'Heridas de guerra' Mi experiencia con la sanación pránica.

'Heridas de guerra' Mi experiencia con la sanación pránica.

Por: Eleonora Morales
¿Nacimos para sanar heridas? Quise empezar este artículo con un refrán que poco uso porque normalmente esas heridas no son malas y a veces tendemos a asociar la palabra herida con algún suceso negativo, y este no es el caso. De lo contrario, ha sido un camino positivo que ha traído dolores físicos y mentales, pero también el entendimiento de la capacidad de adaptación que tenemos los seres humanos a las condiciones que no son necesariamente con las que nacimos.

Soy Eleonora Morales y tengo 32 años. Nací sana, he tenido problemas de salud pasajeros, como cualquier ser humano, pero en términos generales me considero una persona sana. Sin embargo, hay algo que no nació conmigo, pero que sí me acompañará hasta el día de mi muerte. Unas barras de titanio y 30 tornillos en mis vértebras que hacen parte de mi desde hace 14 años y no pasa un día en el que no los sienta, sin dolor y sin ganas de jorobarme de nuevo. 
Pues sí, desde mis 12 años fui diagnosticada con escoliosis, una curvatura lateral de la columna vertebral que ocurre normalmente durante el crecimiento. Esto puede suceder por diferentes causas, en mi caso, por un tema genético, mi papá sufre de escoliosis (leve) desde hace muchos años, la cual maneja con ejercicio y postura. Sin embargo, mi situación, era un poco más compleja, a los 12 años de edad cuando descubrieron mi escoliosis me pusieron un corsé ortopédico de plástico rígido que iba desde la parte baja de mi pelvis hasta la clavícula; obviamente este corsé cubría toda mi espalda también, y en la parte del busto, tenía dos huecos, pues mi cuerpo estaba en pleno desarrollo. ¡Como es de esperarse para mí fue traumático tener que usar ese aparato que parecía más un maniquí de confección que cualquier otra cosa! Lo empecé a usar, porque era lo que debía hacer, por fortuna no hubo bullying en el colegio y hasta el momento, me sigo preguntando por qué si los niños son crueles, pero afortunadamente conmigo no lo fueron. Obvio hay uno que otro recuerdo “amargo” como una profesora de deporte que nunca entendió mi condición y me ponía a hacer los mismos ejercicios que el resto de los otros niños; también una niña que medía metro y medio que alguna vez me dijo caballo con armadura, pero venía de un complejo de ella de su baja estatura. En fin… nada traumático en términos sociales o externos.
¡Mi trauma era interno, no quería vivir con ese corsé hasta mis 18 años (cuando terminara el desarrollo y crecimiento de mi cuerpo) es decir que me quedaban 6 años más por vivir esa tortura! Entonces decidí que todas las mañanas cuando mi mamá me lo pusiera, porque claramente necesitaba ayuda para ponerme ese armazón de la época del ruido, yo me lo quitaría después para esconderlo en la parte de arriba de la chimenea de la casa; hoy en día pienso que fui supremamente audaz al encontrar un escondite así. Hasta que claro, la señora que limpiaba la casa, no sé cómo, lo encontró. ¡Y hasta ahí me llegó el chiste!
Y para mi sorpresa fue algo realmente lindo, pues mis papás me confrontaron con la madurez y me dijeron que si no quería usarlo, no lo usara, pues era yo era quien debía decidir sobre mi dolor y mi salud. Así que dejé de usarlo. Y créanme, no fue una decisión de inmadurez, fue algo que recuerdo haber tomado con conciencia y que menos mal lo hice, porque 6 años después cuando me tuvieron que operar, los especialistas me dijeron que ese corsé no hubiera frenado lo inevitable, así que sentí un gran alivio. Aunque duró poco pues debían operarme, lo que significaba aprender a vivir como un ¨robot¨ sin que nadie se diera cuenta ¡Tremendo reto!

En el 2006 cuando me gradué del colegio fui a la modista para mandar a hacer mi vestido de prom, cuando la modista me vio en ropa interior para tomar mis medidas, quedó atónita, no entendía mi cuerpo, ¡mucho menos las medidas! ¿Cómo podría hacer un vestido para alguien con la espalda totalmente torcida, una cadera más alta que la otra, una pierna más corta y todo absolutamente salido de su lugar? Aterrada llamó a mi mamá a gritos para que entrara al vestier a verme y mi mamá aterrorizada llamó a mi papá (que es médico) y aquí comienza toda esta historia. Ese año me operaron, tengo grabada esa fecha en mi memoria como si fuera una fecha de cumpleaños, 1 de diciembre de 2006.  Eso sí, ni crean que me perdí mi prom, la modista resultó ser una dura y me hizo el vestido, incorporando el corsé.

