Toda mujer debería conocer su ciclo menstrual. Parece increíble que con todo lo que sabemos hoy en día y con toda la información de la que disponemos muchas no sepan controlar su ciclo ni decir si sus reglas son regulares o no. Incluso si preguntamos aleatoriamente por la fecha de su última regla, pocas la conocen con exactitud, incluso y esto me sorprende más, aquellas mujeres que están buscando embarazo. Soy la Dra. Dra. Matilde Gómez Frieiro, ginecóloga. Hoy explicaremos cómo puedes identificar si tu ciclo menstrual es saludable.
Puede sonar antiguo o puede ser criticable pero la biología es la que es y el cuerpo de la mujer está perfectamente diseñado para tener bebés, te guste o no leerlo. Desde la primera menstruación hasta a última, con mayor o menor eficiencia se produce una serie concatenada de acontecimientos enfocados a generar un óvulo susceptible de ser fecundado por lo que esas hormonas son capaces de dirigir nuestro comportamiento durante la fase periovulatoria aumentando nuestro deseo y haciéndonos más “atractivas” al portador de espermatozoides (biológicamente hablando).
Y todo se orquesta en nuestro cerebro desde donde parten las primeras señales, nuestras fabulosas hormonas, pero no lo harán de cualquier manera, si no perfectamente sincronizadas.
Situémonos primero: todo empieza el primer día de tu regla. Considera ese día como el primer día de tu ciclo menstrual. Ese día tu cerebro entiende que no ha habido embarazo por lo que se reinicia enviando a nuestros ovarios la FSH (la hormona que estimula el ovocito). Esta hormona que parte del cerebro llega al ovario y empieza a animar a los ovocitos que están en reposo diciéndoles, “venga, necesito que crezcan para el siguiente ciclo”. Mientras estos ovocitos compiten por ver cuál va a crecer más y a ovular, se irán generando otras hormonas, los estrógenos y alguna cantidad de andrógenos. Una vez que esas hormonas que genera el ovario regresan al cerebro, le indicarán que todo está a punto y el cerebro segregará otra hormona muy importante, la LH (la hormona que luteiniza). Esta LH provoca el pico ovulatorio que hará que el ovocito se suelte a la cavidad abdominal donde la trompa lo atrapará y lo dirigirá hacia la cavidad uterina esperando que en el camino se encuentre con un espermatozoide idóneo.
Mientras, en el hueco donde estaba ese ovocito se empieza a producir progesterona, la hormona que hará que estés tranquila, más sensible y que preparará al endometrio (la capa que recubre la cavidad uterina) para que esté mullidita y pueda recibir a ese óvulo fecundado.
Pero la mayoría de las veces no habrá ese embarazo y a los 15 días de la ovulación si el endometrio ve que no hay bebé se descama, es decir inicia la menstruación y todo vuelve a empezar.
Esta sería, amiga mía, la base de un ciclo menstrual saludable.
Lo normal es que este ciclo (desde que empieza una regla hasta que empiece otra dure entre 21 y 35 días más o menos, que sangres entre 3 y 7 días y que tu sangrado total no sea superior a 80 cc. sin la presencia de coágulos. Y de un color rojo brillante que se va oscureciendo según pasan los días Si tu ciclo es así, enhorabuena, tu salud menstrual es óptima.
También, si te observas podrás apreciar que tienes cambios de humor a lo largo de tu ciclo como que te sientes más activa, más creativa y comunicativa en la primera fase (dominan los estrógenos), más atractiva y con ganas de comerte el mundo durante la periovulación, y más relajada y sensible antes de la regla (domina la progesterona) con menos ganas de moverte y quizá te sientas más irritable. Es decir, nos sentimos más abiertas al mundo en la primera fase del ciclo y más conectadas con nuestro interior en la segunda fase.
No estás loca, simplemente estás siendo dirigida por tus hormonas buscando que actúes de determinada manera.
¿Y qué puedes hacer tú para mantener tu ciclo saludable? La genética es el primer director de tu ciclo de ahí que algunas mujeres que padezcan del síndrome de ovario poliquístico (este sería ya otro tema) en el que las reglas son irregulares, pueden notar alteraciones, pero el estrés y la alimentación también influyen de manera notable.
En situaciones de estrés tu cuerpo percibe que estás en peligro y lo último en lo que piensa es en la reproducción. Cuando estamos muy estresadas la regla puede faltar pues tu cuerpo tiene que ahorrar energía para mandársela al corazón y a los músculos por si hay que huir (somos primitivos e inicialmente todo estaba diseñado para huir). Las órdenes de no tener regla vienen del cerebro por eso a esa falta de regla por estrés se llama amenorrea hipotalámica (falta de regla por orden del hipotálamo, una estructura del cerebro).
