Decidí contar esta historia porque, a lo largo de mi vida, he visto una y otra vez el miedo que muchas personas sienten al volver a empezar. Este miedo se manifiesta en frases como "No puedo renunciar ahora" o "Todas mis amigas ya tienen hijos, ¿y yo?". Es una sensación que he notado con frecuencia, sobre todo en mujeres, aunque también afecta a hombres. El mensaje que quiero transmitir con esta historia es sobre aprender a amarse a uno mismo y reconocer que merecemos cambiar nuestras circunstancias.
Muchos de nosotros sentimos que no merecemos algo mejor. Yo misma pensaba que no merecía la libertad que ofrece emprender. Una de las cosas maravillosas de tener tu propio negocio es disfrutar de esa libertad, aunque al principio me costó mucho aceptar que realmente la merecía. Esta etapa en mi vida ha sido un proceso de aprender a valorarme y a aceptar que tengo el derecho de reinventarme.
Quiero contarles esto porque es importante darse cuenta de que no pasa nada si decidimos comenzar de nuevo. La vida tiene tantas vueltas, y crecí viendo esos ejemplos en mi propia familia. Mi 2 padres hicieron su vida después de un divorcio, post 50 años, ellos demostraron que siempre es posible volver a empezar, sin importar la edad o las circunstancias. Siempre podemos cambiar el final de nuestra historia. No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos transformar el presente y el futuro. Lo que viví fue una oportunidad para replantear mi vida, y en mi caso, la transición comenzó con un evento inesperado a finales del 2023. Crecemos en un mundo intentando encajar y cumplir esas expectativas sociales, es algo que llevamos muy metido en nuestra mente desde pequeños.
En el 2017 vine a hacer una maestría, trabajé un tiempo y luego regresé para casarme con mi esposo. Poco después, empecé un postgrado en coaching. En octubre de 2023, perdí mi trabajo, lo cual fue un momento inesperado y desafiante para mí, ya que nunca antes había vivido algo así. Uno nunca sabe cómo enfrentará ciertas situaciones hasta que ocurren. Es como si Dios no lo quiera, mañana muriera uno de mis perritos; no sabría cómo manejarlo porque nunca me ha pasado. Así es la vida. Es como cuando alguien se convierte en madre: por más que leas todos los libros, cada experiencia será única.
Todo el proceso de querer empezar de nuevo suele comenzar con un evento significativo. Siempre he dicho que la astrología nos conecta mucho con los planetas. Cuando uno conoce bien los movimientos planetarios y se conoce a sí mismo, comprende que a veces es necesario vivir situaciones difíciles para poder crecer y evolucionar. Eso fue exactamente lo que sucedió en mi caso.
Puedo mostrarme como una persona muy fuerte, pero vivir lejos de mis padres, de mi familia, y enfrentar situaciones difíciles es complicado. Aunque tengo a mi esposo, a quien amo con toda mi alma, no tengo el apoyo que tuve desde niña, esas personas que siempre están ahí, como tus amigas del colegio.
Cuando sucedió esta situación, trabajaba en un puesto digital. Todo iba muy bien, sin embargo, desde mi punto de vista, ocurrió un evento que no justificaba mi despido. No falté, pero me dio COVID, lo cual me dejó con poco tiempo para recuperarme.
Cuando no fui, tenía una reunión de retroalimentación con mi jefe, quien lo tomó muy mal; le pareció extremadamente irrespetuoso que no asistiera, y al día siguiente me despidieron. La forma en que me despidieron fue abrupta: me cortaron los accesos y no podía entrar a mi correo. No entendía lo que estaba pasando hasta que Recursos Humanos me llamó para informarme que ya no trabajaba allí.
Para mí, fue un golpe emocional muy fuerte. Además, aún me estaba recuperando del COVID y físicamente no me sentía bien. Era la primera vez que me sentía tan maltratada profesionalmente; mi ego estaba por los suelos, me sentía indignada, y solo quería regresar a Perú. Para mi, todo se derrumbó en ese momento.
Durante esos días, me sentía muy deprimida y estuve introspectiva, meditando y soñando mucho con mi abuela, quien es una de mis guías espirituales. Esto sucedió un jueves, en pleno invierno. Recuerdo que, un domingo, mientras tomaba un café y cuidaba al perro de una amiga, empecé a reflexionar. Mi esposo estaba jugando baloncesto, y yo, con la computadora en la sala, noté que mi canal de "La Mística" estaba creciendo un poco.
