A todas las mujeres nos encantan las historias de amor, de donde sea, como sea, de donde vengan y con quien sea. Nosotras como mujeres somos mucho más soñadoras y nos gustan las historias de amor porque eso inspira, eso llena, uno se siente como en un sueño. A mí, por lo menos, me fascina preguntarle a todo el mundo: "¿Y cómo se conocieron?". Además, no hay una historia igual a la otra. O sea, todas son súper diferentes, todas son súper únicas. El mensaje que les quiero dar con esta historia es que el amor existe en todas sus versiones. Como sea, el amor es amor y el amor es para compartirlo, para vivirlo, para sentirlo, para disfrutarlo de la manera más sana y tranquila.
Yo siento que puedo decir que estoy viviendo lo que yo siempre soñé. Y para mí era demasiado importante revivir mis sueños. Y en parte de mis sueños, yo siempre quise un hogar, una familia, un hijo, un esposo, y tener, digamos, mi centro. Esta historia me transformó de todas las maneras posibles. Creo que la Valentina de hace 10 años aplaudiría a la Valentina de hoy porque es de: "¡Juepucha! Después de todo, lo lograste". O sea, tienes lo que has querido y lo que siempre soñaste.
Siempre soñé una historia así porque realmente yo veía un reflejo de esta historia de amor en mis papás. Mis papás llevan 40 años juntos y es una historia de amor espectacular. O sea, es divina, un hogar hermoso. Yo crecí en una familia divina. Entonces para mí, el hecho de tener una familia bonita y de tener ese hogar, sí existe. No era como: "Ay sí, no, eso solo pasa en las películas". No, yo de verdad, obviamente con sus altos y sus bajos y con todo, pero yo puedo decir que siempre lo viví así. Mis papás llevan 40 años juntos y se derriten el uno por el otro todavía.
Nunca lo vi lejano, pero sí vi que sí es posible. Esta historia, digamos que en cuanto a la conocida, es súper rápida porque nosotros fuimos muy flash. Nos conocimos por Instagram, yo trabajaba en una agencia de modelos y hacía producción de moda. Sebas toda la vida se ha movido en el tema audiovisual porque es actor y él tiene su productora hace muchos años. Yo, estando en Medellín, necesitaba cotizar unas cosas de una producción acá en Bogotá, y por algunas cosas me salió en Instagram. Claro, digamos que yo llevaba varios días buscando cosas de audiovisual cuando me salió le hablé de la nada y él me contestó. Pero, yo tenía novio en ese momento, no era súper novio, pero pues era un novio. Ahí hablamos como un tiempito. Me acuerdo que estaba muy cerquita de mi cumpleaños y le dije: "Si quieres venir, de una". Pero cómo ya les conté, yo tenía novio. En cuanto a las relaciones, he sido muy respetuosa. Entonces pensé, sí quiere venir, todo bien, pero de todo bien, de parche, de bacana. Al final vi que él me sacó el culo y dije a este man no le intereso, todo bien, no pasa nada.
Yo terminé con mi novio a los seis meses de eso y le volví a hablar con Sebas un martes y me respondió que el viernes llegaba a Medellín. Sin miedo le respondí que yo lo podía recoger en el aeropuerto, y así fue.
Yo estaba trabajando y cuadré con mi compañera de trabajo para poder estar libre e ir a recogerlo. Esa noche yo planeé mi pinta. Creo que no dormí de pensar en qué me iba a poner. Toda esa semana hablamos por WhatsApp, tuvimos llamadas de una hora, hora y media, que uno hoy en día eso no lo hace. O sea, llamarse una hora es muy raro.
Nos conocimos el 19 de mayo de 2017, nunca lo había visto en persona y apenas lo vi, sentí que lo conocía de hace años. No saben lo plena que me sentí. Siempre he sido una mujer muy segura de mí, pero era de locos, estaba en una paz, en una tranquilidad increíble. Me sentía conversando con él como si lleváramos 18 años.
Bueno, ese día lo recogí, lo dejé donde se iba a quedar, me devolví a la oficina y me acuerdo que ese día tenía pico y placa y me dijo: "Pues si quieres, tengo un evento por la noche, si me quieres llegar pues de una". Y yo le dije: "Pero me tocaría a las 5 porque tengo pico y placa, si no ya hasta la noche". Me dijo: "No, no, ven a las 5". Pues a las 5:01 estaba yo en esa puerta. Yo solo pensaba este hombre va a decir que yo soy lo más regalado del planeta tierra, o sea, lo más regalado del mundo entero, pero no me importó. Pues además que nos estábamos moviendo en Medellín. Yo llevaba 10 años viviendo en Medellín, o sea, Medellín era lo mío.
