En el 2011 fui a trabajar en una película a Chile, ahí fue la primera vez que escuché hablar de la moon cup, me sorprendió pero me pareció a la vez algo incómodo, muy hippie, pensé yo.  Sólo la idea de estar en contacto directo con los fluidos me mantuvo al margen.
Luego en 2014 ya era más común la copa y cuándo la ví en Colombia decidí ensayar, ya tenía amigas que la usaban y recomendaban 100%, todas coincidían en que una vez la usas no regresas a las toallas higiénicas ni tampones. En gran parte la decisión fue debido a la polémica que había acerca de los los químicos y blanqueadores que le ponen a los tampones y toallas higiénicas que son tóxicos para nuestro organismo. Y ni hablar de la huella ambiental, son grandes contaminantes e incluso las que son de algodón tardan mucho en descomponerse.

Así es que la compré y ahora soy de las que la recomienda. Descubrí que es más higiénica que las toallas, tienes real libertad para hacer deportes; incluso nadar; no necesitas tener un kit especial en tu cartera puedes salir sin nada.

Fotografía: JasonYoder