El té verde es de amores y odios, ¡te gusta o no! no hay alguien que esté en el medio o sea indiferente a su característico sabor. Y es que, como en el caso de muchos sabores como por ejemplo el sushi, es un gusto adquirido. Y es un gusto que vale mucho la pena adquirir por la cantidad de beneficios que tiene; no sólo no tiene calorías sino que es un poderoso antioxidante, contiene vitaminas y lo más importante, polifenoles.

En los polifenoles y catequinas son los componentes estrella del té verde, que tiene una concentración importante de EGCG (epigalocatequina); es un súper antioxidante, 100 veces más que la vitamina C y 20 veces más que la vitamina E. Si bien se encuentra en algunas frutas, nunca su concentración es tan alta.

Se habla que beber a diario té verde previene enfermedades cardiovasculares, diabetes y ciertos tipos de cáncer, además de prevenir el deterioro del cerebro que causa enfermedades como Alzheimer y Parkinson. También se han realizado varios estudios en el que analizan las propiedades de la EGCG como quema grasa corporal.

Hoy en día ya es común ver té verde en los supermercados  aunque no siempre fue así. Si bien ha sido una bebida muy popular en China y Japón hasta hace pocos años llegó a nuestro continente. En oriente también se usa para preparar postres, sobretodo con el polvo Matcha, una variedad de té verde cuya presentación es en polvo y tiene mayor concentración de sus sustancias y de cafeína.

Fotografía: GianCescon