Esa noche nos metimos una fiesta de otro nivel, dormí donde él se estaba quedando. Al otro día a las 8 de la mañana, él tenía otro evento. Se fue conmigo a que yo me cambiara, me vistiera, me arreglara para volver a salir y llevarme al evento. Hicimos demasiado click. Y ahí la pregunta de "¿se lo doy, no se lo doy?" llegó jajaja. Dos días y yo no... y yo llamaba a mi hermana. Mi hermana estaba en Medellín ese día y se devolvía para Pereira. Entonces, nosotros la llevamos al aeropuerto, conoció a mi hermana y lo amó mal; decidí no pensar más en si darlo o no, quería que pasara lo que tenía que pasar.
Desde ese día literal fue click absoluto. Durante un mes y medio yo venía, él iba, yo venía, él iba. O sea, así cada fin de semana. Creo que mantuve esa tarjeta de crédito hasta el tope en tiquetes. Y al mes y medio se acababa Colombiamoda y me dice la jefe en ese momento: "Vale, hay una vacante, me renunció una de las de Bogotá. Yo sé que tú tienes novio en Bogotá, que estás yendo mucho. Pues no sé si te suene". Y yo: "Padre santo". Solo pensaba pero es que irme a Bogotá nunca ha sido mis planes, irme a vivir a Bogotá. ¿Qué es esto? ¿Yo qué hago? Mis papás no estaban... Bueno, el fin de semana vine a verlo y yo le conté a Sebas y le dije: "Bueno, hay esta oportunidad, no sé qué, pero literal es dentro de 15 días". Y me dice: "Véngase de una". Y así fue, me vine a vivir a Bogotá.
Jesus, Ay no, Bogotá. Yo llevaba casi 4 años viviendo sola, entonces le dije a él que yo podía llegar a su casa, pero que me ayudara a buscar. Yo no me ubicaba en Bogotá, no tenía ni idea. Además, Bogotá era una de las ciudades que yo decía en mi radar nunca había estado presente. Cuando llegue me dice: "Usted es boba, ¿para qué va a conseguir apartamento, pues para qué se va a buscar un apartamento usted sola? Yo en el mío, ¿para qué? ¿Para mantenerme yo en su casa o para usted mantenerme en la suya? Vámonos a vivir juntos".
Antes de todo esto y de tomar una decisión de irme a Bogotá o no, a uno siempre le generan dudas porque, pues, digamos que uno está conociendo a una persona de cero en convivencia, sin ni siquiera tener una falla y error antes de vivir. Pero, mi papá me dijo una cosa que nunca se me va a olvidar, ellos estaban en Francia en ese momento y llamé a contarles, les dije que tenía novio y me iba a vivir con él. Yo tenía 29 años, pues tampoco era una niña. Y me dice mi papá, "Bueno, hermana, usted ya está muy grande. Usted ya sabe qué es lo que quiere, usted ya se sabe defender y usted tiene sus valores. Si le funciona, delicioso, y si no le funciona, hacemos un trasteo como cualquier otro, y miramos qué se hace".
Nos fuimos a vivir juntos el 15 de agosto de 2017. Yo llegué donde él, 4 años viviendo sola en mi casa, mis cosas, mi todo, y yo soy bien territorial. A las semanas no aguante y le dije: "Oye, me estoy chiflando, o sea, ¡juepucha!, necesito mi baño, mis cosas, mi todo. Me quiero ir". O sea, "Si te vas conmigo, todo bien. Si no, me voy sola". Me dijo: "No, nos vamos". Y nos fuimos a vivir juntos. A los seis meses, el 3 de marzo de 2018 me pidió matrimonio.
Mis papás siempre nos han dado una seguridad de "La vida es para cagarla". Sí, pero para aprender también de los errores. Entonces: "Aprenda de los errores. No la vuelva a cagar en lo mismo. No sea bruta. Pero si la tiene que cagar, hágale, hermana, que para eso está". Entonces como que sí, eso me dio toda la seguridad del caso y dije bueno listo, de una. Y a los 15 días empaqué fresca de la vida.
Muchas veces uno se pregunta, pero ¿Será que este es el hombre? El día que no tuve miedo de decir nada malo de mí, cuando me sentí plena con él, cuando me desnudé emocionalmente, con mis pros, contras, cosas a mejorar, todo. Me acuerdo que hubo un conflicto familiar que me afectó mucho y pude sentarme a hablar con él sin filtro, contarle todo lo que pasaba. Ahí fue cuando dije: "Este es el hombre".
