¡Que viva el amor! Cómo yo, una mujer, le propuse matrimonio a el

¡Que viva el amor! Cómo yo, una mujer, le propuse matrimonio a el

Historia de: NATALIA PINILLA

Hoy les quiero contar la historia de amor que, sé, les robará el corazón. Después de haber pasado por el oscuro túnel de una ruptura que dejó cicatrices en mi alma, creí que el amor verdadero era solo un espejismo. Mi corazón herido me llevó por caminos inciertos, donde las citas sin sentido se convirtieron en un intento desesperado por llenar el vacío dejado por una relación fallida. Fue un periodo de confusión y desencanto, donde la idea de quedarme soltera para siempre se apoderó de mis pensamientos. Me enfrenté a hombres poco comprometidos, descubrí la realidad de las promesas vacías y me perdí en la ilusión de encontrar al indicado en cualquier rostro desconocido. En medio de mi obsesión por alcanzar la meta de casarme, sin importar con quién, inicié un viaje en el que el destino tenía preparada una sorpresa que cambiaría por completo mi perspectiva sobre el amor.

cuando menos lo esperamos, transformando nuestras vidas de maneras inesperadas y maravillosas.

Como mujer católica, recuerdo rezarle a Dios y preguntarle por qué no ponía en mi camino a alguien a quien pudiera entregarle mi amor. Creo que muchas mujeres pasamos por situaciones similares, conformándonos con el primer hombre que llega por miedo a la soledad.

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Todo cambió cuando empecé a trabajar en mí misma, a enfocarme en sanar las heridas internas y a valorar la soledad, esto fue desde el 2016 hasta el 2019. Aprendí la importancia de disfrutar de mi propia compañía, haciendo actividades sola y encontrando paz en esos momentos de introspección. Entendí que necesitaba estar en paz con mi sombra interna.

Era una presión constante conmigo misma, aunque mi familia nunca me presionó para casarme rápidamente; con mis amigas compartíamos el sueño de casarnos, lo cual generaba presión entre nosotras mismas, no nos ayudabamos mucho. 

En enero del 2019 entré a estudiar al Teatro Nacional, tenía 26 años, entre pensando que ahí no iba a conocer a nadie porque todos iban a ser menores que yo. En mayo fui a ver la obra de una profesora con mis amigas. En esas, conocí a un hombre llamado Ricardo, él estaba con sus amigos también viendo la obra y estuvimos un rato todos juntos pero nada más. No les puedo negar que me parecía un hombre muy interesante, ya lo había visto antes, su locker quedaba al lado del mío; tenía una voz muy linda, se la pasaba cantando, era como de esos hombres misteriosos que son callados pero que son inteligentes. Me llamaba la atención pero nunca me imaginé que fuera a pasar algo con él. 

Esa noche me pidió mi número y empezamos a salir mucho más, a hablar, a pasarla rico pero hasta ahí. Realmente en ningún momento formalizamos nada. Cuando empecé a vivir todo esto yo ya estaba dejando las cosas con el hombre que les conté al inicio; pensaba, bueno es un hombre más y ya, cómo todos, vienen y después se van, en mi cabeza esto no iba a ningún lado.  No éramos amigos, pero tampoco éramos pareja, era todo muy incierto. Yo siempre fui muy clara con las cosas, no estábamos comprometidos, él era libre de hacer lo que quisiera, así mismo yo también. Con Ricardo nunca tuve esa presión, ni afán de querer casarme con él o sobre pensar las cosas si él era el indicado o no, todo fluyó de la mejor forma también. 

En una de esas salidas por primera vez vi a Ricardo celoso, yo estaba hablando con otro hombre y llegó y se hizo en la mitad de los dos; ahí, empecé a notar la situación diferente. Además, después de eso un día me enfermé y él quiso ir a mi casa a visitarme, cosa que antes no había pasado. Todo empezó a fluir por sí solo, sin forzar nada y sin esperar nada. Tenía un viaje a Estado Unidos en Junio, hablamos un montón durante todo el viaje y cuando llegué seguimos hablando mucho más y viéndonos más seguido. En Julio le dije que me gustaba, ahí hablamos de mantener las cosas entre los dos y no incluir a nadie más en esta relación. 

Acuerdense que mi sueño era casarme. Un día íbamos para mi casa, estábamos hablando del matrimonio y me dijo que él no pensaba en casarse pero yo le dije que yo sí quería pero no dije nada más, se lo quise dejar a la vida y esperar a que todo pasara. Me dije a mi misma que no me afanara, que la vida daba muchas vueltas. En Agosto, fuimos por un helado y me dijo por primera vez que me amaba y el 23 de Agosto me pidió que fuera su novia. 

