La maternidad, intrínsecamente única y compleja, se manifiesta como un viaje emocional inigualable que puede dar lugar a una amplia gama de sentimientos, entre ellos, la sensación de no estar a la altura de las expectativas preexistentes. Este viaje, caracterizado por la conexión íntima con la vida que uno trae al mundo, a menudo se entrelaza con la aparición de emociones complejas y desafiantes. Entre estas, la culpabilidad y la percepción de insuficiencia se destacan como compañeras frecuentes en el camino de muchas madres. Comprender las raíces profundas de estos desafíos emocionales es esencial para abordarlos de manera efectiva y promover un enfoque más compasivo hacia la maternidad. Mi nombre es Deborah Bellota, soy psicóloga. Hoy exploraremos algunas de las razones fundamentales que contribuyen a estas experiencias emocionales y cómo las expectativas sociales, la presión interna y la salud mental desempeñan un papel crucial en la configuración de la narrativa individual de cada madre.
Una de las principales razones por las cuales algunas madres se sienten malas madres es la presión de cumplir con las expectativas sociales y culturales en torno a la maternidad. La sociedad a menudo presenta un modelo ideal de madre respaldado por instituciones y organismos mundiales, lo que puede generar culpabilidad en aquellas que no pueden cumplir con estas expectativas.
Por ejemplo, las demandas culturales de la lactancia materna pueden crear conflictos emocionales. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna hasta los dos años, algunas mujeres pueden enfrentar dificultades médicas, personales o incluso no desear continuar con la lactancia, generando sentimientos de culpa y etiquetándose a sí mismas como malas madres.
El "Super Yo", un espacio psíquico que alberga normas y expectativas sociales, culturales y mandatos familiares, puede llevar a las madres a sentirse culpables por no cumplir con ciertos estándares. Este conflicto interno es entre lo que se espera de ellas (las expectativas externas), más los mandatos internos (lo que yo espero de mi misma) y sus propias necesidades subjetivas a cada mamá puede resultar en la percepción de ser una mala madre.
Es esencial reconocer que las expectativas culturales a menudo no tienen en cuenta las variaciones individuales y subjetivas. Romper con estas presiones puede ser un proceso necesario para muchas mujeres, aunque enfrenten la incomodidad inicial de sentirse una "mala madre".
Los modelos de maternidad que internalizamos a lo largo de nuestra infancia, observando a nuestras madres y figuras familiares, pueden influir en cómo nos percibimos como madres. Al introducir estos modelos puede llevar a comparaciones poco realistas y generar sentimientos de insuficiencia.
Es importante reflexionar sobre estos modelos internalizados y trabajar hacia una percepción más auténtica y saludable de la maternidad, alejándose de las expectativas externas que pueden no alinearse con nuestras necesidades y deseos individuales.
La salud mental juega un papel crucial en la percepción de la maternidad. La falta de apoyo, la presión constante y la autoexigencia pueden aumentar los niveles de ansiedad y contribuir a sentimientos de incompetencia.
Buscar acompañamiento profesional, como la psicoterapia, puede ser fundamental para abordar las emociones displacenteras y trabajar en procesos a nivel preconsciente e inconsciente. La madre "suficientemente buena", según el concepto de Winnicott, no busca la perfección, sino responder adecuadamente a las necesidades de sus hijos.
La experiencia de la primera maternidad puede ser abrumadora debido a la novedad y la falta de experiencia práctica. Sin embargo, las madres experimentadas pueden sentir menos presión en su segunda o tercera vez, al haber aprendido de errores anteriores y contar con un bagaje de información empírica.
El proceso de aprendizaje y adaptación puede llevar a una mayor aceptación y menos sentimientos de culpa en madres con experiencias múltiples, al comprender que la perfección no es el objetivo, sino ser lo suficientemente buenas para satisfacer las necesidades de sus hijos.
¿Crees que la opinión de tu familia afecta tu manera de ver la maternidad?
Desafiar las expectativas culturales, aceptar la propia experiencia y buscar apoyo emocional y profesional son pasos cruciales para abordar los desafíos emocionales que pueden surgir en el viaje de la maternidad. Ser consciente de que la maternidad no tiene un estándar único y que cada experiencia es única puede ayudar a liberar a las madres del peso de la autoexigencia y permitirles abrazar su autenticidad como madres reales, más allá de las expectativas externas. Si te quedo alguna duda o quisieras más información, me puedes encontrar en Instagram como @maternidad_crianza_familia
Portada: Yan Krukau
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Soy mamá de Bruni, de 4 años de edad, vivo con mi pareja e hijo en CABA. Argentina.
Me especializo en maternidad, paternidad, crianza y familia desde una mirada sistemática y vinculos de pareja.
Además, soy Especialista en Sueño Infantil y @buso Sexaual Infantil.
Tengo un Centro Integral de Psicología con un gran equipo de Psicólogos, con variedad de especializaciones y distintas orientaciones: Psicoanálisis, Sistémica, Cognitivo Conductual, Gestáltica, Mindfulness y Sexología.
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