Maritza Castillo

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Una mujer cuya fuerza, valentía y resiliencia la han convertido en un ejemplo a seguir para todos. A pesar de haber enfrentado una de las pruebas más duras de la vida, perdiendo su visión por estrés, Maritza Castillo ha demostrado que la verdadera fortaleza no se mide por lo que podemos ver, sino por cómo elegimos afrontar las adversidades. Su actitud positiva, su pasión por la vida y su constante deseo de inspirar a otros, especialmente a quienes enfrentan desafíos similares, la convierten en una mujer única. Hoy, como parte de nuestro mundo PANDORASCODE, celebramos a Maritza como una de nuestras MUSAS, una mujer que, con su luz interior y su ejemplo de superación, nos recuerda que la verdadera fuerza reside en la capacidad de levantarse una y otra vez, sin importar las circunstancias.

PC: ⁠¿Cómo comienzas tu día?  
MC:
Bueno, ahora que estoy pensionada, mi rutina es un poco más tranquila. Normalmente, me despierto temprano, alrededor de las 6:30 de la mañana, y lo primero que hago es prender el televisor para escuchar las noticias. Después de tantos años trabajando, mi reloj biológico está acostumbrado a despertarse temprano. Además, ya no duermo tanto como antes.

Hay días en los que nos levantamos tan temprano como a las 4:30 de la mañana. Mi esposo se encarga de despachar a Milo, mi hijo y, una vez que están listos, yo me quedo despierta escuchando noticias.

 

PC: ¿Qué es lo más valiente que has hecho?
MC:
Lo más valiente que he hecho, sin duda, ha sido darle la espalda al suicidio. Decir: "No, no cabes en mi vida". Creo que esa decisión me ha demostrado lo fuerte que puedo llegar a ser. Es algo que considero uno de mis mayores logros, porque ya llevo 42 meses viviendo en esta condición sin poder ver. Hay días buenos, en los que digo: "Puedo, soy capaz, esto no me va a vencer". Pero también hay días en los que la depresión te abraza, te atrapa, y parece que no te quiere soltar. En esos momentos, busco mis herramientas internas y me repito: "No, nada te puede quedar grande. Esto tampoco". Y entonces le doy la espalda a esa sensación, a esos pensamientos, y sigo adelante. Para mí, eso ha sido un acto constante de valentía: enfrentar la depresión y los pensamientos negativos y decirles "chao".
 

PC: ¿A qué mujer admiras? ¿Por qué?
MC:
Admiro mucho a Alejandra Azcárate. Me parece una mujer que se para firme, dice la verdad con respeto y contundencia. Además, tiene un humor negro que siempre me ha encantado. Aunque más allá de su humor, la admiro por cómo enfrentó todo lo que le pasó con su esposo. Fue una situación muy dura, y todo el mundo se le vino encima, la juzgaron y la atacaron sin piedad. Sin embargo, ella tuvo la valentía de salir públicamente junto a su esposo y decir: "Lo logramos, seguimos adelante los dos". Esa capacidad de sobreponerse a algo tan difícil, sin perder su esencia, me inspira muchísimo. Es una mujer que admiro y, la verdad, me cae muy bien.

 

PC: ¿Cuáles son tus 2/3 pilares de vida?
MC:
Primero, el amor propio. Si no tengo amor propio, no hay nada; todo comienza desde ahí. Mis otros dos pilares son mis hijos, Alejandro y Emiliano. Ellos son mi mayor soporte y la razón de mi vida.

Aunque mi esposo es importante y lo amo profundamente, siento que mi vida no tendría sentido si no fuera por mí misma y por ellos. Mis hijos son mi motor. Los amo con todo mi corazón.

Alejandro, el mayor, es más serio y muy responsable. Siempre está pendiente de mí, me ayuda con cosas como recordarme revisar el correo o pagar facturas. Emiliano, por su parte, es un amor. Tenemos una relación muy cercana, a veces incluso parecemos "novios tóxicos" porque discutimos, pero siempre estamos llenos de amor y paciencia el uno con el otro.

Con ellos a mi lado, siento que podría seguir adelante en cualquier circunstancia. Son mi todo, mi fuerza, y quienes le dan sentido a mi vida.


PC: ¿La lección más poderosa que te ha enseñado ser madre?
MC:
Uy, esa pregunta me dejó pensando, porque la verdad ser madre es algo muy complejo. Además, mis dos experiencias de maternidad han sido muy diferentes.