Después de 8 horas de cirugía, un mes de hospitalización, complicaciones como problemas pulmonares, anemia, arritmia y cantidades enormes de morfina para el dolor, salí victoriosa a mi nueva realidad. Pero no estaba sola, de ahora en adelante dos varillas de titanio y 30 tornillos entre mis vértebras, varios injertos óseos y menos 6 discos de movimiento me acompañaban. ¡Estaba lista para salir a la calle y pitar en cuanto aeropuerto entrara! Toda una odisea que se ha vuelto parte de mi vida y de mi día a día pero vivo agradecida de haber tenido una cirugía exitosa. ¡Porque aunque suena terrible pudo ser mucho peor! Pues implica salir de un estado de salud peligroso en donde se pueden lesionar las articulaciones, causar artritis en la columna vertebral, pueden rozar las costillas con la pelvis o desarrollarse problemas pulmonares y además un obvio corregimiento estético, pues podría estar totalmente torcida y jorobada.

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                                                                                                                  Fotografía: Alejandra Quintero

En esta realidad, la cual llevo viviendo 14 años, me doy cuenta de que no pasa un solo día en que la espalda no me duela. Tal vez no pasa una sola hora, o tal vez no pasa un solo minuto, pero desde el principio yo decidí tomarme esto, como mi nueva condición con la que se debe aprender a vivir, o por lo menos esa ha sido mi filosofía. Y simplemente decidí ignorar el dolor por completo, no me quejo, ni tomo pastillas para el dolor de espalda. Sabía que debía hacer algo, y el ejercicio es súper recomendado pero les confieso que no me gusta hacer ejercicio. Hace aproximadamente 6 años me encontré con el Hot Yoga, es yoga en un salón entre 30º y 40ºC. Siendo la peor de la clase, obviamente debido a mi imposibilidad de estirar mi espalda, yo sentía que era la reina del hot yoga. El calor me permitía llegar a donde no puedo llegar, a tocar mis manos con mis pies así sea por un segundo; eso me empezó a dar una cierta emoción, incluso podría decir adicción. Al principio el dolor se iba por unas horas, pero después empecé a darme cuenta que ya el dolor no se iba por tantas horas, si no solo por una y así…. Entendí que me estaba excediendo y que para mi condición no era óptimo ni necesario estirar hasta extremos que me generaban tranquilidad mental de ¨ser como los demás¨, pero un dolor terrible de obligar a mi cuerpo a hacer algo que estaba imposibilitado a hacer.

Lo dejé, después de 4 años de hot yoga intensivo, me metí al gimnasio y tengo que decir que soy un fracaso -siempre estoy inscrita- voy cuando me duele mucho la espalda y me ayuda sin duda a relajar mis músculos y fortalecerlos. Y ahí voy en mi camino de la vida por sanar, por aprender a vivir con dolor y por aprender a manejarlo también.

Hace poco decidí probar un método sobre el cual me habían hablado que se llama Sanación Pránica, es una práctica que sana a través de las manos pero sin necesidad de tocar, todo se hace a través de la energía. Aunque creo en las energías muchísimo y soy espiritual, a mi manera, normalmente no suelo tener citas con personas expertas en temas energéticos. Esta cita fue diferente y capturó toda mi atención. Claro, por la pandemia todo debía ser virtual, la cita fue con uno de los creadores de Ahimsa, un centro de sanación pránica en Bogotá.

La llamada duró aproximadamente una hora y 10 minutos. Al principio, Daniel, la persona que me hizo toda la guía de la práctica y la meditación, me preguntó detalladamente sobre mi dolor y mis emociones, más específicamente durante la pandemia. Hablamos un rato y le comenté sobre toda la historia de mi cirugía, fue una conversación de aproximadamente unos 20 minutos, bastante agradable y fluida. Luego, Daniel me dijo que me acostara y cerrara los ojos, para empezar a realizar la sanación que iba a ser guiada por él. Me dijo que me imaginara luces de colores y las concentrara en mi coronilla, esas luces debían ir bajando por mi cuerpo y recorriendo los diferentes chakras. Mientras tanto, él también se conectó conmigo energéticamente e iba guiando mi respiración e imaginación. Fue un ejercicio absolutamente relajante, sobre todo porque tuvimos la cita un día entre semana de mucho trabajo y cuando finalizamos, le expresé mi relajación absoluta e inclusive ganas de dormir. Al finalizar el ejercicio, Daniel me hizo unas recomendaciones muy interesantes:

 

  1. Baño de agua con sal diariamente o 3 veces por semana. Esto con el fin de aumentar la energía y estimular la auto sanación.

  2. Realizar ejercicio al menos 15 minutos 3 veces por semana. 

  3. Practicar la ley del perdón. El perdón libera las emociones negativas albergadas por largo tiempo en nuestra vida.

  4. Donación. Hacer una donación a una fundación a personas que sufran tu misma condición o enfermedad. Esto con el fin de que el buen karma te ayude a sanar.

  5. Hacer curso de auto sanación pránica para aprender a auto sanarse y así mismo manejar las emociones.

  6. Recibir tratamiento de sanación pránica para ayudar a retirar la energía del dolor o la enfermedad.

  7. Meditación en corazones gemelos. Es una meditación enfocada en contribuir a la armonía de las relaciones y a reducir el estrés, entre otros.