Empieza la pandemia,nos une un montón yo creo que si no hubiéramos pasado este encerron tal vez no habría funcionado tanto porque ambos tenemos estilos muy distintos de las relaciones de pareja; yo soy una persona de estar mucho con la otra, él era más independiente y la pandemia nos da ese espacio para entendernos y lograr llegar al punto medio. En el 2021 yo me voy a vivir sola y empieza una etapa más interesante porque ya él se puede quedar en mi casa entonces empezamos a conocernos más. 

Para él era muy importante vivir juntos primero, siempre lo hablamos y lo veníamos contemplando. En semana santa de ese año me fui de viaje con mi familia y ahí lo hablamos y yo le dije, “Quiero que el irte a vivir conmigo sea algo serio, que no sea por que estas escapando de algo o por jugar a los novios que se van a vivir juntos. Si decides que sí quieres es porque vamos a construir algo lindo, un proyecto juntos”. Cuando llegué, él estaba en el apartamento y me dijo que lo estuvo pensando y que si quería que viviéramos juntos. Yo feliz, empezamos a contarles a la familia y el 4 de Junio del 2022 empezamos este camino ya bajo el mismo techo. 

Era muy consciente de mi deseo por casarme, un día me dijo algo muy lindo, me decía que le parecía un irrespeto casarse por la iglesia porque no cree en nada entonces pararse  allá a decir lo que tenga que decir le parecía un irrespeto conmigo; me pareció un gesto muy bonito, pero yo le dije que era un acto de amor hacía mi. 

Cuando empezó este año, nuestras conversaciones giraron en torno al matrimonio. Empezamos a visualizar un futuro juntos, donde la idea de casarnos dejó de ser una posibilidad lejana para convertirse en una realidad que nos emocionaba. Entre risas y confesiones, expresé mi deseo de no hablar más del tema, temiendo que la espera me volviera loca. Sin embargo, algo había cambiado en mí. La idea de casarme dejó de ser una carga y se transformó en una posibilidad que cada vez me resultaba más atractiva.

En ese periodo, noté que nuestra relación alcanzaba una armonía perfecta. Sentía que nos amábamos profundamente, y la idea de formalizar nuestra historia se volvía cada vez más seductora. Fue en ese momento cuando una amiga, cómplice de mis pensamientos, me dijo de manera casual: "¿Y por qué no le pides matrimonio tú?". La idea me pareció completamente descabellada al principio, pero resonó en mi mente de una manera que no podía ignorar. Surgieron dudas y un poco de miedo, ya que no estaba acostumbrada a la idea de que una mujer pidiera matrimonio.

Intrigada y con el corazón latiendo con fuerza, decidí hablar con mi psiquiatra sobre esta idea que me rondaba constantemente. Necesitaba desentrañar mis sentimientos y comprender si este paso inusual podría ser la clave para llevar nuestra relación al siguiente nivel. Corrí a donde mi psiquiatra en busca de orientación, esperando encontrar respuestas que me ayudaran a despejar las dudas y afrontar el miedo que se interponía entre mi deseo y la realidad que ansiaba construir con mi pareja. 

Lo hablé con él y al final me dio luz verde y me dijo que no tiene nada malo. Cuando salí de la cita llame a mi mejor amiga que vive en Inglaterra y le comente, me dio todo el ánimo del mundo. No sabía cómo lo iba a hacer, qué iba a hacer, no sabía nada. Mande a hacer un álbum de fotos de los dos. Ha sido la decisión más rápida que he tomado en mi vida.

Empecé a planear todo bien, no sabía si darle un anillo, una manilla o qué. Él usa un arete, entonces ese viernes a las 7 de la noche empecé a buscar en Instagram aretes de barco porque uno de los primeros regalos que le di fue una manilla con un barco que decía “Navegando Juntos”, entonces quería que tuviera el mismo significado. Encontré un lugar donde hacen aretes de origami y lo mandé a hacer ese viernes, pedí cuatro, dos para él y dos para mi. La idea mía era pedirle matrimonio dentro de ocho días, el siguiente viernes que venía. Mi ansiedad no daba, no sabía si el álbum o los aretes iban a llegar a tiempo, solo pensaba que si no llegaba iba a ser una señal. Pero, el álbum llegó el sábado y los aretes llegaron el miércoles, entendí que Dios quería que todo se diera como esperaba. Mi mamá se iba para tierra santa ese domingo y en mi casa estamos acostumbrados a contar este tipo de sorpresas en persona. Mi mamá llegaba a mediados de julio pero yo no me iba a aguantar hasta ese momento para contarle, le dije “Si hubiera una noticia positiva entre Ricardo y yo ¿Quisieras que te la contara por celular o que te esperara?” Ella sabía más o menos a que me refería y me dijo que por donde quisiera le contara, ahí dije, otra luz verde. 