Decidí comenzar a hacer más videos y hablar sobre lo que ya sabía. Al principio, tenía miedo de equivocarme, pero pensé que si eso pasaba, no importaba. Me animé a grabar unos tres o cuatro videos sin preocuparme demasiado por mi apariencia. Luego, comencé a crear mi página web, aprovechando mi experiencia en marketing digital. Pasé cuatro horas haciendo videos y construyendo todo el ecosistema digital, mientras paralelamente buscaba trabajo.
Me decía a mí misma que tenía que volver a trabajar, nuestra mente tiende a insistir en eso constantemente. Recuerdo muy bien ese domingo, cuando todo comenzó. Al día siguiente, lunes, empecé a tener entrevistas para nuevos trabajos, con la idea de regresar al mundo corporativo, donde había estado durante 13 años.
Fue entonces cuando me fui a dormir, y al día siguiente descubrí que mis seguidores en "La Mística" habían incrementado más del 50% en un solo día. No lo entendía. ¿Cómo había crecido tanto en tan poco tiempo? Empecé a leer los comentarios que recibía, "Oye, qué buena información", y ese tipo de cosas que te motivan. Además, como soy coach, esto me impulsaba aún más, así que decidí dedicarle más tiempo a esta actividad.
Desde los 5 años, he tenido sueños premonitorios, en mi infancia veía cosas mucho más fuertes de lo que veo ahora; ahora lo controlo mucho más y ya no se activan de la misma manera. Desde pequeña ya tenía este don, ya sentía las energías. Sabía qué era Piscis desde muy chica y entendía lo que significaba el signo.
Todo esto que les cuento era como mi "yo" escondido, porque tenía que estudiar algo que diera dinero. Ese era el chip que me habían puesto mis padres: marketing, contabilidad, administración de empresas. Imagínense si hubiera dicho que quería ser astróloga a los 17 años, hace 17 años. Era algo inimaginable e inexistente. Además, era buena en el colegio y gané una beca para ir a estudiar a Estados Unidos. Así que, como hija única durante muchos años. Sentía una gran presión por encajar y ser siempre la mejor.
Mientras tanto, seguía buscando trabajo. Soy muy capricornio, muy disciplinada; siempre lo he sido. Por eso me costó tanto entender que me despidieran del trabajo. Cuando uno se esfuerza tanto por ser el mejor desde pequeño, claro, resulta difícil comprender qué salió mal. Mi papá, quien siempre fue un padre muy presente y tenía su propia empresa, me inculcó esa mentalidad. Cuando jugaba voleibol a nivel profesional y llegué a la selección de Perú, me decía siempre: "Créetelo, tienes que creértelo". Esa mentalidad me acompañó durante los años que jugué competitivamente.
Al ver que me habían despedido, no podía entenderlo. Sentía que me habían roto el corazón, como cuando te enamoras y te decepcionan. Por eso me daba tanto miedo intentarlo de nuevo.
Así es como comienza esta historia, mi "capítulo uno", por así decirlo. Empecé a buscar trabajo mientras estudiaba astrología y hacía mis primeros videos. Empecé con Tik Tok porque me parecía más fácil grabar allí y luego pasar el contenido a Instagram. Después, empecé a grabar podcasts en Spotify y abrí mi canal de YouTube.
Empecé este trabajo en diciembre, y ya la gente de mis redes comenzaba a escribirme más para consultas online sobre astrología. Nunca olvidaré a mi primera clienta, ella me escribió por Instagram y me dijo que quería una sesión conmigo. Me empecé a volver loca, porque todo se me estaba saliendo de control. Los miedos regresaron, y me encerré un domingo a pensar.
Como estaba iniciando en este mundo, seguía las enseñanzas de mi papá, que siempre ha sido como mi "maestro de astrología". Aunque es abogado, siempre tuvo una gran conexión con estos temas. Desde pequeña me decía: "No salgas en luna llena, cuidado, porque pueden pasar cosas". Y yo, rebelde, salía, era luna llena, por supuesto.
Quiero que entiendan esta parte de mi historia para que comprendan por qué me afectó tanto lo que sucedió después. Tuve una infancia muy exigente, con muchos logros desde muy chica. Imagínense, a los 28 años ya tenía la primera maestría, algo que mis amigas apenas empezaban a hacer a los 30. Ya tenía dos carreras, lo cual, admito, es bastante de mi ascendente Géminis: querer estudiarlo todo al mismo tiempo. Cuando volví a Perú, a los 28 años, me dieron un puesto de jefatura, que por supuesto manejé fatal; manejé un equipo de 40 personas y muchas personas mayores creían que yo no estaba lista aún.
