Identifica si tu jefe es “tóxico” y cómo manejar la situación

Identifica si tu jefe es “tóxico” y cómo manejar la situación

Por: Juliana Acosta

Después de la pandemia es cuando más empezamos a ver que las personas empezaron a sufrir de lo tan conocido “Burn out” por el exceso de carga laboral, la falta de límites en los horarios, comunicación, jefes, entre otras. Mi nombre es Juliana Acosta, soy psicóloga y vengo a tocar este tema, en específico: los jefes “tóxicos” y cómo aprender a manejar la situación.
 

Tóxico es una palabra que ha perdido un poco su definición, siento que todo se ha vuelto ¨tóxico¨. Y realmente, el significado podría hacer alusión a cuando hay algo que es disfuncional y cuando se vulnera el respeto, se traspasan los límites, hay agresiones pasivas (que no necesariamente estas son físicas o verbales y estas suelen no ser muy claras). Hay algunas que son muy sutiles y eso se puede ver en los trabajos y en las relaciones.

De hecho, a mí me parece que cuando dudamos si es maltrato o no, es porque sí lo es.  Cuando es tan sutil que nos genera duda, es por algo, hay algo que no cuadra; nos pueden estar sonriendo y teniendo un lenguaje no verbal pasivo, pero ofendiendo con lo que nos dicen. Esta es una situación que se ve muy seguido en los trabajos, vemos mucha comparación, mucho cuestionamiento sobre nuestro trabajos, comentarios no constructivos, amenazas discretas y situaciones que nos hacen cuestionarnos. Soy una convencida de que todo se puede decir, pero es importante saber cómo decirlo, empezando por la exigencia laboral que es necesaria.

Hay algo que también pasa un montón y es la ambivalencia en los comportamientos. Por ejemplo: si tenemos un/una jefa que todos los días dentro de lo que uno espera actúa igual o parecido, sabemos que esperar. Pero, si cada día esta persona actúa de manera completamente diferente y tiene cambios de ánimo repentinos donde nos vemos afectados y tanto el trabajo como la comunicación tienen un impacto, vamos a empezar a generar ansiedad por los estados de ánimo del otro, ya que nos está afectando directamente en nuestro día a día laborar. Inclusive, podemos caer en cuestionarnos constantemente qué hicimos para que el otro actúe así. De ahí la importancia de revisar nuestros comportamientos en el ámbito laboral, los demás no somos culpables de lo que sea que esté pasando en la vida del otro.

Es muy importante confiar en nuestro instinto en este tipo de casos, siempre le digo a mis pacientes “Tu estómago no te miente”. En estas decisiones que racionalmente la cabeza te dice que sí, pero el estómago dice NO rotundo. tenemos que confiar más en nosotros mismos, eso nos va a permitir poner límites, exigir lo que necesitamos y de esta forma ir construyendo las relaciones que queremos, porque las relaciones se construyen; un jefe también está aprendiendo a ser jefe. Las relaciones en el trabajo también son relaciones humanas y debe existir un mínimo de respeto, sobre todo acá donde estamos hablando de una jerarquía, no significa que por esta puedan pasarse por alto malos tratos o comportamientos destructivos.

Estos comportamientos nos pueden afectar muchísimo porque empezamos a confundirnos y empezamos a dudar de nosotros mismos. Lo que les decía, empezamos a cuestionarnos ¿Será que me está tratando mal? ¿Será que soy muy sensible? ¿Será que debería contar que no está actuando bien o se irá a poner bravo conmigo? Y no solo empezamos a tener dudas de nosotros mismas, sino que empezamos a tener miedo de un castigo emocional (que nos ignoren o nos dejen de hablar, por ejemplo). Por eso muchas veces no hablamos, porque pensamos que puede pasar lo peor; al final, ese miedo es algo completamente disfuncional. Ojalá existiera la relación donde pudiéramos decir “Desde todo el cariño que te tengo, siento que el trabajo que estamos haciendo no va por acá”, ¿Cuántas veces nos quedamos callados por miedo a que se ponga bravo/a o se empeoren las cosas? Tengamos siempre presente, no solo para lo que son relaciones laborales sino todo tipo de relaciones, si hay miedo a la reacción emocional del otro, hay algo que debemos revisar porque puede estar siendo disfuncional.

Un jefe “bueno” o no “tóxico” puede debatir contigo sin ningún problema, escucha los otros puntos de vista, acepta y entiende la información que le estamos dando, o en caso contrario, nos explica sobre por qué no es como pensamos o por qué no es por ahí, sin que vaya a tener una consecuencia mayor el estar en desacuerdo.

