¿Por qué el sexo tántrico puede mejorar la relación en pareja?

¿Por qué el sexo tántrico puede mejorar la relación en pareja?

Por: Patricia Safadi

Soy Patricia Safadi, psicóloga, especialista en sexología clínica, y atiendo por problemas sexuales por causa psicológica. Comencé a investigar y estudiar la filosofía del Tantra al observar que las intervenciones terapéuticas tradicionales, en ciertos casos,  no eran suficientes o eficaces para ayudar a los pacientes a resolver sus problemas sexuales. A partir de mi experiencia, aquí les cuento por qué el sexo tántrico puede ser un recurso enriquecedor para liberarse de mandatos o condicionamientos y mejorar la  relación en pareja.

El sexo tántrico se desprende del Tantra, camino espiritual en busca de volver a la autenticidad de uno mismo. Somos seres que vivimos condicionados desde el momento que nacemos; nos condiciona la cultura, la familia, la educación, entre otros. Muchos factores que nos rodean hacen que estemos atravesados por los mensajes que recibimos y con el tiempo vamos perdiendo nuestra autenticidad, vamos generando corazas o roles para enfrentar la sociedad y sobrevivir intentando ser aceptados. 

El Tantra busca volver a la esencia de nosotros mismos, procurando vivir las experiencias de vida desde el presente, intentando aquietar los pensamientos y poder vivir en el aquí y ahora, focalizando intencionalmente nuestra atención a cada cosa que vamos a haciendo. De esta manera, podemos volver a conectarnos con nosotros mismos cuando la mente aquietada logra esa atención plena en eso que está pasando. El Tantra encuentra en el sexo un espacio muy favorable para ensayar esta búsqueda de la autenticidad y del vivir en atención plena. La sexualidad es una faceta de la vida que genera emociones muy intensas y puede favorecer el entrenamiento a prestar atención a aquello que está pasando, despojándonos del condicionamiento para reencontrarnos con nuestra propia esencia. 
 

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El sexo tántrico a diferencia de nuestra sexualidad occidental nos propone el cuidadoso prestar atención a aquello que está ocurriendo en ese encuentro. Es estar allí presente, en cuerpo y mente atento a las emociones, a lo que está sintiendo el cuerpo, al efecto que generan los estímulos que vamos recibiendo, a conectar con las señales que nos transmite la pareja.  Re dirigir la atención hacia los estímulos visuales, auditivos, olfativos, gustativos que nos ofrece el entorno puede ayudarnos a potenciar esa concentración. El sexo occidental (sexo convencional) “busca hacer para llegar”. De hecho, la figura más ilustrativa creo que está dada con la expresión con la que se define al orgasmo corriente, “Orgasmo cumbre”. 

El sexo occidental busca un orgasmo cumbre, un orgasmo en donde se escala la excitación para llegar a una explosión; los estímulos se intensifican más y más en función de llegar a la descarga de energía. El orgasmo tántrico no busca llegar a ningún lado, “es hacer para estar”.  El fin principal es la unión, no busca explotar ni precipitar el fin del encuentro. El desafío es que la unión prevalezca extendiendo el momento lo máximo posible.
 

De esa manera, los estímulos que se comparten en pareja son estímulos en donde se alterna la excitación y la relajación, son estímulos que buscan sostener la excitación en un estado de meseta para que dure sin explotar; cuando la intensidad baja, se despliegan estímulos más intensos, cuando la intensidad sube, se despliegan estímulos más relajados, moderados, en función de sostener y alargar el encuentro a favor de la unión. La unión es la meta del sexo tántrico. 

Este abordaje que nos propone el sexo tántrico, genera un escenario propicio y favorable para la sanación personal y del  vínculo. La atención y la presencia  permiten explorar y  reencontrarse con la propia autenticidad, despojándose de las influencias religiosas o culturales que a veces hacen que uno no pueda ponerse en contacto con el verdadero deseo o con las verdaderas necesidades. Vivir una sexualidad en desconexión con uno mismo, genera síntomas o expresiones de eso que no se ha resuelto y aparecen los impedimentos para conectar, disfrutar o para superar la vergüenza y encontrar el placer. Enfrentar aquellos condicionamientos negativos (malas experiencias, abusos, educación represora, culpas…) es un paso primordial para la verdadera liberación interna.
 

La meditación es cualquier cosa que yo haga en la que no pienso nada que no sea eso que estoy haciendo. Desde ese lugar, el sexo puede convertirse en una meditación activa cuando estoy desplegando mi sexualidad atento a eso que está pasando y nada más; en esa atención puedo reconocer mis necesidades, mis gustos, puedo empezar a reencontrarme conmigo mismo y mi autenticidad. 

¡Ojo! La autenticidad no es el ser obediente, ni el ser rebelde, sino el ser como realmente necesito ser; entendiendo qué es lo que mi mente y mi cuerpo necesitan para hacer de ese momento una experiencia sexual de unión y de conexión con uno mismo y lo que nos rodea. Se convierte en un camino de sanación cuando al ponerse en contacto con el propio deseo, ya no existen los mandatos, no existe el sexo estereotipado, ni los mitos de nuestra sexualidad occidental; y se vive una sexualidad en función del  genuino deseo, gusto, placer,  a conciencia y libertad: Puede haber orgasmo o no, puede haber penetración o no, puede haber erección o no. La respuesta espontánea del cuerpo se acepta, no hay juicio, no hay mandatos, no hay control y cuando desaparecen esas presiones o tensiones, el cuerpo responde con naturalidad, dejando la conexión y la unión como protagonistas. 
 

