El perdón es una decisión consciente y emocional que nos permite soltar aquello que nos causa daño. Al elegir perdonar, liberamos nuestra carga emocional, dejando atrás el resentimiento y la culpa. A menudo, lo que nos impide perdonar es la resistencia emocional que creamos, y las expectativas que ponemos en la otra persona, culpándola de nuestro dolor. Esta actitud nos hace vulnerables y nos impide conectarnos con nuestra felicidad. Mi nombre es Angeline Bernal, psicóloga; y hoy vengo a contarte cómo puedes aprender a perdonar a esas personas que te hacen daño y lo liberador que es este proceso.
El perdón es un valor que nos permite soltar el dolor y la carga emocional que nos afectan. No es algo sencillo, pero es fundamental para conectar con nuestra vulnerabilidad y permitirnos ser libres. El primer paso para perdonar es perdonarnos a nosotros mismos y aceptar que todos cometemos errores. El amor verdadero no lastima, sino que suma, por lo que si alguien nos hace daño, es importante reflexionar sobre su amor verdadero.
El acto de perdonar nos permite liberarnos de la carga emocional que nos impide avanzar. A menudo, nuestra resistencia emocional nos lleva a actuar de forma defensiva, atacando, paralizándonos, huyendo o justificando los actos del otro. Para contrarrestar estas barreras emocionales, es importante entender qué necesitamos emocionalmente y actuar en consecuencia.
El acto de perdonar, la consecuencia o el resultado es liberador, es prácticamente elegir cuál es el camino más sano, tal vez no el correcto socialmente, pero aun así me va a garantizar liberarme de eso que me pesa. Cuando uno reconoce ese mecanismo de defensa o escudo que está generando el evitar perdonar, identificamos esa herramienta que nos va a contrarrestar. Los mecanismo de defensa pueden ser 4:
1- Atacar, con rabia, resentimiento. Esa es una forma de liberarte de eso que te está doliendo pero no es la más sana.
2- Paralizarnos ante esa situación que nos hizo daño, no sentimos nada y nos hundimos en esa sensación y de ahí no pasa.
3- Huir, cuando preferimos no hablar del tema, desahogarnos, empezar a actuar de otra forma como por ejemplo, irnos de fiesta a tomar y no enfrentar lo que pasó. Evitar el dolor no va a hacer que este desaparezca, pero sí que se prolongue el sentimiento.
4- Vincularte de una forma compasiva o adaptativa con esa persona que te hizo daño justificando sus actos.
Cuando hablamos de herramientas que contrarresten estas barreras emocionales que nos auto imponemos debemos saber desde qué lado me estoy vinculando con esa situación. Posiblemente es atendiendo a lo que uno carece emocionalmente. Accionamos y reaccionamos frente a las herramientas o al kit de emergencia emocional que tenemos para poder llevar a cabo esa situación.
Por ejemplo, si mi situación es de abandono, de rechazo porque en mi infancia se vivió esto de parte de mis principales progenitores pues vamos a buscar protección, aprobación y aceptación en pareja; si se va nos duele, pero si se queda nos duele pero aguantamos. En este caso, ni siquiera reconocemos esas heridas emocionales para permitirnos trabajarlas, resignificarlas y trascenderlas. Esto se vuelve un estilo de vida, desde ahí uno se para y se posiciona ante la vida.
Entonces, la primera herramienta es reconocer esas heridas emocionales con las que me estoy vinculando y que vienen de un pasado. Debo ser mi propia observadora frente a eso, reconocerlo, aceptarlo y trabajarlo y si no, el resultado va a ser seguir replicando el patrón.
¿Te cuesta perdonar?
La segunda herramienta es el ho'oponopono, el contenido de esto es una liberación de esas memorias y patrones de dolor. Es poder tener una coherencia de lo que pienso, siento y hago; tener la coherencia de querer liberarme de eso, hacerte parte de reconocer qué siento. Entonces, lo siento, te amo (el te amo no es a la persona, sino amo ese dolor que me está viniendo a enseñar algo); y perdoname, perdonate por juzgarte por elegir el camino más difícil que es evadir y no afrontar. Y por último, gracias a esa situación de dolor porque me está permitiendo mostrarme otras oportunidades de volver a comenzar conmigo misma. Esta técnica milenaria parte de repetir las palabras y hacerlas desde la permanencia, conciencia y consistencia. Mirar la situación y el dolor, desde la compasión y comprensión: lo siento, te amo, perdoname, gracias. Desde nuestra reprogramación neurolingüística y emocional empezamos a sanar, porque lo que pienso, siento y hago es lo que proyecto frente a la vida. Si todo el tiempo tenemos pensamientos obstructivos, intrusivos, negativos, de rabia o venganza, empezamos a actuar con rabia, con desprecio y por eso es tan importante la coherencia qué lo que pienso, siento y hago es lo que quiero y elijo para mi vida.
Si te quedo alguna duda o quisieras una asesoría me puedes encontrar en instagram como @psicologa.angebernal
Portada: Loc Dang
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