Cuando cocinamos, decidimos qué es lo que entra en el cuerpo de nuestros hijos. Y, a diferencia de los fabricantes de alimentos procesados, tenemos un gran interés en la salud de las personas que van a comer la comida que nosotros preparamos.

Si practicamos la moderación, entonces no se prohíbe la comida. Cuando nuestros hijos beben jugo para calmar la sed durante el día, el azúcar realmente comienza a acumularse.

Si lo hacemos lo mejor que podemos, con los recursos que están disponibles para nosotros podemos empezar a tener más control sobre el origen de nuestra comida y también cómo se prepara.

Empecemos por pensar qué verduras voy a servir para esta comida. No empieces con la proteína, empieza por pensar, ¿voy a hacer un sofrito? ¿voy a hacer verduras al vapor con una salsa blanca encima? o ¿voy a hacer una ensalada como mi verdura? Y luego pregúntate, ¿qué iría bien con eso?¿Puedo hacer un pescado rápido en el horno? ¿Puedo hacer unos nuggets de pollo caseros en la estufa para los niños esta noche? Cuando los niños ven que los adultos se unen en torno a alimentos saludables, a menudo estarán más dispuestos a probar cosas nuevas. Además, deja que los pequeños mezclen cosas en un tazón o agreguen frutas para hacer sus batidos, preparen verduras o trituren cosas como papas, plátanos y aguacates. Esto les da una sensación de control que puede ayudarlos a ser comensales más aventureros.

A largo plazo, una dieta compuesta principalmente por alimentos cocinados en casa. Preparados por alguien que se preocupa por las personas que comen esa comida, casi siempre será más saludable para toda la familia.

A medida que la industria de alimentos procesados ​​se expande, muchas otras partes del mundo también están comenzando a seguir esta tendencia.

Uno de los mayores problemas es que sorprendentemente grandes cantidades de sal, azúcar y grasa vegetal se esconden en estos alimentos para extender su vida útil y mejorar su sabor, para que sea más probable que se vendan. La mayor parte del exceso de sal y azúcar en la dieta de un niño promedio proviene de alimentos procesados. 
Casi todo lo que encuentras en el estante del supermercado que ha sido envasado, enlatado o embotellado, entra en la categoría de alimentos procesados. Estos incluyen cosas como cereales para el desayuno, barras de granola, galletas, galletas saladas y bebidas azucaradas. Incluso algunas marcas de los alimentos que podría considerar ser inherentemente saludable pueden resultar muy procesadas, como el yogur, queso o incluso salsa para pasta.

Una forma de diferenciar un alimento altamente procesado de uno menos procesado es mirar la cantidad de ingredientes enumerados en la etiqueta. Si la comida tiene una larga lista de ingredientes, es muy probable que la comida esté altamente procesada. Especialmente si esos ingredientes no son fácilmente reconocibles para ti.

Ahora, la conclusión es que cuando nos sea posible debemos elegir alimentos menos procesados ​​para nuestros hijos. La mejor opción es casi siempre el tipo de comida que preparamos y servimos a nuestras propias familias en nuestros hogares. Cuando cocinamos, decidimos qué es lo que entra en el cuerpo de nuestros hijos, y a diferencia de las manufacturas de alimentos procesados, tenemos un gran interés en la salud de las personas que van a comer los alimentos que hacemos.

A largo plazo, una dieta de alimentos en su mayoría hechos en casa, preparada por alguien que se preocupa por la gente que come esa comida, casi siempre será más saludable para toda la familia. Cada año se gastan miles de millones de dólares en la comercialización de alimentos procesados para nosotr@s y para nuestros [email protected] en algunos países, NO hay reglas sobre qué alimentos se pueden comercializar a qué grupos de edad. Además, cuanto más tiempo pasan nuestros hijos frente a una pantalla, es más probable que estén expuestos al marketing de estos alimentos. Entonces, ¿qué podemos hacer? Nosotros, los padres del mundo tenemos un acceso especial al consumidor, porque los consumidores son nuestros hijos.

Por ejemplo, si ven que amamos nuestros frutos y verduras, estamos anunciando esos alimentos a nuestros hijos. Si elegimos alimentos menos procesados ​​la mayor parte del tiempo, y si salimos de nuestro camino para encontrar alimentos que se cultivan o crían más cerca de casa, es probable que estas acciones tengan un efecto en sus elecciones futuras. Si tienes un mercado de agricultores cerca, lleva a tus hijos allí. Si tienes espacio en tu jardín, o incluso en el borde de tu ventana, planta algo que luego puedas comer con tus hijos. Y luego habla con ellos, explícales en el lenguaje que sea apropiado para su edad que los anuncios a veces pueden hacer que las cosas parezcan mejores de lo que realmente son y que, a menudo, los anuncios pueden hacer que deseemos cosas que no necesitamos y que ni siquiera son buenas para nosotros.

Muéstrales ejemplos, mantenlo divertido y alegre, por supuesto, y trata de limitar su exposición a anuncios de alimentos procesados. Pero lo más importante es hacerles saber que tienen una opción y pueden usar esa elección sabiamente para mantenerse saludables y felices.

Fotografía: Jimmy Dean