Esto no significa que fuera algo premeditado para causarnos una vida de sufrimiento, claramente todos estaban haciendo lo mejor que podían con la  conciencia, la sabiduría y el entendimiento que tenían en ese momento,  y también, por supuesto nos transmitieron otros pensamientos que sí nos  apoyan y nos nutren. 
De niños tomamos muchos de esos pensamientos, sin ningún filtro y los  alimentamos a través de los años, hasta que muchos se vuelven  creencias. Una creencia es un pensamiento que hemos pensado por mucho tiempo, al  que le hemos dado tanta fuerza que sentimos que es totalmente real,  pensamos que no existe otra forma diferente a esa de experimentar  nuestra vida. Y esa creencia hace que materialicemos una y otra vez  las mismas experiencias que vuelven y reafirman nuestra creencia… es decir,  entramos en un gran círculo vicioso que nos limita y no nos permite  avanzar. 
Avanzar significa que elegimos dejar atrás esas creencias,  elegimos pensar de manera diferente para darnos la oportunidad de  experimentar la vida de forma diferente. Por más que llevemos años  pensando un mismo pensamiento negativo, siempre tenemos el poder en el  momento presente de elegir nuevos pensamientos, no somos víctimas de  nuestros pensamientos ni estamos condenados a pensar los mismos  pensamientos siempre. Somos libres para elegir los pensamientos que  queremos cultivar en nuestra mente. 
Por supuesto, esto requiere de un trabajo constante, el trabajo de a  pesar de estar inmersos en una realidad “negativa” comenzar a pensar  de una forma positiva, de una forma diferente que le de fuerza a lo  que sí queremos manifestar en nuestra vida, ser pacientes y constantes  con nuestros nuevos pensamientos y darnos la increíble oportunidad de  experimentar la vida de una forma nueva y fresca.
Si queremos expandirnos cada vez más, nuestros pensamientos no pueden  depender únicamente de nuestra realidad actual, necesitan ser  pensamientos alineados con nuestra más alta proyección de la vida,  pensamientos que nos llenen de energía, que resuenen con el bienestar,  nos nutran y nos hagan sentir bien. 
Pero esto no significa que los pensamientos tengan poder por sí solos, nosotr@s les damos el poder. Por ejemplo, cuando llega un pensamiento de miedo y nos vamos tras él -montándonos una superproducción digna de Hollywood- reafirmamos ese sentimiento de miedo y traemos otros pensamientos que a su vez alimentan ese primer pensamiento; por eso digo “superproducción digna de Hollywood”.
Ahora, si identificamos el pensamiento negativo y en lugar de alimentarlo sembramos un pensamiento positivo, germinará una planta, que se puede convertir en hoja, flor, arbusto, rosal, árbol… ¡tú decides qué quieres para ti! una película felíz, tranquila, amorosa o una mega pesadilla.
No olvides que una persona promedio piensa setenta mil (70.000) pensamientos por día, son SETENTA MIL oportunidades para sentirnos diferente. Controlando nuestra mente elegimos redireccionar esa energía; pues la mente tiende a pensar en negativo. Si quieres aprender más acerca de cómo cambiar tus pensamientos haz click aquí.

Con amor,
Susana.

Fotografía: KseniaVarapaeva