Cómo reconocer y sanar la herida de abandono en la vida adulta

Cómo reconocer y sanar la herida de abandono en la vida adulta

Por: Analía Emanuele

Las heridas de la infancia impactan nuestra vida adulta de manera significativa. Si no tomamos conciencia de ellas, es posible que vivamos con el peso de un niño o niña herido en nuestro interior, condicionando nuestras relaciones y emociones. Estas heridas emocionales pueden definirse como traumas o experiencias dolorosas que nos marcaron mental y emocionalmente. No siempre se trata de eventos extremos; a veces, pequeñas experiencias dolorosas pero repetitivas pueden generar un trauma profundo. 

Existen diferentes tipos de heridas emocionales que afectan la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Entre ellas encontramos la herida de rechazo, la de humillación, la de injusticia, la de traición y la de abandono. Soy Analía Emanuele, Creadora de la Escuela “Darte a Luz” y formadora de terapeutas. Hoy nos enfocaremos en la herida del abandono, una de las más profundas y difíciles de reconocer.

La herida de abandono se desarrolla cuando los cuidadores, ya sean padres o figuras de apego, no están disponibles de manera emocional, material o física para sus hijos. No se trata únicamente de una ausencia física; la falta de atención emocional o material también puede generar esta herida. Lo más importante es la percepción del niño: una situación que para un adulto puede parecer trivial, como llegar tarde a recoger a un hijo en la escuela, puede ser experimentada por el niño como un abandono profundo.

Las causas pueden variar, pero algunas de las más comunes incluyen:

  • Abandono físico: Cuando los padres no pueden hacerse cargo del niño y delegan su cuidado a otras personas o lo entregan en adopción.
  • Abandono material: Cuando los progenitores no pueden cubrir las necesidades básicas del niño, generando carencias importantes.
  • Abandono emocional: Cuando los padres están presentes físicamente, pero emocionalmente ausentes debido a problemas personales, laborales o de pareja.

Desde la infancia, desarrollamos mecanismos de defensa para protegernos del dolor. En el caso de la herida de abandono, la principal estrategia de supervivencia es la dependencia, que puede manifestarse de dos maneras: depender de otros para nuestra estabilidad emocional, económica o afectiva, o generar situaciones en las que otras personas dependan de nosotros para sentirnos necesarios y evitar el miedo al abandono.

Las personas con esta herida suelen experimentar miedo a la soledad y una búsqueda constante de atención. También pueden tener dificultades para poner fin a relaciones, incluso cuando son dañinas, sentir una necesidad constante de validación externa y adoptar una sensación de víctima. A menudo, descuidan sus propios proyectos o necesidades personales y desarrollan un apego excesivo a los demás, lo que genera dependencia emocional.

En la vida adulta, ciertas situaciones pueden activar esta herida y generar un fuerte impacto emocional. Algunos desencadenantes comunes incluyen la indiferencia o falta de atención de la pareja, sentirse excluido en un grupo de amigos o en el entorno laboral, las rupturas sentimentales o rechazos amorosos, y las sensaciones de desamparo o desprotección.

Las personas con herida de abandono tienden a desarrollar relaciones codependientes o con patrones de apego ansioso. Esto puede llevarlas a buscar constantemente validación en su pareja o amistades, sentir un miedo extremo al rechazo o la separación, mantener relaciones poco saludables con tal de no quedarse solas y experimentar ansiedad cuando la pareja no responde de inmediato a sus mensajes o llamadas.

Si sientes que esta herida podría estar afectándote, algunas señales a las que puedes prestar atención incluyen la sensación de soledad o vacío constante, miedo irracional a ser abandonado o rechazado, necesidad excesiva de aprobación externa, tendencia a sabotear relaciones por miedo al abandono y dificultad para disfrutar de la propia compañía.