Con Alejandro, mi primer hijo, su papá era muy ausente y poco responsable. Eso me obligó a ser una mamá muy trabajadora y autosuficiente para sacar adelante a mi hijo prácticamente sola. En cambio, con Emiliano, su papá es todo lo contrario: un hombre presente, responsable y comprometido. Ha sido una experiencia completamente distinta.

Creo que la lección más grande que me ha dejado la maternidad es la fortaleza para seguir adelante. Las madres enfrentamos muchos retos desde el momento de la concepción: el embarazo, el parto, la crianza, incluso cosas como la lactancia. Es un camino lleno de desafíos, pero también de mucho amor.

Ser mamá me ha enseñado que, sin importar las circunstancias, siempre estoy ahí para mis hijos, dándoles mi mejor versión. Esa fortaleza y resiliencia son, sin duda, las lecciones más poderosas que he aprendido.


PC: ¿Cómo celebras las buenas noticias?
MC:
Lloro, lloro muchísimo. Es algo que me llena de emoción porque me recuerda que estoy viva, que sigo sintiendo. De hecho, incluso cuando las cosas no van tan bien, también lloro, porque esa capacidad de sentir me hace saber que estoy aquí, que existo. Lo que realmente me preocuparía sería el día en que ya no sienta nada, porque sería como dejar de existir.

Cuando llegan buenas noticias, soy muy efusiva. Lloro, abrazo a todo el mundo y me convierto en un derroche de cariño. Soy de esas personas que se derriten de amor. Mis hijos, pobrecitos, no tuvieron opción, les tocó una mamá melcochuda y súper abrazadora. Además, bailo. Amo bailar, brinco, salto, perreo, culebreo, salseo... ¡lo que sea! Para mí, bailar es la mejor manera de expresar que estoy feliz y de sentirme viva.

Lo mejor es que no necesito una compañía para bailar. En mi casa pongo música en el televisor y bailo sola, donde sea y como sea. Mis vecinos probablemente piensen que estoy loca porque siempre tengo las cortinas abiertas, la luz entrando, y ahí estoy yo, bailando sin parar.

Mi esposo no baila nada, pero no me importa, yo me las bailo todas. En la calle, con mi bastón, si escucho una canción que me gusta, me pongo a bailar con quien esté cerca: mis papás, mis amigos, otros ciegos... ¡con quien sea! Así soy yo, disfruto el momento y dejo que la música me llene de vida.

PC: ¿Cuál ha sido tu mejor adquisición? 
MC:
Uy, qué pregunta tan interesante. Creo que mi mejor adquisición ha sido la aceptación de mi discapacidad. Es algo que realmente me llena, porque no ha sido fácil, pero el día que entendí que mi vida iba a ser así, todo cambió.

Te cuento, no tengo casa, ni carro, ni nada material, porque todo lo hemos invertido en mi tema médico, y no me arrepiento en absoluto. Pero cuando acepté que esta era mi realidad, que no podía cambiarlo, fue como un renacimiento para mí. Literalmente pensé: "Ya está, no hay nada más que hacer", y desde ahí aprendí a vivir plenamente, a disfrutar de lo que tengo y no de lo que me falta.

Para mí, aceptar esta discapacidad fue un acto liberador. Me permitió dejar de luchar contra lo que no podía controlar y empezar a enfocarme en lo que sí podía construir. Esa aceptación me transformó, y aunque mi familia me dice todo el tiempo que soy una "berraca", yo sigo sintiéndome la misma persona de siempre.


PC: ¿Cuál es el mejor consejo que puedes dar a otras personas con una discapacidad que sienten que no van a lograr eso que tanto desean?
MC:
El mejor consejo que puedo darles es que la discapacidad no debe definirse como una incapacidad. Personalmente, no me gusta que me llamen discapacitada, ya que aunque no tengo la capacidad de ver, tengo muchas otras habilidades. Puedo cocinar, maquillarme, peinarme, hacer las tareas del hogar… soy una mujer completamente capaz.

Lo que quiero decir es que, aunque algunas cosas puedan ser más difíciles, no significa que no tengamos la capacidad de hacer muchas otras cosas. Somos buenos con las manos, con la escucha, con la memoria… depende de cada uno, pero siempre hay algo en lo que podemos destacar.

Además, les diría que no bajen la cabeza. Incluso si no pueden verse en un espejo, eso no significa que el mundo no las vea. ¡Lleven su bastón con orgullo! No importa si no se maquillan, pero cuídense, pónganse un poco de brillo en los labios, arreglen su cabello, vístanse con lo mejor que tengan. Dejen que el mundo las vea con admiración, no con lástima.