La nutrición también es clave, de hecho todas ya sabemos que cuando una mujer padece anorexia uno de los principales problemas que tiene es la falta de regla porque el ciclo menstrual consume mucha energía y necesita que tengamos una nutrición equilibrada para que todo funcione correctamente. En esta época de culto al cuerpo miramos la comida como suministrador de calorías y no como suministrador de nutrientes como vitaminas, oligoelementos, proteínas, hidratos de carbono y grasas y todos son necesarios para que todo funcione correctamente. Es curioso que en una época de abundancia en la que vivimos estemos desnutridos y tengamos que recurrir a suplementos debido a que nos alimentamos peor que nuestros abuelos y eso nos pasará factura a la larga. Recuerda que la alimentación repercute en nuestro ciclo menstrual. Pero hay más cosas que pueden influir como la microbiota intestinal que podemos cuidar evitando procesados y basando nuestra alimentación en productos como la coliflor, el brócoli, las semillas de lino, las frutas, los alimentos fermentados…
El ejercicio físico en esta ecuación juega un papel fundamental dado que nos ayuda a superar el estrés, nos aporta energía, nos genera masa muscular que protegerá a nuestros huesos, nos hará sentir fuertes y ágiles y eso a nivel mental nos hará liberar endorfinas que son las hormonas que nos hacen sentir bien. Por ello no debes interrumpir tu rutina de ejercicio durante la regla y no vale como excusa al profe de gimnasia porque estás con el periodo. Al contrario, el ejercicio te vendrá bien y hará que te duela menos la regla. Quizás necesites adaptarla pero también te aconsejaré que te permitas descansar si te apetece. Solo tienes que escuchar a tu cuerpo.
Evita tóxicos como el alcohol y el tabaco y los famosos disruptores endocrinos (bisfenol A, pesticidas, filtros ultravioletas…) presentes en muchos plásticos.
Y no nos olvidemos del sueño tan necesario para que nuestro cerebro se resetee correctamente Intenta dormir entre 6-8 horas cada día.
Recuerda que tu regla es un indicador de salud, que debes observar y ver que cumple su patrón, incluso puedes fijarte en todos los cambios emocionales que te puede generar y que puedes interpretar. (“uy que sensible estoy, debo de estar a punto de que me baje la regla”).
Aun así debes de consultar con tu médico si tus reglas duran más de 7 días, son muy abundantes (necesitas cambiarte muy a menudo o incluso tienes miedo a manchar la cama o la silla) tienes coágulos de un tamaño superior a una moneda, son muy dolorosas (es decir no se te alivia con un analgésico de venta libre) o si te viene cada 15 días o al contrario tardan más de 40 días. También debes de fijarte si manchas entre tus ciclos o tras tener relaciones. En estos supuestos podrías tener algún problema médico que podría precisar tratamiento por lo que no demores tu revisión ginecológica.
¿Sufres cuando te llega la regla?
Una alimentación equilibrada, hacer ejercicio regularmente, hacerte tus revisiones ginecológicas periódicas y tener una red de amigas con las que hablar y reírse son las bases de una vida saludable que a la larga repercutirá en que tus ciclos sean solo una parte más de tu vida, no una preocupación. Si te quedo alguna duda o quisieras una asesoría, me puedes encontrar en Instagram como @dr.matildegomez
Portada: Mike Murray
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Soy Matilde Gómez Frieiro, doctora en Medicina y especialista en Ginecología y Obstetricia con más de 30 años de experiencia. Me gusta definirme como ginecóloga de cabecera pues he tenido la suerte de acompañar a muchas mujeres en todas las etapas de su vida desde la adolescencia a la postmenopausia. Son mis pacientes las que me han hecho crecer con sus preguntas, muchas veces con cuestiones fuera de la ginecología clásica pero que me llevaron a investigar más allá para poder ofrecerles una respuesta. Por eso me introduje en los estudios de ginecología funcional y regenerativa para adaptarme a lo que demandaban mis pacientes. Actualmente estoy haciendo una labor divulgativa en Instagram y en diferentes medios de comunicación donde comparto lo que sé de una manera rigurosa pero asequible a cualquiera para que se todas conozcamos como funciona nuestro cuerpo y así aprender a cuidarlo.