Él nunca sospechó nada, para él esa semana fue normal, no me vio rara, nada. En ese entonces él trabajaba hasta las 10 de la noche y justo esa semana le dio por salir todos los días con sus amigos del trabajo, empecé ahora a pensar cómo decirle que llegará a la casa temprano y que no saliera con sus amigos. ¿Qué me invento ahora? Ese viernes tenía ensayo toda la mañana y dije perfecto, salgo de ensayo tengo dos pacientes y ahí más o menos son las 4 de la tarde, menos tiempo de espera para preparar la sorpresa. 

Ese día me levanto y veo el mensaje de que cancelan el ensayo, intente dormir hasta las 12 del día para no estar sobre pensando toda la mañana en lo que venía en la noche. Me pare, atendí pacientes, me fui a hacer las uñas, compre lo que faltaba, llegue a la casa a decorar y cuando veo la hora, cinco de la tarde, el tiempo no pasaba. Realmente no se imaginan lo pegada al techo y ansiosa que estaba. Vi La Era de Hielo 3, fui donde una amiga para que me prestara maquillaje, llegue a la casa y me maquillé a las 7 de la noche. Le escribí a Ricardo que me avisara cuando estuviera a 3 cuadras de la casa para prepararme. Le había puesto un letrero en la puerta “Apenas entres cierra los ojos y llamame”. Llegó el momento, entró y me llamó, lo lleve con los ojos tapados a sentarse. Puse una mesita con dos sillas y luces navideñas con toda la decoración, el álbum de fotos que había mandado a hacer. Él se sentó, empezó a ver el álbum y cuando ya se iba a parar a darme las gracias, le dije que se sentara y ahí empecé a hablar. Yo solo me restregaba las manos en las piernas, lloraba, temblaba y hablaba. La idea era que cuando le preguntará si se quería casar conmigo, me iba a quitar el arete que yo tenía puesto y se lo daba a él. Obviamente no pasó, se me olvido de los nervios. Le dije cosas muy lindas, el discurso de que me había cambiado la vida, que era el hombre para mi vida y le dije todo esto hoy era un una farsa, la verdad yo quería que estuvieras hoy acá para decirte si te quieres casar conmigo. Yo muerta del susto y uno siempre espera una pausa como las que uno ve en películas cuando le piden matrimonio a alguien, pero no. Le pregunté y ahí mismo respondió que SÍ. Nos paramos y nos abrazamos, ambos lloramos; ahí me acordé y me quite el arete y se lo pase. 

Calentamos la comida y nos sentamos a comer, ambos en shock. Yo solo veía que en su cabeza pasaban y pasaban y pasaban pensamientos y pensamientos. Claro, yo ya estaba tranquila, ya lo había procesado una semana y 30 años de mi vida. Ahí le pregunté si de verdad quería, dijo que sí y pedimos ron (Siempre que celebramos algo tomamos ron). Nos fuimos a dormir y al otro día cuando se levantó me dijo “Hola mi Fiance”, yo casi me muero. 

Ese día ambos teníamos ensayo en resumidas cuentas ese día terminé tomando desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la mañana celebrando con nuestros amigos, contándole a la familia. Ese día llamé a mi mamá para contarle (estaba en Tierra Santa), se alegró muchísimo por nosotros, fue muy especial todo. 

Estuve mucho tiempo pensando si realmente él me había dicho que si por decirlo o si realmente lo dijo por que quiere. Si se siente menos hombre por lo que fui yo quien le pidió matrimonio, muchas cosas pasaron por mi cabeza. Él siempre me dijo que él iba a ser quién iba a pedir matrimonio cuando hubiera un gesto de amor muy especial, para él era muy importante ese gesto. Un día me dijo que el gesto más grande que había podido hacer por él era pedirle matrimonio porque eso no estaba en mis planes y yo siempre quise que me lo pidieran a mi. Me dijo que para él ese fue un gesto de amor muy grande que le hizo reafirmar que quiere estar conmigo. 

El 2 de marzo del 2024 nos casamos, estamos en plenos preparativos, ya tengo vestido y estoy feliz de la vida con todo lo que me ha traído Dios después de encontrarme en una situación tan difícil y en una crisis que creía que iba a ser para siempre. 

Nuestra relación y compromiso están basados en el amor, la honestidad y la comunicación. Quiero que lo vean como un ejemplo para otras parejas  que se puede tener una relación sana, sincera y duradera; creo que más allá de los roles impuestos es de acercarse al amor verdadero y desde ahí construir la relación con el otro. No desde reglas sociales como "no escribirle" "esperar a que el otro llame, escriba, invite, etc", ese tipo de cosas. Hemos logrado un amor verdadero que se basa en el amar al otro por lo que es y no por lo que espero que sea, y eso nos ha llevado a expresarnos y comprometernos con temores pero de la mano, como un equipo. El amor llega cuando menos lo esperan y Dios lo manda cuando estén listos. 

Les comparto la banda sonora de este momento de mi vida.

 

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