año 2009 obtiene el título de Médico General. Posteriormente graduada en el año 2015 del Hospital Psiquiatrico padre Billini, donde es preparada como como Psiquitra, luego  realiza una maestría en Terapia sexual y de pareja en el Instituto se sexualidad humana de la UASD”. 

Diplomado en programación neurolinguistica(2020)

Actualmente está realizando un post grado en psicología bariatrica, Obesity Academy. 

•⁠  ⁠Miembro activo del colegio dominicano de psquiatria.

•⁠  ⁠Miembro activo del colegio dominicano de psicofarmcologia.

-Miembro activo del colegio médico dominicano.