 

Al finalizar la cita, mientras seguía acostada escuchando las recomendaciones de Daniel, hice un movimiento que siempre hago en los músculos superiores de la espalda, siempre que lo hago puedo sentir el dolor y la incomodidad ¡Increíblemente, no sentí el dolor ni la incomodidad que siento siempre en todos los minutos de mi vida! Me sorprendió tanto, que inclusive extrañé ese dolor que me pesa y que lleva acompañándome 14 años de mi vida, eso fue lo más triste… entender que los seres humanos nos acostumbramos al dolor, no sólo físico sino también mental y emocional, y que cuando nos lo quitan, en vez de sentir alivio, nos hace falta. Esto me hizo replantearme muchas cosas, entre ellas, empezar a buscar una nueva forma de vida en donde el sufrimiento y el dolor no sean parte de mi y empezar a trabajar en la capacidad que tenemos los seres humanos de modificar esos dolores y patrones de vida, que no siempre disfrutamos, pero a los cuales muchas veces tristemente nos acabamos acostumbrando. 
A lo mejor son esas las pruebas que nos pone la vida y las heridas que aparecen en el camino. Lo importante es empezar a sanar a tiempo e intentar vivir los años que tengamos en este mundo con una mejor calidad de vida física, emocional y espiritual.

Para quienes sufren dolores intensos les recomiendo esta práctica, realmente me funcionó desde la primera cita. No soy una persona que haya experimentado diferentes espacios de medicina alternativa, energética, ni espiritual, porque siento que muchas veces no funciona. Pero puedo decir que en mi experiencia esta cita me ayudó por lo menos a sentir algo diferente y a despertar una reflexión en mi vida acerca del dolor, las heridas y la posibilidad de vivir mejor en todos los sentidos.

Fotografía: Alejandra Quintero

Maquillaje y pelo: Renzo Luzardo

 

 


 

Comentarios:

Luisa maria Restrepo quintero 2021-05-21

Pues, que te digo.. Que experiencia. Te sigo en redes y me agrada lo que haces. Te veo como una mujer exitosa. Sin problemas de ninguna clase. Hasta que vi tu historia. Definitivamente nadie sabe lo de nadie. Amo la moda, amo tu trabajo. Y una vez me pregunté. Porque hay personas con tanto éxito viviendo la vida que desean y yo en ocasiones creo que me hace falta lo atrevida para ser lo que me apasiona. No soy celosa pero por unos cuantos segundos me hice la pregunta porque a unos pocos la vida los sorprende con demasiado. Y no es que a mi no me haya sorprendido me refiero a que son tantas cosas y tantos valores en una sola persona. Y aveces yo tan falta de tanto. jajajjaja. Pero bueno, ahora que cuentas tu gran experiencia veo que eres parecida a mi. Ahora me considero exitosa y no porque tenga plata. Sino porque reconozco que estoy bien y este escrito tuyo me hace también agradecer por lo que tengo y que aunque muchos se vean perfectos, intocables, casi Dioses pues son comunes y silvestres, tambien les duele y tambien no todo ha sido color de rosa. Me agrada que en este punto hayas encontrado tu sanación y que contribuyas a que uno mas en esta vida, en esta sociedad está buscando sanar concientemente como ser y persona. Bravo y me alegra este final .


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Nuestra Misión

Somos un mundo creado para la mujer actual, una fuente de inspiración que nutre la mente, el cuerpo y el alma. Reunimos a todas aquellas personas, marcas y estilos de vida que nos inspiran, motivan y admiramos para impulsarte a encontrar tu valor y poder personal.

Después de vivir en China y trabajar en París, Eleonora regresó a Colombia para revolucionar el concepto de la moda.  Desde muy pequeña su mamá sembró en ella el amor por la moda, la artesanía y el arte. Hoy, son socias en un negocio de moda que en menos de dos años ha transformado la manera en la que las colombianas ven y consumen moda.

Antes de Eleonora Morales era impensable para muchas mujeres comprar ropa de segunda, se asociaba con adjetivos como: viejo, sucio y deteriorado, entre otros. Hoy en día hay fila para ser de las primeras en entrar a cada edición del Garage Sale by E.M., todas quieren tener las mejores prendas no sólo de los closets de las mujeres con más estilo de Colombia, sino además de los diseñadores Colombianos más reconocidos en su negocio Luxe by E.M.

Esta consultora de moda no sólo introdujo el concepto del second hand sino que hizo posible que las mujeres que antes soñaban con entrar a las boutiques de los grandes diseñadores hoy puedan adquirir prendas de diseñador a precios increíbles pues trabaja con los prototipos y con colecciones pasadas. 

Actualmente Eleonora es la CEO de @garagesalebyem @luxebyem escribe para Vogue Latinoamérica y dicta seminarios acerca del negocio de la moda de lujo y, por supuesto,  es Musa PANDORASCODE.
IG @eleonora.morales
www.garagesalebyem.com