Desafortunadamente, el estrés se ha convertido en un compañero constante en nuestras vidas. A menudo, subestimamos su impacto y lo consideramos simplemente una parte inevitable de la rutina diaria. Sin embargo, el estrés prolongado puede ser el peor detonante para nuestra salud mental y emocional, pasando desapercibido hasta que sus efectos se hacen evidentes. Es hora de prestarle una atención más cuidadosa a nuestra salud mental, reconocer los signos y síntomas del estrés y tomar medidas para mantener un equilibrio saludable en nuestras vidas. Mi nombre es Angeline Bernal, soy psicóloga; y hoy vengo a contarte cómo nos podemos ver afectados si no le damos un pare a esta situación.
El estrés prolongado puede tener efectos significativos en nuestro cuerpo y mente, tanto a nivel físico como mental. A nivel mental, podemos experimentar fácilmente agotamiento e irritabilidad. También, podemos experimentar estados de somnolencia durante el día, lo que afecta nuestra capacidad de concentración y rendimiento. A nivel físico, el estrés prolongado puede manifestarse en forma de rigidez corporal, tensión muscular y dolores en diversas partes del cuerpo. Además, los movimientos pueden volverse más limitados o estáticos cuando sentimos que nuestro cuerpo no fluye con normalidad.
Es importante reconocer que nuestro cuerpo siempre nos habla cuando la mente calla. Cuando no expresamos adecuadamente el estrés, este se condensa en emociones que se manifiestan a través del dolor físico. Esta incomodidad física puede variar desde un dolor leve hasta uno más intenso. Tiene un impacto considerable en nuestro sistema inmunológico, lo que afecta nuestra salud en general. Nuestras defensas comienzan a debilitarse debido a la disminución de ciertos agentes que son responsables de mantener nuestro equilibrio hormonal y cíclico. El estrés desencadena la liberación de sustancias neuroquímicas que alteran nuestro sistema inmunológico y debilitan nuestras defensas.
Además, existe una estrecha relación entre las alteraciones del comportamiento y el estrés prolongado, lo que puede conducir a estados de depresión y ansiedad. En casos de estrés intenso, algunas personas tienden a comer en exceso como mecanismo de afrontamiento, mientras que otras pueden experimentar la pérdida del apetito y recurrir a una alimentación emocional. La depresión se caracteriza por el aislamiento y la decadencia del estado de ánimo, lo que dificulta el control de los estados de caos emocional.
¡Ojo! Puede afectar el rendimiento cognitivo y la memoria. Puede haber lapsos de pérdida de concentración y dificultad para estar plenamente presentes en la realidad. El rendimiento cognitivo se vuelve más lento y forzado, con una disminución de la energía natural del proceso metabólico en el cerebro. Estas pérdidas cognitivas y de memoria son significativas y pueden afectar diversas áreas de nuestra vida.
El sistema digestivo también se ve afectado, puede tener consecuencias determinantes para su función normal y nuestra salud mental. Altera el pH del sistema gastrointestinal, lo que resulta en una mayor secreción de cortisol, la hormona del estrés. Esto provoca una sobreproducción de ácidos en el estómago, lo que puede generar sensación de quemazón y dañar las mucosas del sistema digestivo. Además, la falta de una adecuada degradación de los alimentos puede afectar negativamente el sistema digestivo en su conjunto, lo que lleva a problemas gastrointestinales como el reflujo y la sensación de pesadez o llenura constante.
Como te decía anteriormente, puede afectar significativamente el sueño y su calidad. Los estados de preocupación y ansiedad interrumpen el sueño y sus ciclos, lo que impide un descanso reparador. Esto puede manifestarse en pesadillas y sueños caóticos, lo que lleva a una sensación de cansancio al despertar.
Es importante adoptar ciertas estrategias. Una de ellas es clasificar las actividades diarias en urgentes, prioritarias y flexibles, lo que permite establecer prioridades y atenderlas de manera pausada y consciente. No todas las tareas son urgentes o prioritarias, por lo que clasificarlas nos ayuda a evitar drenar nuestra energía y a mantener un equilibrio mental.
¿Sabes de qué manera impacta el estrés a tu cuerpo?
Es fundamental reconocer que no todas las personas debemos estar en una constante competencia por cumplir y atender todo a la vez. Dedicarnos tiempo para el disfrute personal, como practicar yoga, respiración consciente, compartir momentos con seres queridos, tener pausas durante nuestras actividades y acudir a lugares tranquilos, nos permite desconectar y alejarnos del estrés. Estas prácticas nos ayudan a reconectar con nosotros mismos y atender nuestras necesidades internas, lo cual tiene un impacto positivo en nuestro bienestar general. Si te quedo alguna duda o quisieras una asesoría, me puedes encontrar en Instagram como @psicologa.angebernal
Portada: Sydney Sims
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