En el 2017 tuve una cita con un hombre, que se convirtió en tema de conversación entre dos amigas y yo, a tal punto que llevamos haciendo fotos hace 4 años. hoy, 4 años después, me encuentro escribiendo este artículo. Se estarán preguntando qué fue lo que pasó en esa cita que me hizo reflexionar y cuestionar tantas cosas. A pesar de haber sido sólo una cita, por cierto a ciegas,fue tal vez la salida con un hombre que más me puso a pensar y que se convirtió en material y tema para hablar con mis amigas. Nos conocimos por facebook, teníamos unas charlas muy interesantes y ganas de conocernos en persona, él, 10 años mayor que yo, inteligente, con sentido del humor y buen conversador (digamos algunas características positivas de él, lo que hizo que te interesaras en él) Fuimos a un bar, nos tomamos algo y al cabo de una hora aproximadamente me dijo “no sé si pueda volver a salir contigo, es que no sé a dónde llevarte”. Su explicación después de esa frase fue que debido a la ropa que yo usaba y mi estilo estético, él se sentía intimidado e incómodo y no sabía a qué lugar llevarme a comer. Yo, personalmente, sabía que mi estética chocaba muchas veces, pero nunca nadie me lo había dicho de frente. Ahí me di cuenta que la moda tiene muchos alcances, sobre todo cuando se trata de salir románticamente con alguien. Se vuelve un tema de aspiración, de incomodidad e incluso, algunas veces, de “man repeller”. Las personas tendemos a asociar la moda con dinero, status, estructura social de segregación y estratificación, frivolidad, superficialidad y la satanizamos hasta el punto de bloquearla y entenderla simplemente como algo que nos viste porque no podemos salir desnudos y listo. Claro, cuando llego yo con miles de colores, texturas, combinaciones, mezclas, y un montón de información visual, y además un negocio que se convirtió en mi vida laboral basado en moda; pues todo se complica aún más.
Volviendo a lo que me dijo este hombre... Me quedé muy inquieta al respecto, tanto que volvió a salir el tema en una charla con Alejandra Quintero, fotógrafa y amiga, quien me iba a hacer unas fotos solamente de la cicatriz de mi espalda. Terminé contándole la historia con este personaje que me dijo que no sabía a dónde llevarme por cómo me vestía, Ale se inspiró y yo también, tengo que admitirlo, nos juntamos con Joha, amiga y directora de esta revista y discutimos el tema a profundidad. de ahí salieron 6 fotos maravillosas (en el 2018) que reflejan mi relación con la moda y la estética ese goce de todo lo material, con una mujer real detrás; ojerosa, pálida, sin manicure -con las uñas llenas de cueritos-, con pelos en las piernas y un cuerpo ni gordo ni flaco; una apasionada por la moda y los objetos y fiel creyente de que la belleza nos salva.
Entendiendo la belleza como algo absolutamente profundo hicimos 6 fotos que lograron capturar totalmente cómo me relaciono con mi ropa y con la moda todos los días. Se trata de un goce, una facilidad para estilizar, una diversión diaria, un trabajo con el cual paso delicioso y al final; una forma de alimentar la creatividad y el espíritu. Pero la mujer que hay detrás, es mucho más. Nunca pensé que las personas sacaran conclusiones de lo que puede ser una persona por cómo se viste. Siempre me he tratado de alejar de los prejuicios estéticos (aunque a veces caigo, lo confieso) pero creo que con la madurez, (algun@s) vamos quitando tantos límites y empezamos a entender las cosas de una manera diferente.
El año pasado, en medio del choque pandémico, volvimos a reunirnos con Ale y Joha, esta vez no en vivo, sino por zoom, ¡claro! Y volvió a ser tema de conversación esa cita que tuve en aquel entonces. Y bueno, realmente volvió a surgir, porque siempre el tema de la moda ha sido algo complejo para mi, respecto a mis relaciones sentimentales, No en todos los casos, pero sí en su mayoría. Al final, muchas veces, se sigue satanizando la moda y se sigue asociando con lo que a veces puede ser lo opuesto.
Entonces decidimos volver a hacer fotos basadas, más que en esta historia, en la reflexión que vino después del shock. Además de ver la moda como una herramienta que te permite explorar y ser, quién eres, quién quieres ser, quién quisieras ser, se trata también de ver a la persona que se viste, al humano que siente y que (como en mi caso) no por tener un outfit de diseñador tiene manicure, pedicure, depilación, está perfectamente maquillada, y todo eso que se imaginan. La moda es mi lenguaje, me comunico con colores, texturas, mezclando prendas second hand con lujo y con artesanía, es mi goce. ¡Aclaro, es mi lenguaje, de mi para mi! La moda, así no lo crean, es un viaje interno expresado en algo tangible. Pero quiénes entendemos la profundidad de la moda, sabemos que es un canal interior para sanarnos a nosotros mismos. Y externamente, quién lo entiende y quiere ser parte de eso, ¡qué maravilla!
“Eso que te pones a diario y que resulta hacerte sentir mejor, recalca tu identidad y llena tu espíritu y esencia”.
Este es el resultado de varios años de análisis, conversaciones profundas y también de muchas risas, fotos mías, tomadas por Alejandra Quintero y digirigas por Johanna Díaz ¡Esta soy yo!. Una persona apasionada por la moda y el vestir, un ser humano, una mujer, una relación especial con el cuerpo frente al exterior.. Piel reseca, pelos en las piernas, uñas mordidas, labios con cueros, pelo frizado, cero bronceado, entre muchas otras cosas. Simplemente un ser humano.
Y... ¿cuál era el fin de contar esta historia? Mostrar una realidad detrás de la moda, encontrar en ella lo opuesto a lo que se ha creído. Entenderla como nuestra aliada para sentirnos mejor con nosotr@s mism@s. Verla como algo interior, no exterior. Y poderla empezar a asociar como un canal que nos da libertad, en vez de limitarnos y sesgarnos. Y al final, aprendí de esa cita, que mi amor por la moda y mi relación con ella sigue ahí, firme. ¡El problema no era la moda y mucho menos yo! como dice Borja Vilaseca “lo que las personas hablan dice más de ellas que de quién lo dicen”.
Todas las fotografías son de Alejandra Quintero Sinisterra.
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Después de vivir en China y trabajar en París, Eleonora regresó a Colombia para revolucionar el concepto de la moda. Desde muy pequeña su mamá sembró en ella el amor por la moda, la artesanía y el arte. Hoy, son socias en un negocio de moda que en menos de dos años ha transformado la manera en la que las colombianas ven y consumen moda.
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Esta consultora de moda no sólo introdujo el concepto del second hand sino que hizo posible que las mujeres que antes soñaban con entrar a las boutiques de los grandes diseñadores hoy puedan adquirir prendas de diseñador a precios increíbles pues trabaja con los prototipos y con colecciones pasadas.
Actualmente Eleonora es la CEO de @garagesalebyem @luxebyem escribe para Vogue Latinoamérica y dicta seminarios acerca del negocio de la moda de lujo y, por supuesto, es Musa PANDORASCODE.
IG @eleonora.morales
www.garagesalebyem.com