Una vez lo acompañé a un rodaje, y mientras trabajaba, se volteó y me dijo "Te amo". Yo solo respondí "gracias". Me quedé paniqueada, fría. No le dije nada en ese momento, pero él me lo siguió diciendo hasta que, después de lo que les conté, me di cuenta de que también lo amaba.
Nosotros creamos nuestra propia película. La convivencia y todo no fue difícil, como el acoplarse. O sea, todo, todo se dio digámoslo relativamente rápido, pero fluyó, o sea, se dio todo. Por ejemplo, yo soy muy organizada y Sebas es muy organizado. Entonces yo creo que el tema del orden en todo, hablo en todo, o sea, en orden de espacios, en un orden emocional, en un orden sentimental, en todo eso nos ayudó mucho. Desde el inicio tuvimos acuerdos que hasta hoy cumplimos.
El tema de la infidelidad , por ejemplo, es un tema muy charro que nadie habla en pareja, uno asume que puede pasar; pero uno nunca se habla de eso. Entonces yo, le decía... "Mira, si vos por algún momento de tu vida estás pensando en ser infiel, en meterte con otra, yo te aclaro de una vez: mientras yo no me dé cuenta, la bendición, hágale. Pero si yo me doy cuenta, yo te aseguro que yo nunca te voy a perdonar. No por el hecho de que no lo pueda hacer, sino por el hecho de cómo yo me pueda convertir". O sea, yo soy una mujer que yo me encargaría que todos los días de su vida se acordara de lo que hizo y que feo. Me volvería una pesadilla. Entonces dejaría de vivir tranquila, y no lo dejaría vivir tranquilo. Y nosotros lo hablamos un montón de veces y él me dijo: "Sí, listo, de una, voy con eso".
Lo mismo el tema del dinero. A mí me gusta trabajar, me gusta trabajarme lo mío, me gusta tenerme lo mío y no me gusta depender económicamente. Si por algún motivo de mi vida a mí me toca, yo sé que Sebastián lo va a hacer de la mejor manera posible, fueron temas de conversación que se fueron dando. Por ejemplo, cuando yo quedé embarazada, que a mí me dio muy duro el embarazo, Sebas hizo todo. Él se sentía bien haciéndolo, yo me sentía cómoda. O sea, digamos que fueron cosas de negociación que uno tiene que hacerlas.
Yo no sé por qué uno no es capaz de hablar temas incómodos. Uno no nace aprendido. Uno cómo va cómo va a manejar también una relación sin saber.
Yo creo que en las relaciones interiormente tenemos un "qué límites tengo yo", "hasta qué límites llego yo", ¿cierto? Y hay cosas en las que yo no tengo ninguna negociación. Tengo clarísimo qué soporto y qué no soporto.
¿Que he tenido novios? Claro, obvio. Y de esos que manchan la hoja de vida, que uno dice: "Ay, Dios, ¿a qué hueco me metí con este pelmazo/idiota?". Pero hoy en día puedo comparar lo que tengo ahora y entender por qué no fue. Uno sabe en su interior qué sí, qué no, y uno muchas veces cae en el error de "Es que ningún hombre es perfecto". No, obviamente ningún hombre es perfecto, pero uno puede construir la mejor relación posible basada en sus propios valores. Y muchas veces se deja llevar de eso por no quedarse solo. Con Sebas nunca tuve miedo, cuando uno siente miedo es por dos cosas: o tú no estás segura de ti misma o no estás segura de esa persona. Cuando uno está seguro, no le da miedo nada. Yo no quería ser una persona diferente, no me quería vestir distinto para gustarle a él. Yo quería ser yo.
Cuando uno realmente está bien, puede estar bien con otros. Tuve dos relaciones que me marcaron bastante. Una porque él era supremamente inseguro y posesivo, y yo caí en el juego de la posesión sin darme cuenta. Cuando finalmente me di cuenta, fui yo quien terminó con todo. Cuando uno se planta y dice que algo es innegociable, es punto final.
La otra relación fue con alguien que me puso 300 cuernos. Me di cuenta al final y, literalmente, le dije adiós de inmediato. Con él fue con el único con quien viví antes de Sebastián. Me acuerdo perfecto, fue un domingo y mis papás estaban ahí. Saqué bolsas de basura, empaqué toda su ropa y se la dejé en la puerta de la casa de su mamá, cambié la chapa, llamé a la portería y les dije que este hombre no volvería a entrar al edificio a menos que yo lo autorizará. Así de radical soy.