Sanar esta herida implica un proceso de autoconocimiento, amor propio y trabajo emocional. Algunos pasos iniciales incluyen conectar con tu niño interior a través de meditación, escritura y ejercicios de autoindagación; aprender a estar contigo mismo desarrollando actividades individuales que te hagan sentir pleno y en paz; reprogramar creencias limitantes que te hacen sentir indigno de amor o dependiente de otros para tu felicidad; y trabajar con un profesional a través de terapias como la decodificación emocional, la terapia cognitivo-conductual o el acompañamiento terapéutico.

Si quieres comenzar a trabajar en tu herida de abandono, algunas herramientas útiles incluyen meditaciones guiadas, como este ejemplo de meditación para sanar el niño interior, terapia de reprogramación emocional con protocolos diseñados para acceder al inconsciente y modificar patrones de comportamiento, y ejercicios de afirmaciones y journaling para escribir sobre nuestras emociones y reafirmar nuestra valía como individuos.

Sanar la herida de abandono es un proceso profundo que requiere compromiso y amor propio. No se trata de olvidar lo que vivimos, sino de resignificarlo para liberarnos de patrones que nos limitan. La clave está en tomar conciencia, responsabilizarnos de nuestro bienestar y aprender a amarnos incondicionalmente. Cuando logramos esto, dejamos de buscar en otros lo que solo nosotros podemos darnos: amor, seguridad y estabilidad emocional. Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @analia.emanuele o en YouTube como @analiaemanuele 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portada: Pixabay

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Nuestra Misión

Somos un mundo creado para la mujer actual, una fuente de inspiración que nutre la mente, el cuerpo y el alma. Reunimos a todas aquellas personas, marcas y estilos de vida que nos inspiran, motivan y admiramos para impulsarte a encontrar tu valor y poder personal.

Me recibí de licenciada en Psicopedagogía  en la Universidad del Salvador, Buenos Aires,  en 1988 con Diploma de Honor.  Completé mi formación académica con un posgrado en Clínica Psicopedagógica.

Desde entonces ejercí la Práctica Clínica desde una mirada integral del ser atendiendo niños, adolescentes, adultos y familias.

Trabajé en Instituciones Escolares del ámbito privado coordinando y/o formando parte del Equipo de Orientación Escolar.

Ejercí  la docencia en cátedras universitarias siendo titular de la Cátedra Clínica Psicopedagógica en la UCALP. Donde también me desempeñé como parte del jurado de tesinas.

Ejecuté el rol de  coordinadora del área de educación en una ONG acompañando a niñas y jóvenes víctimas de violencia o maltrato familiar.

Desde 1998 hasta 2016: “Espacio de Conciencia” un espacio virtual y físico donde ofrecía servicios de clínica, docencia y charlas.

En 2015: Oráculo Portales  al Origen® del cual soy autora y creadora.

Desde 2016 a 2019: desarrollé la Formación en “Facilitadores de Talleres para niños para la Educación Emocional, Desarrollo de la Creatividad y Meditación”© basada en los Talleres para niños en Educación Emocional que ofrecí durante varios años.

Desde 2020 a la fecha: nace Darte a Luz un proyecto en donde reuno todo mi camino recorrido durante más de 30 años de ejercicio profesional.

Desde 2022 unifiqué todos mis conocimientos y experiencias en la Formación Profesional  «Facilitador/a para Decodificar la Herida Primaria» ® con el fin de que puedas  acompañar a otros seres a rescatar a su niño herido y sanar esos traumas inconscientes. Una formación 100% online, de alto nivel,  que también puedes tomar para tu propio desarrollo personal.

En 2023 canalicé una nueva técnica energética para la liberación del Alma llamada Portales al Alma – Tecnología Ürmakh ®.

Mi misión hoy está abocada a formar personas para expandir mi mensaje al mundo: todos podemos sanar y vivir desde nuestro propósito.

Mi lema: «Transfórmate para trascender»

Mi método:  Explora. Integra. Transformate. Impacta. Trasciende.

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