Me di cuenta de que aún necesitaba estudiar más, que no estaba lista para manejar gente. Pero ya desde ese momento sentía que iba a dedicarme a ayudar a las personas, aunque no sabía cómo explicarlo. Incluso, desde pequeña adoptaba perros… Mi mamá ya pensaba que estaba perdiendo la cabeza con tantos animales en la casa. Siempre quise ayudar a los más indefensos, esa es mi esencia.
Volviendo a la historia, entré a trabajar en mi nuevo empleo y, en las tardes, empecé a atender a gente con consultas. Imagínense, trabajaba online de 9 a 5 y, a las 6 de la tarde, comenzaba con las sesiones, terminando agotada a las 10 de la noche, especialmente con los clientes de Latinoamérica, ya que yo estaba en España. Pero vi cómo, poco a poco, las cosas fueron avanzando. Todo fue creciendo muy poco a poco, nada se lanzó de golpe. Como les digo, hice todo sola.
En enero 2024 ocurrió un evento astrológico importante: Plutón ingresó en Acuario. Este suceso fue un detonante para mí, una especie de empujón. Aunque la verdadera razón por la que decidí dedicarme al 100% a la astrología. Claro, llegué a ese punto trabajando muchísimo, atendiendo a gente los fines de semana, los sábados y los domingos. La vida que tengo hoy no es como comenzó. Ahora tengo tiempo para descansar los fines de semana y soy una persona más tranquila, pero me esforcé al máximo.
Realmente me entrego por completo en lo que hago. Si alguna de ustedes quiere una carta natal, verá lo completa que es. El punto es que, desde Año Nuevo, ya tenía claro que quería dedicarme a esto. Me molestaba entrar a las reuniones diarias a las 9:15, porque mientras estaba ahí, solo pensaba en el contenido que iba a preparar sobre astrología.
Así que en enero tomé la decisión de renunciar. Luego llegó el miedo de contárselo a mis padres, porque sentía que era un fracaso. Ellos seguían pensando que aún estaba en mi trabajo anterior, y me daba vergüenza contarles que ya no era así. Mi esposo, que prácticamente ha sido mi coach, me animó a hacer un plan de ventas para calcular cuántas sesiones necesitaría al mes para vivir tranquila. Luego surgió la idea de hacer talleres, y con eso se abrió otro mundo.
Después de cada sesión, sentía un profundo agradecimiento de mis clientes, me decían: "Gracias, me abriste los ojos, no sabía que podía hacer esto". Con mi enfoque de Astro Coaching, no solo enseñó sobre astrología y los movimientos planetarios, sino que también ayudó a desbloquear creencias limitantes usando mis herramientas de coaching.
En febrero me fui a Perú por un mes para mi visita anual. Hasta ese momento, mi familia aún no sabía sobre mi renuncia. Me encontré primero con mi mamá y después con mi papá. Sentía mucho miedo, creo que hacía tiempo que no lloraba tanto por enfrentarme a una situación. Sentía como si estuviera luchando contra la sociedad.
Finalmente, se lo conté a mi mamá entre lágrimas. Su respuesta fue: “¿Por qué lloras? Es tu vida, si eres feliz siendo astróloga, sé feliz. Si mañana quieres ser policía, sé policía, pero haz lo que te haga feliz”. Yo pensé que se iba a molestar, pero me sorprendió su reacción.
Después, le conté a mi papá, y él estaba feliz. Hablamos todos los días y me decía que le enviara mis novedades.
Mi mamá es abogada, muy virgo, muy estructurada. Ella me decía: “Si vas a crear una empresa, hazlo bien. Nos vamos a ir a la notaría y la vas a crear, firmaremos los documentos, y vamos a contratar a los contadores”.
Sentí lo bonito que es sentirse aceptada, qué importante es el núcleo familiar. Aunque uno a veces cree que no necesita esa aprobación, inconscientemente yo sí la necesitaba. La aprobación de mis padres, no solo para seguir mi camino, sino para sentir que estaba bien hacer lo que quería. Incluso en temas como la maternidad. Tengo 34 años, quiero ser mamá, pero no todavía. Antes, explicarles eso a mis papás era más difícil. Ahora, ellos me dicen: “Si quieres ser mamá a los 40, da igual. Haz lo que quieras. Ten un montón de perros y no seas mamá si no quieres”. Y pienso: “Bueno, está bien”.
Entre marzo y abril regresé a Barcelona. Empecé a estudiar astrogenealogía y constelaciones familiares, además allí tengo mi primer taller online. Empecé a descubrir nuevas facetas de mí misma, aspectos que me gustan más.