En los no negociables, soy completamente radical. Soy una mujer supremamente fiel porque me gusta respetar a la otra persona. Si te elijo como mi pareja, te respeto. La infidelidad me parece inaceptable. Si yo puedo perdonar, también puedo hacer lo mismo y no me da la gana de hacerlo. Esas dos cosas las dejé súper claras: ningún hombre puede pasar esos dos límites porque no van conmigo.
Antes de casarnos, hicimos un paseo. Sebas me preguntó dónde me casaría y yo le dije que en Fénix, en Cartagena. Ahí nos casamos. Fue soñada, aunque llovió mucho ese día. Estaba tan tranquila que cuando mi planificadora me preguntó qué hacer, le dije que no podíamos hacer nada para que dejara de llover. Al final, fue el atardecer más divino, dorado. Mis amigas me dijeron que todo se veía dorado y así ha sido nuestro matrimonio.
El día de la boda, los nervios me iban a matar. Soy muy cercana a mi papá y le dije que hablaríamos después porque no quería arruinar mi maquillaje con las lágrimas. Mi papá, igual de nervioso, se había tomado 200 aguardientes. Después del sí, fue divino. El matrimonio duró tres días, fue espectacular.
Imagínense que nos casamos y al mes Sebas se fue a un reality por dos meses y medio sin comunicación. Una vez a la semana recibía un mensaje de la producción diciendo que Sebas seguía en competencia y estaba bien. Fue una sorpresa cuando ganó el reality. Fue la celebración de la vida. Trabajamos juntos, renuncié a mi trabajo y me sumé a la productora de Sebas. Creamos la imagen que tenemos hoy en redes.
¿En qué momento decidí ser mamá? En un viaje, un año después, el 23 de mayo de 2019 en el aeropuerto le dije a Sebas que quería ser mamá. Tenía 31 años y me sentía preparada. Sebas, sorprendido, aceptó de inmediato. Tres meses después quedé embarazada, justo en el matrimonio de la hermana de Sebas, el 18 de septiembre de 2019.
El primer aniversario de matrimonio lo pasé con náuseas, olores horribles y ganas de vomitar. El embarazo fue perfecto, aparte de las náuseas. A los siete meses nos encerraron por la pandemia. Fui afortunada porque Sebas estuvo conmigo 24 horas. Aunque nadie más podía estar, aprendí a ser mamá con él siempre presente. Luca nació el 27 de mayo de 2020.
Nos hicimos amigos de unos vecinos que también tenían un bebé recién nacido. Fue una ayuda muy bacana porque estábamos en la misma situación y no había juicio, solo apoyo. Los primeros seis meses estuvimos siempre con Luca.
No tuve depresión postparto, aunque sí una ansiedad inducida por el COVID. El miedo de que separaran a mi bebé de mí si pasaba algo negativo me hizo crear una dependencia emocional por Sebas, que manejó todo con paciencia.
Sobre trabajar juntos, hemos aprendido mucho. Aunque dicen que no se deben mezclar familia y negocios, nosotros nos complementamos y apoyamos mutuamente. Claro que hay momentos difíciles, pero aprendemos de ellos. No buscamos la aprobación del otro, sino su apoyo. Sabemos en qué somos buenos y nos apoyamos en eso.
Hemos tenido altos y bajos, pero siempre hemos encontrado el equilibrio en nuestra relación y trabajo juntos. Tuvimos un pico muy alto de estrés hace un año. Fue el momento más estresante en lo laboral, familiar, todo. Nos estábamos ahogando y se estaba convirtiendo en una competencia de culpas. "Ah, pero es que yo hago esto", "No, pero es que yo hago lo otro", "Pero claro, tú no me ayudaste", "No, pero entonces yo sí te ayudé". Se volvió un tira y afloja que terminaba en discusiones sobre cosas que no tenían nada que ver, y aprovechábamos para sacarlas. Entonces, lo que hicimos fue buscar ayuda externa.
Fue delicioso y la mejor decisión. Decimos que Néstor Mejía, nuestro terapeuta, es parte de nuestra canasta familiar. Realmente, hoy en día muchas cosas me las guardo hasta la cita. Sí, me da una tos y un dolor de garganta esos días que quiero morir por guardarme lo que tengo que decir. O lo que hago es escribirle: "Néstor, estoy reventada de la putería, me pasó esto". Me aguanto hasta la cita y en la cita suelto todo: "Tal día a tal hora pasó esto, pasó lo otro, no me sentí cómoda, no me gustó esto, no me gustó lo otro", y Sebastián me responde. Pero siempre con una persona neutra en busca de arreglar el conflicto.