No estamos siempre igual, en cada encuentro sexual podemos tener necesidades distintas, concentración distinta, energías distintas y es natural que no suceda lo mismo en todos los encuentros sexuales. Nuestra sexualidad occidental tiene un guión escrito,  pretendiendo que siempre transcurran las mismas secuencias: “erección-penetración-orgasmo”, y si así no ocurre,  se suele creer, falsamente, que ese no fue “un buen encuentro sexual”. 

A veces la mirada controladora de la pareja, o el miedo a no estar a la altura con la expectativa de la pareja (que además puede estar condicionada con esos mandatos) puede generar muchísimo estrés sexual y afectar la respuesta del cuerpo en hombres y mujeres que en realidad no tienen ningún problema sexual. La pareja logra superar, en gran parte, esas creencias absurdas cuando amplía su idea de  sexualidad venciendo el coitocentrismo y el falocentrismo. Es decir cuando se deja de priorizar a la erección y al coito como ejes centrales del encuentro sexual. 
 

El sexo tántrico habla de rituales, yo creo que los rituales también son recursos que facilitan la liberación de los condicionamientos y facilita el pasar de un momento del día a otro, esa transición entre el trabajo, la vida social, la calle, la familia al momento de intimidad en pareja. Los rituales son una propuesta muy interesante del sexo tántrico. Existe el ritual de preparar el ambiente, crear una atmósfera teniendo en cuenta la música, los aromas, inciensos, velas, o el ritual para preparar el cuerpo con todo el proceso de darse un baño, perfumarse, ponerse en contacto con el cuerpo sensual, todo eso,  ya anticipando lo que va a pasar. 

Hay muchos rituales y está bueno no atenerse a las propuestas exactas de tantos libros de Tantra, sino que cada pareja pueda encontrar su ritual adecuado; hay muchísimas propuestas de ejercicios de respiración, el ritual del abrazo, ritual de desvestirse lentamente, ejercicios con determinadas consignas para favorecer la conexión mental, acompasar la respiración y el ritmo cardíaco.  Encontrar el ritual adecuado es un desafío para las parejas que buscan conectarse lenta y gradualmente.
 

Se puede hablar de la movilización de energías en relación al sexo desde diferentes aspectos. Para el Tantra, la energía sexual es una energía que asciende desde abajo hacia arriba, desde el primer chakra hacia los chakras superiores. Los chakras se definen como centros de energía y cada uno contiene determinadas cualidades que se van activando a medida que esa energía Kundalini los va atravesando. Cuando existen traumas, experiencias negativas, influencias perjudiciales que justamente nos alejan de nuestra propia esencia, esa energía queda trabada, no fluye. El proceso de desbloqueo es posible haciendo conscientes esas partes de nuestra historia que no nos permiten fluir, liberarnos y encontrar plenitud en la sexualidad. Hay diferentes actividades, técnicas y experiencias que pueden contribuir a movilizar la energía: La música y el baile facilitan el crear experiencias muy favorecedoras de conexión con uno mismo y con el universo. 
 

A partir de los aportes del Tao, conocemos las energías masculinas y femeninas Yang-Yin, como polos opuestos que se complementan. El YAN (energía masculina) y el YIN (energía femenina) están presentes en todos los seres humanos. Son estados que toda persona puede experimentar.

Sin embargo, todos tenemos una energía predominante, reconocerla y aceptarla es un proceso importante para el autoconocimiento. La sexualidad se enriquece cuando podemos desplegar ambas energías en un momento sexual; es interesante el poder experimentar la sexualidad desde ambas experiencias. El Yang como una energía más focalizada, activa, directa y el Yin, la energía femenina, como una energía más holística, sutil, más receptiva que incluye todo el cuerpo. Permitirse vivir la sexualidad alternando ambas posiciones, puede enriquecer y favorecer el encuentro. 

También podemos hablar de energías en términos de hacer circular la energía para prolongar el momento. Muchos hombres inician el encuentro percibiendo una gran carga de energía sexual en los genitales. Esto puede desencadenar una seria dificultad para tomar el control de los tiempos en la respuesta eyaculatoria, lo que en nuestra sexualidad occidental se denomina como eyaculación precoz.

¿Sientes unión y conexión cuando estás con tu pareja?

Los chinos dicen “La energía sigue a la mente”; dónde está la mente allí se va a acumular la energía. En aquella parte del cuerpo donde llevamos la atención, allí se concentrará la energía. Por eso las caricias, masajes y toques amorosos al estimular otras partes del cuerpo no erógenas, pueden atenuar la excesiva sensibilidad genital, haciendo circular la energía de los genitales hacia otras partes del cuerpo, favoreciendo  así, la prolongación del momento.

 

Ábrete a nuevas experiencias de sensaciones y de autoconocimiento. Si necesitas algún tipo de asesoría me puedes encontrar en Instagram como @licpatriciasafadi.

 

 

 

 

 

Portada: We vibe toys

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​Amplia experiencia en el área clínica en atención pscoterapéutica de pacientes adultos y parejas. Terapias Breves. Enfoque Cognitivo-Conductual. Tratamiento Sexológico, problemas y disfunciones sexuales; Individuales y de parejas.