No se dejen derrumbar. Siempre hay personas en situaciones más difíciles, y aunque esto pueda sonar duro, es una realidad. Lo importante es seguir adelante, porque siempre se puede.


PC: ⁠Cuando te has sentido frustrada o derrotada en tu vida ¿Cómo has logrado superar estas situaciones? 
MC:
Cuando me siento frustrada o derrotada, miro atrás y en lugar de enfocarme en lo que me pasó en ese momento, me concentro en lo que he logrado a lo largo de mi vida. Veo a mis hijos, a las personas como tú que me dicen cosas bonitas... eso me llena de alegría.

Es cierto que la frustración aparece a diario por diferentes situaciones. Por ejemplo, a veces cocinando se me queman las cosas o no me quedan como me gustaría, y aunque me frustre un poco, respiro y me digo a mí misma: "Lo podía hacer antes, lo voy a lograr nuevamente." Es cuestión de paciencia y perseverancia.

Pero siempre que me siento así, me tomo un momento para pensar y recordar lo afortunada que soy. Mi situación podría ser mucho peor, pero aquí estoy, luchando, avanzando, y eso es lo que me da fuerza para seguir adelante.

PC: ¿A qué quisieras atreverte?
MC:
Me encantaría saltar en paracaídas. Siempre me ha fascinado la idea de lanzarme al vacío, ya he hecho bungee y escalado, pero ahora me falta algo que implique estar en el aire. Definitivamente, saltar en paracaídas es algo que quiero hacer.

En cuanto a lo demás, suelo llevar una vida bastante normal. Por ejemplo, salgo sola, tomó el Transmilenio o el SITP. Al principio mi esposo me llevaba, pero luego, por razones económicas, decidí aprender a moverme por mí misma. Aunque al principio me costó un poco adaptarme, ahora ya me siento más independiente. Es cierto que la empatía de la gente no siempre es la mejor, especialmente cuando me subo al transporte, pero no me detengo; me siento segura y hago lo que debo hacer. A veces parezco una lorita porque me gusta conversar con la gente, pero lo importante es que sigo adelante.

Si pudiera soñar a lo grande, me encantaría ganar el Baloto y, claro, tener una casa frente al mar. No creo que sea algo imposible, y me mantengo con la esperanza de que algún día pueda hacer realidad ese sueño.

PC: ¿Qué no volverías a repetir?
MC:
La verdad es que no cambiaría nada. Si tuviera la oportunidad de borrar algo de mi vida, creo que mi vida sería completamente diferente, y no sé si esa diferencia sería para bien o para mal. Prefiero quedarme con la vida que tengo, tal como es. No cambiaría nada, absolutamente nada. Me encanta tal como es, y realmente estoy feliz con todo lo que he vivido.


PC: ¿A quién conoces tú que yo deba conocer? ¿Por qué?
MC:
Se llama Carlos, y aunque él tiene una discapacidad diferente a la mía, también enfrenta un desafío físico. Vive en Fusa y es un gestor cultural. Trabaja con la alcaldía y se dedica a rehabilitar a otras personas ciegas. Es realmente un ejemplo de vida y un hombre increíble, que hace muchísimo por la comunidad. Tiene una energía contagiante y su labor es admirable. La verdad, es un espectáculo de persona, una verdadera inspiración.


PC: ¿Cómo te consientes?
MC:
Soy bastante cuidadosa con mi cabello. Me hago mis propias mascarillas y matizantes. Siempre le digo a mi esposo: "¡Mira cómo estoy de mona!" Y, claro, me hago el matizante para verme aún mejor. También soy muy meticulosa con mis manos y mis pies, siempre dándoles un cuidado especial. Me encanta consentirme en esos detalles. Además, soy muy exigente con los zapatos. Me gustan mucho los tenis, así que siempre que tengo oportunidad, me compro unos nuevos.

En cuanto al tema de los bastones, me encanta personalizarlos. Aunque el protocolo establece que debe haber bastones con cintas de diferentes colores para distinguir el tipo de discapacidad, el mío es fucsia, ¡y no me importa! Soy como una ciega revolucionaria. Uno de mis bastones parece un bastón navideño con espiral blanco, otro tiene anillitos rojos, blancos y negros, y también tengo uno azul bebé. Me encanta tener mi propio estilo y sentirme a la moda. Aunque sé que la vida no siempre es lineal, trato de transmitir energía positiva. Muchas personas me dicen que disfrutan pasar tiempo conmigo porque siempre trato de mantener una actitud positiva y divertida.

