Lo que llamamos BOTOX es una marca registrada de toxina Botulínica fabricada en Estados Unidos y distribuida por la compañía farmacéutica Allergan. Así mismo encontramos otras marcas muy reconocidas como lo son Dysport fabricada en Inglaterra y Xeomin fabricada en Alemania.

La toxina botulínica se elabora partir de la bacteria Clostridium botulinum depurándola para aprovechar sus bondades farmacológicas. De esta manera se hacen las vacunas e incluso antibióticos como la penicilina.

¿Para qué sirve?

A medida que pasan los años la piel pierde elasticidad y aparecen arrugas dinámicas (líneas en movimiento) por actividad de los músculos; luego esas arrugas que sólo se notan en movimiento se empiezan a instaurar como arrugas estáticas (líneas en reposo) es decir, se vuelven visibles aún sin movimiento. Es por esta razón que la toxina botulínica es una herramienta que suaviza las líneas dinámicas y logra resultados incluso preventivos.

Su acción inicia con la inyección en el músculo actuando de forma local, en la unión entre el nervio periférico y el músculo, bloqueando la liberación del neurotransmisor acetilcolina, reduciendo temporalmente la fuerza de contracción, logrando una apariencia más descansada, natural y rejuvenecida.

¿Cuál escoger?

En realidad todas son marcas reconocidas, funcionan de la misma manera resultados excelentes y seguros, algunas diferencias radican en los conservantes, la carga proteica, tiempo de acción y duración del efecto.

El manejo debe ser personalizado según la evaluación integral y especializada de tu piel; es posible que necesites otro tratamiento diferente al botox. Por eso es CLAVE consultar a un dermatólogo certificado, quien puede sugerirte cual es la mejor opción para tu caso.