¡Ojo! Si estamos sintiendo algo, no lo ignoremos. Tengamos en cuenta que realmente no hay nada bueno o malo, puede que nos sintamos mal con algo que los demás no y eso está bien, si lo sentimos es válido.  Todos tenemos niveles de tolerancia diferentes y está bien, todos tenemos diferentes pasados y según eso reaccionaremos ante diferentes situaciones. Lo que para unos puede ser doloroso, para otros no y eso no habla mejor ni peor de nadie. No importa cuales son los estándares de que está bien y qué no, si hay algo que nos incomoda es importante que busquemos el por qué y le pongamos atención a ese sentimiento que viene siendo un llamado a atender una necesidad que tenemos y tal vez se está viendo vulnerada. Acá también es donde entra nuestra responsabilidad, no es solo el jefe ¨tóxico¨ y ya, porque eso no soluciona nada, decirlo y no hacer nada es únicamente una queja.  Lo importante es reflexionar qué estamos haciendo para contribuir en esa situación. Podemos estar contribuyendo no poniendo límites, no quejándonos, no pidiendo respeto, etc. Estas acciones, aunque no pensemos, alimentan las dinámicas disfuncionales y las mantienen. Las relaciones son de dos.

 

Te puede interesar: APRENDE A CÓMO CONTROLAR LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS

 

Es completamente normal que a veces nos quedemos en un trabajo donde no nos sentimos cómodos porque necesitamos los ingresos, pero a la larga es importante que empecemos a hacer una lista con nuestras prioridades para empezar a analizar la situación en la que estamos. Si no la estamos pasando bien y no hacemos nada al respecto vamos a terminar enfermos o con unas consecuencias graves, no hacernos cargo de las situaciones y dejárselo a la vida para que lo solucione, trae consecuencias. No estoy diciendo que el renunciar de inmediato sea la solución definitiva, a lo que voy es que no debemos que aguantar el maltrato o los comportamientos disfuncionales de nuestros superiores. Podemos empezar por hablar con alguien sobre el tema, comentar como nos sentimos, informar formalmente lo que está pasando, hablar con recursos humanos, o buscar un trabajo mientras seguimos en el que tenemos para no quedarnos sin nada. Se trata de analizar qué estamos haciendo por y para nosotros.

Es importante buscar actividades fuera del trabajo que nos den el equilibrio o balance emocional que necesitamos, entendiendo que el trabajo de todas maneras puede ser muy estresante y agobiante, sumándole todo lo demás que tenemos que hacer para tener una vida ¨balanceada¨. Algunas actividades pueden ser ejercicio, pintar, leer, meditar, terapia, etc. Quedarnos sin hacer nada y solo quejarnos lo único que va a hacer, es agrandar el problema. Es probable que la ansiedad se incremente y eso hará que nos sintamos mal con nosotros mismos. Cuando no hacemos caso a lo que sentimos, empezamos a experimentar malestar de diferentes formas.

El problema no es “Tengo un jefe tóxico” sino, ¿Qué estamos haciendo ante esta situación¨? Cuando no ponemos un límite con respecto a cómo nos sentimos, problema no es el jefe, somos nosotros porque nos estamos fallando a nosotros mismos. El estrés y la ansiedad son la enfermedad del momento “El cuerpo habla, lo que la mente calla”. Podemos empezar a vernos muy tensos, sin poder dormir, sin poder concentrarnos, con mucha presión, poca tolerancia a la frustración, baja autoestima, sensación de no ser capaces, etc.

Por último, es importante saber que el amor propio no es algo qué se tiene o no se tiene, no es algo con lo que nacemos o no, irá variando según las situaciones que vayamos viviendo. Si nuestro jefe todo el día nos dice que somos buenísimos, probablemente nos sintamos bien, si por el contrario siempre está inconforme con nuestro trabajo, es probable que nos sintamos no tan bien.

Todo nacemos mereciendo lo mismo, y siendo merecedores de buenos tratos, pero a lo largo de la vida vamos pasando por diferentes situaciones que nos van haciendo pensar que ¨no somos suficientes¨, ¨que no valemos¨o que ¨no somos buenos¨ entre otras. Si tenemos esa sensación, es un indicador y es algo que vale la pena trabajar. Esto no es de un día nos levantamos y decidimos amarnos, no; es un proceso que ira fluctuando y que puede generar frustración, pero no es algo de ¨cambiar el chip¨, ¨agradecer por todo lo que tenemos¨ o   ¨ponerle buena actitud.

Realmente hay opciones y oportunidades, no estamos solos este proceso. Evitemos callar lo que nos hace mal, es necesario hablar, y hablar desde el amor y el respeto. Es válido como nos sentimos, no lo reprimamos y dejemos el miedo a reconocerlo. Somos seres humanos con emociones. Busquemos la felicidad por medio de las cosas que nos hacen sentir tranquilos y cómodos. Que el trabajo no se vuelva nuestro mayor dolor de cabeza, sino el medio para realizarnos como personas e ir avanzando en la vida tanto profesional como personalmente.

Cualquier cosa que necesiten me pueden encontrar en Instagram como @julianaacostapsicologa.

 

 

Portada:Vogue

Comentarios:

LO MAS VISTO

Nuestra Misión

Somos un mundo creado para la mujer actual, una fuente de inspiración que nutre la mente, el cuerpo y el alma. Reunimos a todas aquellas personas, marcas y estilos de vida que nos inspiran, motivan y admiramos para impulsarte a encontrar tu valor y poder personal.

Psicóloga egresada de la Universidad de la Sabana, magister en terapia familiar y de pareja , y terapia EMDR (intervención en trauma). Atiende pacientes adultos, casos individuales en su consulta privada en Bogota.