PC: ¿Qué te hace ser Maritza? Si pudiéramos destilarte y sacar tu esencia que es lo que te hace ser tú.
MC:
 Si tuviera que destilar mi esencia, te diría que lo que me define es mi fuerza. Soy muy fuerte, gracias a Dios, a la vida, al universo y a mi padre. Soy una estampa de él, la versión femenina de mi papá. Él es de esos campesinos fuertes que no se dejan, y me encanta que haya sido así. Gracias a Dios, salí como él: con mucha fuerza. Siempre le digo a la vida: "Si me falta algo, sigue mandando, pero mientras tenga salud, estaré de pie para recibir todo lo que venga." Esa es mi actitud: firme y dispuesta a enfrentar lo que sea.

 

PC: ¿Cuál es el lema de tu vida ?
MC:
Creo que son muchos lemas, pero uno que definitivamente me ha marcado es el de cambiar mi percepción sobre lo material. Antes vivía para conseguir cosas, como el carro, la casa, y otras cosas por el estilo. Pero hoy, después de una conversación con mi esposo, me di cuenta de algo importante: el día de hoy es lo que tengo. Yo le compré un regalito a cada persona de la familia, y le dije: "Aunque me quede sin nada, no me importa, porque lo que pase mañana no lo sé. No sé si amaneceré viva, entonces lo que haga hoy, lo quiero vivir intensamente."

Yo quiero disfrutar cada segundo, quiero abrazar a las personas, quiero decirles que las amo, aunque algunos me digan "eres tóxica" o "fastidiosa". No me importa. Prefiero que me recuerden como "la floripondia de la Maritza", no como una persona amargada o destruida. Me encantan las flores, los colores, Mickey Mouse, los tenis, y me gusta que me recuerden así, disfrutando de la vida.

También creo que todo lo que me ha pasado tiene un propósito. Estoy en el camino de entender cuál es, pero estoy segura de que tiene que ver con que la gente nos vea como personas normales, porque en realidad, somos normales. Lo único diferente es que tenemos una condición, pero eso no nos hace anormales. Tal vez ese sea uno de los grandes propósitos de mi vida.

 

PC: ¿Cuál es tu placer culposo?
MC:
Ay, los hombres jajaja No, no es un placer culposo, pero lo que pasa es que, a veces, me molestan mucho. Como que digo: "Ay, Dios, aléjense, aléjense, aléjense". Pero, en realidad, dentro de todo, los hombres sí son un placer culposo para mí. A veces se me acercan algunos y pienso: "Ay, menos mal no veo bien, porque me lo tragaría entero". Dios me hizo así jajaja Lo curioso es que a veces lo digo delante de mi esposo, y él no me coje la caña jajaja

PC: ¿En qué o quién crees?
MC:
Creo en el universo, en lo energético. Sí, obviamente creo en Dios y todo eso, pero también siento que la energía de una persona, o te atrae o te aleja. No sé si es por mi condición, pero las personas se me acercan y uno puede sentir cuando la energía de alguien es buena o no.

Creo mucho en el tema energético, en el karma, en que la vida te da lo que necesitas vivir para aprender, para todo. Creo profundamente en eso.


PC: ¿Cómo terminas tu día?
MC:
Bueno, no soy mucho de quedarme en la cama porque me da miedo acostarme y no poder levantarme al día siguiente, ¿me explico? Entonces, suelo levantarme bastante. En la noche, me gusta ir a un lugar muy bonito de la casa, que es la terraza. Allí me siento a escuchar música, casi todas las noches. A veces, cuando puedo, me tomo un tinto o un vino, o a veces no tomo nada, pero casi siempre estoy allí.

A veces, también hablo con Nilo, mi hijo. Somos muy habladores. Él me pone una película y me la explica, me la cuenta... Entonces, soy bastante tranquila en general. Y si me llevan a rumba, pues terminó amaneciendo... Mentira jajaja

 

PC: Canción o banda sonora de este momento de tu vida
MC:
Hay una canción que, aunque no es precisamente de mi género, me ha tocado mucho. Es una de Karol G, es Ocean,  siento que ella se la hizo con tanto amor a ese hombre, que se la puedes dedicar a tu hijo, a tu mamá, o a cualquier ser querido. Es una canción de amor pura.

Otra que me emociona mucho es la de "Ojos Color Sol" de Calle 13, que mi hijo me dedicó. Esa canción me mueve todo, me llega al alma. ¡Es increíble!


 

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