Es común que, después de las fiestas navideñas, muchas personas experimenten un fuerte sentimiento de culpa relacionado con su alimentación. Este fenómeno tiene varias causas y está profundamente vinculado a las creencias culturales y personales sobre la comida, especialmente en épocas como la Navidad, donde las comidas son más copiosas y menos pensadas desde una perspectiva nutricional. Soy Miriam Sánchez, doctora en psicología, profesora universitaria, coach certificada en TCA y superviviente de un TCA. Hoy quiero hablarte sobre cómo manejar este sentimiento de la mejor forma.
Durante las festividades, las celebraciones están marcadas por la comida. En todas partes del mundo, los menús de Navidad incluyen platos tradicionales y más ricos, tanto en sabor como en calorías. La comida no solo cumple una función vital, sino que también es una forma de celebrar, de compartir momentos especiales con seres queridos y de disfrutar de tradiciones familiares. Sin embargo, en lugar de centrarnos en el valor social y emocional de estos momentos, muchas veces nos enfocamos en la cantidad y la calidad nutricional de lo que comemos.
En nuestra cultura de dietas, los alimentos suelen etiquetarse como "buenos" o "malos", lo que genera una dicotomía moral que nos afecta emocionalmente. Los alimentos que se consideran "malos" o que engordan a menudo provocan sentimientos de culpa, vergüenza o malestar cuando se consumen en exceso. En cambio, aquellos catalogados como "buenos" nos dan una sensación de logro y autoestima. Sin embargo, esta visión simplificada de la comida no se ajusta a la realidad, ya que la nutrición y la salud son mucho más complejas.
Es fundamental cuestionar estas creencias limitantes y empezar a relacionarnos con la comida de manera más neutral. Si bien algunos alimentos pueden ser más nutritivos que otros, una alimentación equilibrada debe ser inclusiva de una amplia variedad de alimentos. Lo importante es adaptarlos a nuestras necesidades individuales, teniendo en cuenta factores como la edad, el sexo, el estado de salud, el contexto cultural y los hábitos personales.
La mentalidad de dieta que nos impulsa a seguir reglas estrictas sobre lo que "debemos" comer a menudo entra en conflicto con las fiestas, donde se rompen esas normas. Esto puede generar aún más culpa al violar reglas autoimpuestas, como evitar ciertos tipos de alimentos o comer solo en horarios específicos. Para disfrutar sin culpa, es esencial adoptar un enfoque más intuitivo de la alimentación, basándonos en las señales de hambre y saciedad de nuestro cuerpo, en lugar de seguir pautas externas o imposiciones sociales.
Las reuniones familiares durante las festividades también pueden aumentar el sentimiento de culpa. En muchas ocasiones, los comentarios sobre el aumento de peso o la necesidad de "compensar" las comilonas navideñas refuerzan el estigma hacia las personas con cuerpos más grandes o no normativos. En un entorno social donde se valoran los cuerpos delgados y se asocia la delgadez con la salud, muchas personas se sienten juzgadas por lo que comen o por su apariencia física.
Es importante reconocer que la diversidad corporal es natural, y que el tamaño de nuestro cuerpo no está determinado exclusivamente por lo que comemos o cuánto nos movemos, sino también por factores genéticos y metabólicos. Las presiones estéticas y las expectativas sociales pueden ser perjudiciales, especialmente en estas fechas cuando la gente se siente más vulnerable.
Aunque la comida es una parte importante de las celebraciones, las fiestas navideñas son mucho más que eso. Son momentos para compartir experiencias con seres queridos, para disfrutar de actividades como bailar, cantar o simplemente pasar tiempo juntos. Para manejar la culpa post-navideña, es fundamental centrarse en estos aspectos y no solo en la comida.
Algunas pautas que pueden ayudar a disfrutar sin remordimientos incluyen:
Es natural sentir culpa después de las fiestas, pero es importante cuestionar si esa culpa realmente se ajusta a los hechos. Disfrutar de una buena comida no es un pecado, especialmente cuando es preparada con cariño y compartida en un entorno festivo. La culpa que sentimos suele ser irracional y no está justificada, por lo que debemos aprender a reconocerla como disfuncional.
Finalmente, a lo largo del año, es necesario trabajar en romper las reglas alimentarias autoimpuestas que nos alejan de una relación más saludable con la comida. Alimentarnos desde una mentalidad libre de juicios nos permitirá disfrutar plenamente de las festividades, sin que la culpa o las creencias limitantes interfieran.
¿Te da remordimiento cuando comes de más en las fechas navideñas?
Las fiestas navideñas pueden ser un momento para disfrutar de la comida, de la compañía y de las tradiciones, sin necesidad de cargar con la culpa. La clave está en cambiar nuestra relación con los alimentos y aprender a vivir con más libertad y menos juicio. Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @miriamsanchez.tcacoach
Portada: Anntarazevich
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s Psicóloga y Doctora en Psicología, Coach Certificada en Trastornos de la Conducta Alimentaria por “The Carolyn Costin Institute” y Profesora Titular de Universidad.
Acompaña a personas adultas a recuperarse de TCA o relación tormentosa con la comida, el ejercicio y el cuerpo, así como asesora a sus seres queridos. Divulga y educa a través de RRSS, conferencias, formaciones, blog… para concienciar sobre los TCA, desmantelar la cultura de dieta y erradicar la violencia estética y la gordofobia desde un enfoque peso-inclusivo, antidieta y compasivo.
Ha traducido a español las guías de recuperación de Tabitha Farrar, colabora con la comunidad profesional @somoshaes y con Proyecto Princesas. Junto a Eli Custó, es socia fundadora de RecoverEdToBe espacio online donde ofrecen servicios especializados de coaching 1:1, grupos de apoyo y talleres.