Muchas veces tendemos a confundir lo que es el amor, estar enamorada o tener una dependencia emocional. Pero, ¿Por qué? Cuando creemos que estamos perdidamente enamoradas, lo que realmente pasa es que somos dependientes de esa persona. ¿Te ha pasado? Mi nombre es Sonia Gómez, soy psicóloga magíster en psicología clínica y especialista en psicopatología con enfoque cognitivo conductual. Hoy vengo a contarte qué es la dependencia emocional, cómo se siente y cómo puedes identificar si realmente quieres a esa persona o si no quieres estar sola.

Empecemos por entender que la dependencia emocional es un estado psicológico donde dependo desmesuradamente de otros para satisfacer mis necesidades emocionales y físicas; por lo que implica un estilo de subordinación y sumisión pues llevo incluso a renunciar a mi individualidad o a mi libertad personal, para ir en búsqueda de una aparente felicidad ilusoria y dicha aprobación externa. Esto puede tener lugar en las relaciones familiares, de pareja, amistad y es tan frecuente en hombres como en mujeres.
 

Muchas personas me han preguntado sobre cómo se siente ser dependiente de alguien, al responder esta pregunta no puedo más que forzarme a trasladarme a los zapatos de mis pacientes con dependencia emocional. Muchas veces, ellos manifiestan tener una sensación de estar atrapados en emociones supremamente desagradables, como el miedo por ser abandonado, por no ser aprobado, por no ser querible, la angustia e impotencia cuando aparece un problema que pone en riesgo la relación. Pero, a la vez se da la existencia de una sensación de confort hacía un vínculo que duele demasiado soltar; a diferencia de lo que nos muestran muchas literaturas, a mi consulta casi siempre vienen siendo ya conscientes del problema y dicen “No quiero dejarlo, pero se que debo dejarlo porque no me conviene” o frases tipo “No me hace bien, pero no puedo estar sin él”, “No podre soportar el estar sola, necesito de él”. Estas frases me demuestran que al estar en un estado de plena consciencia, tienen la impresión de que esa decisión al doler tanto, no está bajo su control porque lo manifiestan como una necesidad insaciable de estar con esa persona y no ser capaz de cortar con el vínculo.

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Además, se evidencia que todo lo que sienten es consecuencia de la manera en cómo procesan, piensan y razonan. Por otro lado, también se siente frustrante porque me anuló por completo para evitar la pérdida y el abandono, entonces intento ser todo lo que esa persona espera de mi; anuló mis opiniones, mi identidad, teniendo presente que soy vulnerable ante la desaprobación.

Es importante que disfrutemos de la soledad y el querer estar sola es una necesidad humana que es sano y permanezca presente, estando o no estando en pareja. Es importante que cuando consigamos una vida en pareja aprendamos a asumir que a pesar de compartir la mayoría de las experiencias significativas, no podemos perder la individualidad, el hábito de conectar con nuestras emociones en soledad, de abrir espacios de disfrute personal, de meditar, de aprender sobre nuestros intereses, leer, escuchar música, ver películas, escribir, pintar, entre otros. Cuando el querer estar solo, te pesa a ti o a tu pareja, probablemente hablamos de la existencia de un problema relacionado con la necesidad de estar con el otro para sentirme pleno.

Ahora, ¿Cómo podemos identificar que ya no queremos estar con nuestra pareja? Te das cuenta de esto porque a partir de un proceso decisivo tu mente aprecia más los beneficios de permanecer en un estado de soledad, sin pareja, que no estarlo. Muchas veces no se trata de que no quieras estar con tu pareja, sino de que no te conviene estar con esa persona; todo esto lleva a un balance decisional de revisar ventajas y desventajas. Esta decisión conlleva a un proceso de evaluación de cómo te ves a largo plazo. Algunas señales para identificar que no quieres seguir en esa relación son:

● Pensamientos desagradables frente a la relación.
● Emocionalidad muy plana por un largo tiempo.
● Poco disfrute.
● Una perspectiva de sin sentido hacía todo lo que realizas con esa persona.

 
Pero, muchas veces nos preguntamos ¿Por qué nos da miedo quedarnos solos sin pareja? ¿Qué hay detrás de esto? Realmente depende mucho. Desde una visión multicausal podrían ser innumerables los motivos y dependerá de la historia. Sin embargo, los autores cognitivos han demostrado que las experiencias tempranas configuran gran parte de la estructura de nuestra personalidad creando un patrón al momento de asumir y recrear vínculos afectivos.  En el caso de la sobreprotección, cuando los niños no constituyen una identidad, no se les es permitido alcanzar metas, piensan que no tienen las competencias necesarias para enfrentar el mundo y al no ser cubierta esta autonomía y desempeño, se genera esa necesidad de los demás para tener bienestar.

También sucede con el estilo de crianza abandónico o indiferente, donde hay poca atención, poca seguridad afectiva; entonces, cuando uno crece, no se siente merecedor y tengo temor a la indiferencia o al abandono, porque implica recrear todo lo que ya sufrí. En otros casos, la raíz puede encontrarse en un aprendizaje por observación. Se ha demostrado que cuando tenemos un modelo de madre o padre dependiente emocionalmente, esta es la manera como aprendemos a vivir y a vincularnos. Vemos la variable del ambiente, y también la cultura influye mucho, esos programas de televisión donde nos muestra desde niños que la felicidad es el estar siempre en pareja, por mucho que existan problemas entonces se soporta el amor porque todo lo puede y el final feliz.
 

Para esas mujeres que están en una relación que quisieran salir y no saben como, suena desagradable pero, el dolor hará parte del proceso. Algunas pautas para hacer el proceso más llevadero en el momento de terminar la relación son:

1. Anticipar a la persona de la noticia.
2. No esperar que una situación sea el detonante para la terminación.
3. Escoger un momento privado y en calma.
4. Mostrar seguridad ante la decisión utilizando frases como “He pensado esto durante un largo tiempo” porque cuando se brindan expectativas o esperanzas, se perpetúa el dolor.
5. No buscar culpables y agradecer por todo el tiempo ofrecido.

Ante esta decisión ten en cuenta las ventajas que trae a largo plazo y claramente un acompañamiento terapéutico para el proceso del duelo. Si necesitas algún tipo de asesoría me puedes encontrar en Instagram como @psi.soniagomez

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