También me di cuenta de que "La Mística Piscis" no es solo un personaje, realmente soy yo. Muchas veces, las influencers crean un personaje que no refleja quiénes son en realidad, y pensaba en lo difícil que debe ser mantener esa dualidad. Pero en mi caso, cuanto más atendía a la gente, más auténtica me sentía, y eso generaba una conexión más profunda con mi audiencia. Creo que la clave ha sido que las personas se identifican con mi historia, y espero que también se identifiquen con esta.
Mi objetivo para "La Mística" es, en 2025, enfocarme en la Mística School. Realmente quiero hacerlo porque siento una enorme gratitud hacia la gente que ha conectado con mi autenticidad. Como ustedes me escuchan ahora, así me presento en todos lados. Lo que me decían es que soy muy auténtica, y creo que eso es lo que resuena en las personas. No soy solo la astróloga; soy el ser humano que hay detrás, y eso es lo que marca la diferencia.
Para mí, la clave ha sido la disciplina y la constancia que adquirí a través del deporte. Durante años, mis amigas me decían que siempre iba al gimnasio, no solo para verme bien, sino para sentirme bien. A lo largo del tiempo, me di cuenta de que el esfuerzo y la dedicación en el deporte, como el vóley, donde tienes que trabajar en equipo, pasarte el balón, corregir errores y mantener la constancia, se trasladaron a mi vida profesional.
Desde que empecé a trabajar, he aplicado esa misma disciplina para ser una buena profesional y una buena persona. He invertido tiempo y esfuerzo en mi formación académica, en las maestrías que he realizado y en mi desarrollo personal.
La clave, como mencioné antes, es creértela. Suena a cliché, pero realmente tienes que creer en ti mismo. Yo, que soy algo nerviosa con el tema del dinero, siempre trato de tener un plan B. Sabía que si "La Mística" no funcionaba, podría volver al mundo laboral o retomar mi empresa de consultoría de marketing digital.. Tener un plan alternativo es importante, pero también es crucial creer en tu capacidad para hacer que las cosas funcionen.
Fue entonces cuando me di cuenta de que quería ser coach. Me certifiqué en España y, para mi tesis, propuse un enfoque de "astro coaching", combinando astrología y coaching. Aunque al principio mi profesor dudaba, al final logré presentar una tesis que se convirtió en la base de mi empresa.
La razón por la que enfrentamos nuestros miedos es porque encontramos un motor interno. Imagina que vas a hacer parapente; antes de lanzarte, sientes miedo, pero hay un objetivo, una motivación dentro de ti que te impulsa a saltar. Todos tenemos ese motor interno, algo que nos mueve y nos da propósito. En mi caso, mi motor era no querer ser infeliz. Durante mucho tiempo, me sentí infeliz y busqué libertad, en el sentido de poder gestionar mi tiempo y mi vida de manera autónoma.
Siempre he sido una persona rebelde, a pesar de ser muy estudiosa. Recuerdo que, cuando tenía 14 años y tenía un partido importante de vóley al día siguiente, estaba muy nerviosa. Me decía a mí misma, con el nivel de conciencia de entonces, que todo iba a salir bien. A medida que creces, aprendes a manejar esos miedos de manera más consciente. Una de las lecciones más importantes que aprendí fue de uno de mis entrenadores de vóley. Me dijo una frase que se convirtió en una lección maestra para mí: "No puedes cambiar el resultado si fallas hoy, pero siempre tendrás el mañana para intentarlo de nuevo. Mientras estés viva, tienes una misión que cumplir." Esa frase me hizo entender que mientras estemos vivos, siempre hay una misión por cumplir y no debemos quedarnos atrapados en el miedo al fracaso.
El mensaje final que les quiero dejar fue algo que yo no entendía al inicio y que mucha gente no entiende es que la base de la ambición es la pasión. Siempre he estado de acuerdo con esto, y lo menciono porque creo que la ambición a veces recibe críticas injustas. La ambición sana es algo maravilloso. Me encanta desafiar los tabúes sobre la ambición. Muchas personas piensan que la ambición es algo negativo, pero cuando se lleva de manera saludable, puede ayudarte a romper barreras y conectar con tu verdadera pasión.
Lo que quiero decir es que puedes ser ambiciosa y lograr tus metas. Si yo lo he hecho, tú también puedes. Este año 2024 he terminado mis estudios en constelaciones familiares, y ahora soy consteladora familiar y astróloga, enfocada en patrones repetitivos y astrogenealogía. Abrazar tus miedos y lanzarte a la aventura es fundamental. La ambición bien orientada te lleva a alcanzar tus objetivos y te impulsa a avanzar. Así que, sí, ¡abraza tus miedos y sigue adelante!
Les comparto la banda sonora de esta historia de amor …
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