Fiestas decembrinas: Aprende a sanar tu relación con la comida y disfrutar sin culpa

Fiestas decembrinas: Aprende a sanar tu relación con la comida y disfrutar sin culpa

Por: María Laura Salazar Peralta

Las fiestas decembrinas suelen ser un momento de encuentro, celebración y, naturalmente, de abundancia en la comida. Sin embargo, para muchas personas, también representan un desafío emocional, especialmente en cuanto a la relación con la comida. Durante esta época, se vuelven evidentes ciertos disparadores emocionales que pueden llevarnos a comer en exceso o con ansiedad, afectando nuestra percepción de la alimentación y nuestro bienestar general. Mi nombre es María Laura Salazar Peralta, soy experta en salud y bienestar integral; hoy vamos a hablar cómo sanar la relación con la comida durante estás fiestas sin irnos a extremos.

Uno de los factores emocionales más significativos es la presión familiar. En reuniones familiares, las conversaciones sobre el cuerpo, la apariencia física y las dietas son comunes y, a menudo, generan ansiedad o incomodidad. Comentarios como “¿Vas a comerte todo eso?” o “Tendré que hacer ejercicio extra después de esta comida” pueden desencadenar una reacción de autocrítica o inseguridad. Nos sentimos vulnerables, expuestos y a menudo comenzamos a cuestionarnos, influenciados por los estándares familiares y culturales.

Otro desencadenante emocional común es el reencuentro con familiares con quienes no tenemos una relación cercana o positiva. En estas ocasiones, ciertos comentarios o interacciones pueden despertar emociones intensas como tristeza, enojo o ansiedad, que a menudo tratamos de manejar mediante la comida.

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Además, están las presiones sociales y culturales sobre cómo debemos vernos o comportarnos. Estos mensajes, a veces internos y otras veces externos, generan tensión alrededor del cuerpo y de lo que comemos. Si nuestra atención está puesta constantemente en nuestro peso o en cómo nos perciben, es fácil caer en patrones de alimentación impulsados por el estrés y la autocrítica.

Una de las claves para afrontar esos comentarios familiares es vivir en conciencia y mantener la calma. Esto significa estar en contacto con nuestras emociones, en lugar de reaccionar impulsivamente. Aquí algunos consejos:

Comunica tus límites: Si sientes que tienes un espacio de confianza con tu familia, puedes pedirles de forma respetuosa que eviten temas de peso o dietas. Puedes decir algo como: “Este tema me hace sentir incómoda(o). Prefiero no hablar de eso porque puede afectar mi bienestar”.

Toma un respiro y aléjate momentáneamente: Si no tienes la confianza para expresar tus límites, puedes simplemente excusarte. Sal de la situación unos minutos y respira profundamente. Ve a un lugar tranquilo, como el baño o tu habitación, y reconecta contigo mismo. Esto ayuda a regresar a un estado de equilibrio y afrontar la situación con una mente más clara.

Las emociones intensas pueden impulsarnos a comer sin tener hambre real. Aquí algunos consejos para mantener una relación equilibrada con la comida durante las fiestas:

  1. Practica la alimentación consciente: Come despacio y sin distracciones. Observa los sabores, texturas y aromas de los alimentos. Al comer conscientemente, disminuyes la probabilidad de caer en patrones impulsivos o excesivos. Puedes incluso dar gracias por la comida, lo cual refuerza una actitud positiva y de gratitud.
  2. Mantén una conexión emocional contigo: Durante las fiestas, intenta comenzar tu día con un chequeo emocional. Puedes escribir cómo te sientes, hacer algunos minutos de respiración profunda o realizar una meditación rápida. Esto te ayudará a estar consciente de tus emociones y a manejar mejor los momentos de ansiedad.
  3. Flexibilidad y amabilidad contigo mismo: A veces, somos nuestros peores críticos, especialmente cuando sentimos que no estamos “cumpliendo” con ciertas expectativas alimenticias. Recuerda que disfrutar de los alimentos no es un fracaso. Permítete disfrutar sin juicios y practica la autocompasión.
  4. Usa afirmaciones positivas y visualización: Repítete frases como “Soy más que mi cuerpo” o “La comida es una fuente de bienestar”. Visualízate disfrutando de los alimentos con tranquilidad. Esto refuerza la idea de que la comida no es una enemiga, sino una parte natural y placentera de las celebraciones.

Una herramienta útil para distinguir entre el hambre física y la emocional es prestar atención al tiempo y al contexto. Si acabas de comer hace poco y sientes hambre nuevamente, pregúntate qué emociones estás experimentando. ¿Estás ansioso, estresado, nervioso por algún comentario o situación? Estos suelen ser indicadores de hambre emocional. Cuando identifiques estos patrones, es importante hacer una pausa y reflexionar sobre la raíz emocional, en lugar de recurrir automáticamente a la comida.

¿Te atormenta pensar que en las festividades vas a comer de más?

Las fiestas pueden ser un desafío para nuestra relación con la comida, pero también una oportunidad para practicar la conciencia y el autocuidado. Al mantenernos conectados con nuestras emociones, respetando nuestros límites y enfocándonos en el placer de la comida sin juicios, podemos disfrutar plenamente de esta época sin dejar que los factores emocionales nos desvíen de nuestro bienestar. Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @enfermasdebelleza 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portada: MRV

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María Laura Salazar Peralta 

Especialista hace más de 15 años en salud y bienestar integral así como en Trastornos de la conducta Alimentaria.

Con certificaciones en nutrición Integrativa, medicina germánica y medicina energética es que ayuda a muchas mujeres a sanar, a transformar su vida. A través del desarrollo personal y prácticas Integrales.