Seguimos con la terapia y el acompañamiento total. Alguien me dijo una vez: "Claro, tan rico para ti que puedes pagar una terapia". Pero no es necesario que sea un terapeuta experto. El mensaje que necesitas te lo puede dar una amiga, un profesor, una hermana. Una buena palabra, un buen consejo, un buen oyente en el momento indicado es muy eficiente. No tiene que ser un terapeuta.
Claro, uno debe saber a quién acudir. No vas a contarle tus problemas al amigo soltero que está cansado de las mujeres y ha tenido mala suerte en el amor. Él te va a decir: "No, hermano, déjala". Hay que saber a quién pedir apoyo. Es como cuando uno era pequeño y sabía a quién pedirle permiso, a la mamá o al papá.
En un futuro lejano, me sueño con Sebas viejitos, arrugados, con el pelo blanco, juntos. Yo me sueño en la playa, cambiándonos los pañales mutuamente.
Tener más hijos no, ya tomamos esa decisión en conjunto. Sebas tiene un hijo mayor y siento que estamos completos. Mi relación con el hijo mayor de Sebas es Divina, nunca hubo un choque. No soy la más maternal con niños ajenos, pero con Luca soy demasiado maternal. Pero Matías es divino, hice click con él espectacular. Me senté tres horas a jugar plastilina con él cuando lo conocí y fue muy bien. Cuando nació Luca, tuve miedo de que Matías lo cargara y pudiera hacerle daño, pero no era nada contra Matías, sino en cuidado de la situación.
En definitiva mi corazón está lleno. Nosotros siempre hemos dicho que si estamos juntos, no importa el lugar. Si por trabajo nos tenemos que ir, nos vamos. Si por trabajo nos quedamos, nos quedamos. Donde sea, cuando sea, pero juntos. Esa es una de mis no negociables. Respeto a cada pareja y familia, pero para mí es muy duro eso de "ven, yo me voy primero, pruebo y si funciona, te llevo". No, nosotros vamos juntos, probamos juntos, y si no funciona, nos devolvemos juntos.
A esas mujeres que han tenido malas experiencias en el amor y han perdido la esperanza en encontrar a esa persona, les quiero decir que ese tema del amor propio es divino pero también es el más duro, porque uno mismo es quien más duro se da. Pero el amor existe, en todas sus formas y colores. Uno no puede perder la esperanza en el amor. Mueve todo, da luz, esperanza, fe y ganas. A esas mujeres les digo que el problema no son los hombres, el problema es suyo. Si usted busca el mismo tipo de hombre por miedo a estar sola, está mal. Usted tiene que buscar un hombre con el que pueda ser usted misma, sin necesidad de gustarle a él.
El amor existe, claro que existe. No se pierdan en una búsqueda absurda de un hombre perfecto porque no existe. Búsquese a alguien con quien pueda ser usted misma y tenga claro cuáles son sus límites. Si tolera que le peguen o que le pongan los cachos, es su decisión, pero no permita que lo hagan y después vaya a decir que se lo hacen. Hay límites y punto. Al inicio, me tiraban al principio con Sebastián, comparándome con sus exnovias. Me afectó porque soy una mujer que reconoce lo bonito de otras mujeres y no entendía tanto odio. Pero afortunadamente, Sebas me puso en una posición y en un lugar que me dejó importar lo que dijeran. Nunca pensé en terminar con él por eso. Sebas me reafirmaba: "Para mí, tú eres la más linda del mundo". Hoy en día, Sebas siempre me apoya en entrevistas y todo eso, y no permite que nadie me falte el respeto.
La Valentina de hace 15 años era una pendeja, hoy en día le diría que hubiera tenido más confianza de la que ya tenía y que se hubiera parado en unas rayas mucho más firmes en momentos en que debió haberlo hecho. Pero también, si me hubiera parado en esas rayas, probablemente no estaría viviendo esto hoy en día.
No sé si todo el mundo tiene su media naranja, pero sí sé que todo el mundo tiene un amor bonito. Eso sí está escrito en la ley de vida de todos. No pierdan la esperanza, aunque muchas veces por quedarse enganchados en un amor incorrecto, se pierde la oportunidad de encontrar ese amor bonito.
Quiero compartirles la banda sonora de esta historia
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