Ser workaholic es tener una adicción al trabajo, comparable a otras adicciones como el alcoholismo o el abuso de sustancias. Esto va más allá de la dedicación: se trata de una obsesión que afecta negativamente al equilibrio entre la vida laboral y personal. Una persona trabajadora o comprometida puede establecer límites saludables y priorizar otras áreas de su vida, mientras que un workaholic tiene una necesidad incontrolable de trabajar, incluso cuando no es necesario. Mi nombre es Paulina Sánchez Cortés, soy psicóloga y hoy vamos a hablar sobre la adicción al trabajo y cómo manejarla.
Existen varias señales que indican una posible adicción al trabajo:
En muchas culturas, el trabajo se asocia con la identidad, el éxito y la autoestima. La productividad se convierte en una métrica clave para medir el valor de una persona. Este fenómeno tiene un impacto particular en las mujeres, quienes enfrentan la presión de ser "perfectas" en todos los aspectos de su vida. La expectativa de desempeñarse impecablemente tanto en el trabajo como en el ámbito personal crea una carga adicional que alimenta esta adicción al trabajo.
El concepto de “súper mujer” y su impacto
La figura de la "súper mujer", capaz de sobresalir en su carrera y vida personal sin esfuerzo aparente, ha establecido expectativas irreales. Esto contribuye a una cultura laboral tóxica que perjudica el bienestar de las mujeres. Cuestionar esta imagen idealizada y fomentar una sociedad equitativa es clave para permitir que las mujeres alcancen el éxito sin sacrificar su salud.
Reflexionar sobre nuestras creencias puede ayudarnos a identificar patrones que nos validan por trabajar en exceso. Algunas preguntas útiles son:
Priorizar el equilibrio entre la vida y el trabajo requiere implementar estrategias específicas que permitan redefinir hábitos y creencias. Algunos pasos iniciales son:
Delegar es una habilidad esencial para el crecimiento profesional y personal. Es importante delegar tareas específicas mientras se mantiene la responsabilidad del resultado final. Comenzar con tareas pequeñas puede ayudar a ganar confianza y adaptarse al proceso. La paciencia es clave, ya que delegar eficazmente lleva tiempo, y los errores que puedan surgir deben verse como oportunidades de aprendizaje. Adoptar esta práctica no solo alivia la carga laboral, sino que también fomenta la colaboración y el desarrollo de equipos.
¿Sientes que tienes adicción a tu trabajo?
Una herramienta clave para gestionar el tiempo es el uso de una agenda, ya sea física o digital, que permite organizar actividades y tener claridad sobre tareas y plazos. Esto reduce el estrés, mejora la productividad y ayuda a equilibrar la vida personal y profesional. Otra técnica útil es la Técnica Pomodoro, que divide el trabajo en intervalos de 25 minutos de concentración seguidos de 5 minutos de descanso. Después de cuatro intervalos, se toma un descanso más largo de 15 a 30 minutos. Este método fomenta la productividad sin agotamiento, manteniendo la mente fresca y enfocada.
Aprender a gestionar el tiempo no solo mejora la eficiencia, sino también promueve el bienestar general al proporcionar una mayor sensación de control sobre tus actividades.
Adoptar estas prácticas puede ayudarte a romper el ciclo de la adicción al trabajo, priorizar tu bienestar y encontrar un equilibrio saludable entre tu vida laboral y personal. Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @scp.psicologa
Portada: Cottonbro
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