Alcohol y drogas: El verdadero impacto en tu cerebro más allá del placer

Alcohol y drogas: El verdadero impacto en tu cerebro más allá del placer

Por: Ann Margaret Benjamin

A lo largo de la historia, el cerebro humano ha sido objeto de fascinación por su complejidad y su capacidad para moldear nuestras emociones, comportamientos y decisiones. Sin embargo, cuando introducimos sustancias como el alcohol o las drogas en este intrincado sistema, se desencadena una serie de reacciones que transforman nuestra percepción y funcionamiento a niveles profundos. Mi nombre es Ann Benjamin y soy psiquiatra; hoy vamos a explorar cómo estas sustancias afectan la química cerebral, qué vacíos emocionales intentan llenar y por qué, a pesar de la euforia inicial, sus efectos a menudo conducen a una espiral de dependencia y desequilibrio emocional.

Cuando una persona consume drogas o alcohol, se producen varios cambios en el cerebro a nivel químico y estructural. Estas sustancias alteran el equilibrio natural de los neurotransmisores y afectan la comunicación neuronal.

Las drogas, por ejemplo, dañan la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones y el control de los impulsos, y el hipocampo, crucial para la memoria. Esto lleva a un mal juicio y falta de memoria. El alcohol también puede inhibir el cerebelo, afectando el equilibrio y la coordinación.

También te puede interesar

Muchas sustancias secuestran el sistema de recompensa del cerebro, aumentando drásticamente los niveles de dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Este aumento repentino crea sentimientos de euforia y refuerza la conducta, incrementando la probabilidad de un consumo repetido que puede llevar a la adicción.

Con el consumo reiterado, se producen cambios estructurales y funcionales en el cerebro:

  • Tolerancia: El cerebro se adapta a la sustancia, requiriendo dosis más altas para lograr el mismo efecto.
  • Dependencia: El cerebro se vuelve dependiente de la sustancia para funcionar con normalidad.

Comprender estos efectos subraya la importancia de estrategias de prevención, tratamiento y recuperación para quienes enfrentan problemas de consumo de sustancias.

Las drogas y el alcohol alteran la química cerebral, principalmente estimulando la liberación de dopamina. Este neurotransmisor, asociado con el placer y la recompensa, provoca sensaciones intensas de bienestar. Las sustancias también afectan otros neurotransmisores:

  • El alcohol potencia el GABA, que induce relajación.
  • Los opioides imitan las endorfinas, aliviando el dolor y generando calma.
  • Los estimulantes como la cocaína incrementan la dopamina y la serotonina, creando energía y euforia.
  • Los psicodélicos alteran la percepción, promoviendo sentimientos profundos de conexión y paz.

Además, estas sustancias reducen las emociones negativas al suprimir regiones cerebrales como la amígdala, vinculada al miedo y al estrés. Sin embargo, estos efectos son temporales y a menudo conducen a tolerancia, dependencia y daños a largo plazo en las regiones cerebrales responsables de la regulación del estado de ánimo.

El consumo de sustancias como una forma de regular emociones suele estar relacionado con la necesidad de aliviar sentimientos negativos o intensificar los positivos. Actúan como un escape temporal del estrés, la ansiedad o el dolor emocional, adormeciendo las emociones o distrayendo de problemas no resueltos.

Las sustancias también se usan como automedicación en casos de ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático. Las personas con desequilibrios químicos en el cerebro pueden consumirlas para sentirse más "normales". Además, el consumo habitual se refuerza en entornos donde se normaliza esta conducta.

La falta de herramientas emocionales saludables es otro factor. Quienes carecen de estrategias efectivas, como terapia o atención plena, encuentran en las sustancias una vía rápida para regular sus emociones. Sin embargo, estas soluciones temporales suelen empeorar la salud emocional a largo plazo.

El consumo de alcohol o drogas suele estar relacionado con vacíos emocionales como:

  • Soledad e aislamiento: El alcohol puede ofrecer una sensación de conexión social.
  • Estrés y ansiedad: Proporciona relajación temporal.
  • Trauma o dolor emocional: Adormece emociones difíciles.
  • Baja autoestima: Brinda confianza momentánea.
  • Falta de propósito: Distrae de sentimientos de vacío o aburrimiento.

Aunque estas sustancias pueden llenar temporalmente estos vacíos, a menudo agravan los problemas subyacentes y generan nuevos desafíos. Encontrar estrategias saludables para abordar estas necesidades emocionales es clave para un bienestar sostenido.

La euforia y la tranquilidad que producen el alcohol y las drogas desaparecen rápidamente porque estas sustancias alteran el equilibrio natural de los neurotransmisores del cerebro. Inicialmente, provocan una gran liberación de dopamina, generando felicidad o relajación. Pero al desvanecerse los efectos, los niveles de dopamina caen, dejando a la persona ansiosa, triste o irritable mientras el cerebro intenta recuperar su equilibrio.

Con el consumo repetido, el cerebro se vuelve menos eficiente en regular su estado de ánimo, intensificando la ansiedad y la depresión. Esto perpetúa un ciclo en el que la persona recurre nuevamente a las sustancias, profundizando el desequilibrio emocional.

Existen muchas estrategias para encontrar la paz y la felicidad de manera saludable:

  • Atención plena y meditación: Ayudan a reducir el estrés y fomentar la claridad emocional.
  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Identifica y reformula patrones de pensamiento negativos.
  • Ejercicio físico: Libera endorfinas, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
  • Apoyo social: Relacionarse con seres queridos o grupos de apoyo disminuye el aislamiento.
  • Actividades significativas: Participar en pasatiempos o establecer metas proporciona propósito y satisfacción.
  • Técnicas de gestión del estrés: Como la respiración profunda, el yoga o la gestión del tiempo.

Incorporar estas herramientas fomenta la resiliencia emocional y promueve un bienestar duradero sin necesidad de recurrir a sustancias.

Si sientes que necesitas sustancias como el alcohol o las drogas para encontrar paz o felicidad, recuerda que no estás solo y que existen alternativas más saludables y duraderas. Aunque estas sustancias pueden ofrecer un alivio temporal, su efecto es efímero y puede empeorar tus emociones a largo plazo.

Pedir ayuda es un acto de valentía. La terapia, el apoyo social y la adopción de estrategias saludables pueden ayudarte a superar estos desafíos. Mereces sentir paz y felicidad de una manera sostenible, y con tiempo y apoyo, es posible encontrar caminos más positivos hacia tu bienestar emocional. Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @draannbenjamin 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portada: Rdne

Comentarios:

LO MAS VISTO

Nuestra Misión

Somos un mundo creado para la mujer actual, una fuente de inspiración que nutre la mente, el cuerpo y el alma. Reunimos a todas aquellas personas, marcas y estilos de vida que nos inspiran, motivan y admiramos para impulsarte a encontrar tu valor y poder personal.

​​Ann Margaret Benjamin Decena

Psiquiatra/Terapeuta sexual y de pareja. 

Egresada de la Universidad de INTEC, donde en el año 2009 obtiene el título de Médico General. Posteriormente graduada en el año 2015 del Hospital Psiquiatrico padre Billini, donde es preparada como como Psiquitra, luego  realiza una maestría en Terapia sexual y de pareja en el Instituto se sexualidad humana de la UASD”. 

Diplomado en programación neurolinguistica(2020)

Actualmente está realizando un post grado en psicología bariatrica, Obesity Academy. 

•⁠  ⁠Miembro activo del colegio dominicano de psquiatria.

•⁠  ⁠Miembro activo del colegio dominicano de psicofarmcologia.

-Miembro activo del colegio médico dominicano.