En nuestro viaje a través de la vida, las emociones nos acompañan como fieles compañeras. Sin embargo, su influencia no se limita solo a nuestro mundo interno, sino que se extiende hasta nuestros órganos y sistemas corporales. Mi nombre es Anabel Gonzalez, soy psiquiatra y hoy vengo a hablarte de cómo las emociones se manifiestan en el cuerpo y cómo esta conexión entre mente y cuerpo es crucial para nuestro bienestar.
Nuestro cuerpo es un instrumento de percepción. Cada emoción, ya sea alegría, tristeza, estrés o ansiedad, viene acompañada de cambios fisiológicos sutiles pero impactantes. Estos cambios nos permiten sentir y reconocer lo que experimentamos emocionalmente, desde el nudo en la garganta durante la tristeza hasta la aceleración del corazón en momentos de ansiedad.
La relación entre emociones y salud física es más profunda de lo que parece. Las emociones no procesadas, aquellas que ignoramos o suprimimos, pueden tener efectos tangibles en nuestros órganos. La incapacidad para gestionar adecuadamente estas emociones puede dar lugar a problemas físicos, cuyo origen emocional puede pasar desapercibido.
El estrés es uno de los ejemplos más notorios de cómo las emociones pueden afectar directamente los órganos. Cuando nos encontramos bajo estrés, nuestro corazón se acelera, la respiración se vuelve agitada y la digestión puede interrumpirse. El sistema gastrointestinal, rico en terminaciones nerviosas, también es vulnerable a la influencia emocional, manifestándose como dolores de estómago en momentos de tristeza o ansiedad.
El síndrome de Tako Subo, también conocido como el "síndrome del corazón roto", es una manifestación extrema de cómo el estrés emocional puede afectar al corazón. En situaciones de emocionalidad intensa, partes del corazón pueden paralizarse temporalmente, causando síntomas similares a un ataque al corazón.
Aunque actualmente no existe un enfoque terapéutico universalmente aceptado para abordar esta conexión entre emociones y órganos, hay avances prometedores. Terapias como EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) han demostrado integrar con éxito aspectos somáticos en el tratamiento de traumas y emociones no procesadas. Aunque la investigación está en curso, la terapia EMDR ha dado pasos significativos hacia la comprensión y tratamiento de esta interconexión.
Si bien las emociones positivas pueden influir beneficiosamente en la salud, la clave radica en gestionar adecuadamente todas las emociones. Etiquetar emociones como "positivas" o "negativas" no captura su complejidad. Cada emoción tiene un propósito en nuestra experiencia humana y merece ser reconocida y gestionada de manera adecuada.
La dicotomía entre cuerpo y mente es una construcción artificial. La visión moderna de la salud abraza la conexión entre ambos y reconoce que todas las dimensiones de nuestro ser están entrelazadas. La gestión emocional adecuada puede enriquecer nuestra salud física y mental. Incluso en enfermedades con causas físicas subyacentes, una gestión emocional efectiva puede mejorar la calidad de vida y el proceso de recuperación.
¿Conocías la relaciones que hay entre tus emociones y tus órganos?
En esta era de avances médicos y científicos, recordamos la importancia de abrazar una visión más holística de la salud. Nuestro cuerpo es el lienzo en el que las emociones pintan su impacto, y solo al reconocer y comprender esta conexión intrincada podemos cultivar un bienestar verdaderamente completo. Si te quedo alguna duda o quisieras una asesoría, me puedes encontrar en Instagram como @anabelgonzalez_emociones5.0
Portada: Andrea Piacquadio
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